Periodistas Unidos. Ciudad de México. 03 de julio de 2021.- El martes 29 de junio hubo un enfrentamiento de resultados trágicos: golpeados, heridos por cohetones, apaleados y hasta detonaciones de arma de fuego en la sede del partido más viejo del país: el PRI.
En sus amplios edificios de Insurgentes Norte se enfrentaron dos grupos. Uno conducido por Ulises Ruiz, ex gobernador oaxaqueño y quien depredó a su estado y reprimió a sus paisanos constante e impunemente, y por el otro las huestes de Alejandro Moreno, apodado Alito o Amlito, esto último debido su cercanía con el actual Presidente de la República.
La noticia no fue muy destacada en la mayoría de los informativos porque la otrora maquinaria aplanadora en las elecciones, la cual gobernó más de 70 años al país y fundada hace 92 años por los revolucionarios que modificaron la nación, es hoy un cascarón.
Su gran edificio, desde hace años tiene una enorme cantidad de despachos vacíos o con muebles viejos sin ocupar. Incluso da miedo recorrer sus pasillos solitarios.
Quien llegó a ganar, “de todas, todas”, y entregó la primera gubernatura al PAN en 1989, en Baja California, estando Carlos Salinas en la Presidencia de la República y Luis Donaldo Colosio al frente del tricolor, empezó lenta pero constantemente a declinar. Y de casi siete millones de militantes con los que contaba en 2019, ahora sólo acredita ante el INE un millón 398 mil, una disminución de más de cinco millones.
En las pasada elecciones, perdió las ocho gubernaturas donde compitió, incluidos Campeche (tierra de Alito) y Colima, donde jamás había sido derrotado. Hoy sólo le quedan en sus manos los estados de Coahuila (en el cual los Moreira, Humberto y Rubén, mandan), Estado de México (Alfredo del Mazo ganó con fraude antes de la elección presidencial), Oaxaca (Alejandro Murat es el tapete de López Obrador) e Hidalgo (que perderá ya que hasta la llamada Sosa Nostra, el poder en la universidad estatal, ya se alineó a Morena, no obstante que su capitán, Gerardo Sosa, está en la cárcel).
El PRI, entonces, va rumbo a ser otro PRD que con trabajos logrará mantener su registro.
Un dato más muestra lo anotado: únicamente ganó 11 candidaturas de diputados yendo solo y tiene 65 más en la alianza forzada con su enemigo histórico, el PAN, y el PRD, al que veía con desdén y reprimía constantemente.
Debe anotarse que, en los últimos cinco años, el otrora partidazo, ha tenido 10 presidentes nacionales: Humberto Moreira, Cristina Díaz, Pedro Joaquín Coldwell, César Camacho, Manlio Fabio Beltrones- quien perdió siete gubernaturas bajo su mandato-, Enrique Ochoa- impuesto por Luis Videgaray-René Juárez y Claudia Ruiz Massieu- sobrina de Carlos Salinas de Gortari-, y ahora: Alejandro Moreno.
La trifulca del martes 29 fue entre un grupo de porros encabezados por el rufián de Ulises Ruiz y Nayelly Gutiérrez Gijón, quienes piden la renuncia de Alito dados los malos resultados electorales y que fueron excluidos de todos los cargos de elección.
Detrás de Ulises- quien le hizo un lujoso hospital en Coyoacán a su esposa, María de Lourdes Salinas Ortiz, llamado Sedna, con lo que se robó de equipo médico y estafas al pobre estado de Oaxaca-, está Roberto Madrazo Pintado, el mismo que en 2006 se impuso con todo como candidato a la presidencia de la República por el PRI, y el resultado fue que el ante llamado Invencible cayó al tercer lugar de los votos. Actualmente Madrazo financia a Latinus: de Carlos Loret de Mola y Brozo.
Y en defensa de Alejandro Moreno se encuentra otro oaxaqueño, José Murat Casab, truculento y mentiroso, ya que engañó a Luis Echeverría con el cuento que él (Casab) manejaba a la izquierda y se decía líder del movimiento de 1968. Aunque tiene poder en medios y en círculos políticos, ya que pudo imponer a su hijo Alejandro como gobernador de Oaxaca.
Así pues, la bronca es de altos vuelos, millones de pesos en la contienda, manejo de diversos informativos y el deseo de recuperar una organización que, si bien fue la que manejó “la dictadura perfecta”, como señaló Mario Vargas Llosa, antes que lo sacaran del país en un encuentro organizado por Octavio Paz, es ahora un aparato inservible y lastimoso.
Por eso, seguramente, este negro episodio no ha dado para una mayor cobertura periodística.
El PRI terminará en manos de una pandilla con grandes capos millonarios, pero sin credibilidad ciudadana.
@jamelendez44