Elogio de la Sutileza

Por Boris Berenzon Gorn

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 13 de diciembre de 2024.- La sutileza, entendida como la capacidad de expresar pensamientos, emociones y acciones de manera delicada y refinada, es una cualidad que ha tenido un lugar preeminente en diversas culturas y épocas. Aunque parece un concepto etéreo, la sutileza tiene un impacto profundo en las formas de interacción social, las manifestaciones artísticas y la forma en que entendemos el mundo a través de los medios de comunicación.

Ser sutil es, en muchos casos, ser capaz de evocar más a través de lo implícito que a través de lo explícito, permitiendo así que los matices completen el mensaje de manera que no siempre es evidente de inmediato. La sutileza es la posibilidad de mostrar un caos exquisito que no es uniforme. “La sutileza del humor negro puede resultar ofensiva para algunos”.

Históricamente, la sutileza ha sido valorada tanto en las artes como en la diplomacia social. En sociedades donde la cortesía y la discreción son fundamentales, la habilidad para comunicar ideas con suavidad y sin confrontación directa se convierte en un atributo codiciado, Aquí se analiza cómo la sutileza se manifiesta y se valora en la sociedad contemporánea, particularmente en las relaciones interpersonales, el arte, los medios de comunicación y la política. Este análisis servirá para entender por qué, a pesar de los avances en tecnología y comunicación, la sutileza sigue siendo una cualidad relevante y necesaria en la vida moderna. Es la base de un lenguaje de encuentros en un nuestro atardecer de la Torre de Babel, la misma que desafió con maestría George Steiner.

La sutileza es una forma sofisticada de expresión en la vida cotidiana. En el ámbito de la comunicación verbal y no verbal, ser sutil implica la capacidad de transmitir pensamientos y sentimientos sin necesidad de recurrir a la agresividad o la brutalidad. Por ejemplo, el lenguaje corporal sutil ─un gesto, una mirada, un tono de voz leve─ puede ser más elocuente que las palabras. En las interacciones cotidianas, la sutileza ayuda a evitar conflictos abiertos, favoreciendo una comunicación indirecta que permite el respeto mutuo sin la necesidad de confrontación directa.

En el terreno de la sociedad y la cultura, la sutileza tiene un papel clave. Muchas veces, el tacto y la urbanidad permiten que las personas naveguen en situaciones delicadas sin causar incomodidades o rupturas. Se trata de estrategias sociales, que favorecen la moderación en las palabras y los gestos, hacen posible la resolución pacífica de conflictos y la construcción de relaciones saludables. Los ejemplos son infinitos: desde un elogio sutil que evita la adulación exagerada, hasta la forma en que una persona puede rechazar una invitación sin herir los sentimientos del otro. La sutileza, en estos casos, no solo refleja educación, sino una profunda comprensión de las emociones humanas y las dinámicas sociales.

La sutileza se manifiesta de forma aún más destacada en el arte y la literatura. En la creación artística, se puede ver cómo los artistas y escritores utilizan la sutileza para ofrecer un espectro más amplio de interpretaciones. A menudo, las obras de arte más profundas no son aquellas que revelan todo de manera inmediata, sino las que sugieren, insinuando significados a través de la ambigüedad. En la literatura, por ejemplo, autores como James Joyce y Virginia Woolf lograron capturar la complejidad de la experiencia humana mediante técnicas sutiles, como el flujo de conciencia y el simbolismo. El trabajo de los impresionistas en la pintura también es un ejemplo claro: con pinceladas ligeras y colores difusos, creaban atmósferas y emociones que no se podían captar de forma directa, sino que debían ser interpretadas.

Esta capacidad de sugerir más que afirmar es una de las grandes virtudes de la sutileza en el arte. Obras como Ulises de Joyce o las pinturas de Monet dependen de la interpretación del espectador o lector para desentrañar sus significados más profundos. En este contexto, la sutileza no solo enriquece la obra, sino que también invita a la participación activa del público, que se convierte en cocreador del significado.

La sutileza en los pueblos originarios se manifiesta en su profunda conexión con la naturaleza y el respeto hacia los ciclos de la vida. A través de una observación atenta y una comprensión holística del entorno, estos pueblos han desarrollado prácticas de convivencia que se fundan en la armonía con los elementos naturales. Por ejemplo, la relación con la tierra, el agua, los animales y las plantas no es meramente utilitaria, sino que está impregnada de un sentido de reciprocidad y respeto. En muchas culturas, se reconoce que todo ser vivo tiene un propósito y una interconexión que debe ser respetada para asegurar la continuidad de la vida en equilibrio.

En las tradiciones orales, la sutileza también se refleja en las narrativas que los pueblos originarios comparten de generación en generación. Las leyendas y mitos no son solo relatos, sino herramientas de enseñanza que transmiten sabiduría ancestral. Cada palabra, cada símbolo, es elegido cuidadosamente para expresar principios filosóficos, éticos y espirituales que guían la vida cotidiana. Estos relatos son mucho más que historias; son lecciones de vida que permiten a los individuos comprender su lugar en el mundo y su responsabilidad hacia las generaciones futuras, todo ello envuelto en un lenguaje cargado de significados múltiples que trascienden el sentido literal.

El poeta chileno Alejandro Zambra nos dice que “el padre señala con sutileza y autoridad la forma correcta de patear la pelota, porque el padre sabe de esas cosas. El padre se deja ganar, porque para ser un buen padre hay que dejarse ganar. Ser padre consiste en dejarse ganar hasta el día en que la derrota sea verdadera”.

La sutileza en los pueblos originarios se ve reflejada en sus prácticas artísticas y ceremoniales. El arte, ya sea en la pintura, la cerámica, la música o la danza, no es solo una forma de expresión estética, sino una manifestación de cosmovisiones y valores profundos. Los patrones geométricos en los tejidos, los sonidos de los instrumentos tradicionales o los movimientos rituales tienen un significado simbólico que conecta lo físico con lo espiritual. Cada gesto y cada detalle en estos procesos es una forma de honrar a los ancestros y, al mismo tiempo, mantener viva la conexión con el mundo natural y lo divino, mostrando una sensibilidad y refinamiento que trasciende la simple apariencia.

La sutileza también es fundamental en los medios de comunicación y en el discurso político. Los políticos, conscientes de la importancia de las percepciones públicas, emplean la sutileza para manejar temas delicados o para manipular la opinión sin recurrir a la exageración directa. Un discurso político puede emplear eufemismos y frases ambiguas para evitar enfrentarse a críticas directas, mientras que al mismo tiempo comunica sus intenciones de forma que se perciban como menos confrontativas. Esta sutileza en el lenguaje permite que el político mantenga una apariencia de moderación, mientras que, en ocasiones, los mensajes subyacentes son más contundentes de lo que parecen.

En los medios de comunicación, la sutileza se emplea para influir en la percepción pública de manera más insidiosa. Las estrategias de marketing, como la publicidad emocional o subliminal, apelan al inconsciente del consumidor, sugiriendo deseos y necesidades sin ser explícitos. A través de la sutileza, los medios pueden moldear opiniones y preferencias, jugando con lo implícito en lugar de lo manifiesto.

A pesar de los beneficios de la sutileza, vivimos en una era donde la inmediatez y la polarización parecen haber eclipsado esta cualidad. La tecnología y el uso masivo de las redes sociales han transformado la forma en que nos comunicamos. La rapidez de la interacción digital favorece un lenguaje directo y simplificado, donde los matices son a menudo perdidos. La falta de espacio para la reflexión y la escasa atención a los detalles han dado paso a una cultura de respuestas rápidas y, muchas veces, duras.

El declive de la sutileza en las interacciones sociales es particularmente evidente en la falta de matices en las discusiones públicas. La necesidad de atraer la atención inmediata a menudo eclipsa el valor de la delicadeza en las conversaciones cotidianas. Esta tendencia hacia la comunicación directa y polarizada puede resultar en una disminución de la empatía y la comprensión mutua, generando un entorno social más conflictivo y menos reflexivo.

Recuperar la sutileza en la sociedad contemporánea tiene múltiples beneficios. En primer lugar, la sutileza fomenta una mayor empatía y comprensión, ya que permite que las personas comuniquen sus pensamientos de manera más matizada, sin necesidad de recurrir a los extremos. Además, al ofrecer un espacio para la interpretación, la sutileza ayuda a preservar la complejidad de las ideas, evitando la simplificación excesiva que a menudo se da en la comunicación rápida y superficial.

Para revalorizar la sutileza en la cultura contemporánea, es necesario promover su práctica en diversos ámbitos. En la educación, por ejemplo, se podrían fomentar habilidades comunicativas más refinadas, que incluyan la escucha activa y el uso de la comunicación no violenta. En los medios y la política, se podría trabajar para equilibrar la inmediatez con una mayor reflexión, donde las palabras no solo se utilicen para vender, sino también para crear entendimiento profundo.

La sutileza sigue siendo una cualidad esencial en diversas facetas de la vida cultural y social. Desde la diplomacia cotidiana hasta las formas más complejas de expresión artística y política, la sutileza permite que la comunicación sea más rica y significativa. En la sociedad moderna, caracterizada por la rapidez y la polarización, la sutileza es más necesaria que nunca. Recuperarla puede ser un paso hacia una sociedad más reflexiva, empática y compleja, donde los matices sean tan valorados como las certezas. Es hora de reflexionar sobre el valor de lo implícito y de recuperar una forma de comunicación que reconozca la riqueza del entendimiento humano.

Thomas Hobbes nos dice que “quienes desconfían de su propia sutileza se hallan, en el tumulto y en la sedición, mejor dispuestos para la victoria que quienes se suponen a sí mismos juiciosos o sagaces’’ (Leviatán, 1651).

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