Periodistas Unidos. Ciudad de México. 28 de febrero de 2022.- La tía Claudia siempre ha sido puntual, quedó una noche antes de pasar por nosotras al día siguiente para compartir el sábado, cierto que no había pasado ni un mes de la mudanza pero somos muy unidas, fuimos vecinas y somos mejores amigas. Nos gusta mueganear. Le pedí a mi amiga me acompañará a la casa de los Taibo, otra de las visitas pendientes que por pandemia teníamos en espera, esta pandemia nos alejó un tanto del mundo y nos íntegro en otros mundos. La pandemia de la transformación diría yo, se pierden vidas, se ganan otras, se pierden empleos, se ganan habilidades, se vive la esperanza y se sobrelleva la incertidumbre, todo parece una tragedia, al final un nuevo orden. Agradeces la oportunidad de seguir escribiendo el próximo capítulo. Somos sobrevivientes de un paréntesis devastador y larguito de la historia, somos nosotros los que sobrevivimos a esta pandemia, los que elegiremos qué vamos a contar y cómo lo vamos a contar. Y ahí vamos, viviendo esta crisis mundial, yo me sobrenombre «la sobreviviente 09102020» que se aferro a la vida dando vida, la fecha de nacimiento de Sol Venus es mi número de sobreviviente, por ejemplo. Algún día le contaré que llegamos a salir a la plaza Coyoacán clausurada y vacía con su carriola llena de peluches para vender para sobrevivir la ola del desempleo en plena pandemia. Algún día le contaré que vendíamos peluches por Twitter. Algún día le voy a contar que ella fue una de las sobrevivientes que nunca uso cubrebocas, que cuando empezó a quedarle un cubrebocas por fin, ella llorando se los quitaba, los rompía y los tiraba. Algún día recordará que llegó a un mundo de puras miradas, de cubrebocas con patas.
Sobrevivimos y lo seguimos haciendo pero sin duda más entrenadas. Por fin, después de años de no ver a mis amigos se me hizo pasar a hacer una visita de doctora exprés pero cariñosa, al abrir la puerta nos esperaba al pie de la escalera juchi, jushe, no recuerdo claramente el nombre del integrante de la familia Taibo que no conocía, inmediatamente Sol Venus me pidió suelo, el integrante de cuatro patas nos condujo a la sala, mientras esperábamos, al costado del sillón, se encontraban los juguetes del peludo, cómo podrán imaginar, Sol Venus se fue a ellos en automático. Sean de lomito, de otro niño, de otra niña, de un adulto, los juguetes son los juguetes y a ella le llaman la atención con asombro y sobre encanto.
De pronto bajó por las escaleras Paloma Saiz con una bolsa de regalo y un libro para Sol, y tanto el perrito como Sol Venus la recibieron al pie de la escalera de la sala, para quién conoce la casa de los Taibo sabrá que es una casa acogedora donde siempre te hacen sentir bienvenida, no faltaron los juguetes que Paloma tiene para sus infantes visitas.
Mientras jugábamos con Sol Venus, mi tocaya me preguntaba qué cómo había llegado a la carpintería, le conté que tenía un taller de artesanías que me obligaba a ser versátil y en el que era necesario aprender diversos oficios para mantenerlo vivo, Columba Art Work es un espacio en el que echó andar la imaginación y aunque soy una simple aprendiz de los nuevos oficios, le echo ganas para crear arte y artesanías lo más auténticas posibles, pequeños experimentos hechos con un chingo de amor. Le conté que con la pandemia se redireccionó mi vida y tomé la decisión de dedicarme de lleno a mi taller, también en la cultura cannábica más orillada a lo medicinal. Sin dejar las letras, sin dejar de escribir un poco de pronto. Pero sobretodo, mamá de tiempo completo, es decir malabarista. Por fin me dedico a lo que amo y me siento muy orgullosa de eso.
Platicamos de la guerra mediática contra nuestro compañero y amigo Pedro Salmerón Sanguínes, mencionamos que nos queda claro que es un coqueto sin embargo pasar de un coqueteo a un acoso sexual como lo aseveran, nos parece demasiado. Sin embargo nos queda claro que las nuevas formas mediáticas son feroces y en un segundo pueden arruinar una vida, una carrera o una reputación.
A los pocos minutos bajo Paco Ignacio Taibo II, quién tenía prisa pues no hay descanso para él con su nuevo rol de funcionario público. Imagino lo abrumador y laborioso que puede llegar a ser el ser el Director del Fondo de Cultura Económica. Le perseguía un zoom por hacer esa mañana, y es que en mi celular me aparece la campanita cuando está en vivo o cuándo lo estará en redes sociales.
A Sol le llamó mucho la atención Paco, se le quedó viendo con mucha fuerza, no me sorprende, Paco tiene una forma de ser muy particular y auténtica. Recuerdo cuando lo conocí por primera vez, fue en una conferencia en la UNAM, me convertí en su seguidora rápidamente, me enganchó todo lo que nos contaba del gran Revueltas, en otra ocasión de los Flores Magón. Cosas del destino, al poco tiempo, después de una reunión de Morena Jóvenes, fuimos con Eder Guevara al centro de Coyoacán, en ese entonces mi barrio, estuvimos platicando mucho y me hizo un anuncio y al mismo tiempo una invitación. Me dijo que se conformaría Morena Cultura en un espacio del SME en el Centro Histórico de la CDMX en ese entonces aún DF, me dijo que ese espacio, esa trinchera era para mí, que ahí encontraría personas más afines a mí. Dicho esto, el domingo de esa misma semana me lancé a la reunión, entrando había unas mesas de registro, al empezar la reunión vi al viejo bigotón ( Paco Ignacio Taibo II) subiendo al estrado, invitando a subir a varios personajes que en ese momento conocí y otros a los que ya conocía. Entre ellos creó estaba Epigmenio Ibarra, Paco Pérez Arce, Belarmino Fernández, Pedro Salmerón, José Luis Cruz, Paloma, entre otros. Ahí me presentaron con Marina Taibo, quién en ese momento se volvió una pieza muy importante en mi vida, se convirtió en mi hermana mayor, me adoptó e íntegro a su vida como muy pocas personas. ¡Gracias Marina!. Un poco extraviada con algunos temas, me actualizó, un poco extraviada con los personajes de la Cultura que ahí se encontraban, me presento. Y así fue como inició todo. Posteriormente terminé llegando a un lugar súper mágico que nunca olvidaré y del cuál me enamoré, la bella Central del Pueblo. Un centro cultural autogestivo (sigo pensando, que terrible que haya cerrado), ahí nos reunimos con el resto del equipo y empezamos a operar, las intenciones eran claras y nuestras intervenciones eran desde la Cultura y el Arte, nuestra misión era concientizar la atroz etapa política que vivíamos, informar y también promovíamos el voto a favor de Andrés Manuel López Obrador.
Nos reuníamos todos los jueves en la sala de los Taibo, ahí organizábamos nuestras intervenciones, propuestas para las actividades, que si poesía, que si cabaret, que si cine, que si música, que si tertulias, foros y otras actividades.
El compañerismo, la alegría de combatir juntos, mi corta edad, mi corazón mega enamorado de uno de los compañeros, al son de Benedetti y ese poema «te quiero», Eduardo Galeano quién sigue acompañando mi realidad, rodeada de música, descubriéndome y descubriendo la vida, comprometiéndome con una ideología que no dejó de pulirse nunca, luchando por causas que no dejaron de ser aunque mis desencantos políticos me arrollaron, en el eco de la protesta que retumbaba el suelo, en el incendio y euforia del hartazgo de un pueblo, en la marea de la literatura anarquista, en el socavón de mi corazón retoño, que magia y que gracia la vida cuando se asume con tan necesaria rebeldía. Que magia cuando arriesgas y lo das todo en el amor y en el trabajo diario auto otorgando derechos y bandereando con exigencia la sed de justicia. Ay que tiempos aquellos dónde creíamos estar en una explanada y de pronto también estábamos en una plana. Que coloquial nadar entre el bullicio y la natural zona popular, que bonito no tener nada y sentirse tan llena, que bella juventud, un día en la UNAM a las 7 AM con un bocado de guajolota (torta de tamal) y al otro día en el concierto de Paul McCartney en el zócalo, otro día tal vez en un huequito del Estadio Universitario y una noche después en el Multifloro Alicia, una tarde caminando en el Centro Histórico, otra tarde ardiendo con el #YoSoy132 , un medio día en algún museo, otra tarde sentada en las escaleras de la Central del Pueblo deseando ser yo la que danzará en esas telas, pero todos los jueves en la casa de los Taibo, yo aprendía otro tramo. Salía de ahí más de alguna vez con un nuevo libro, con algunas historias, con algunas tareas. Con el corazón llenito.
Agradecida por la oportunidad de tenerles como amigos. Agradecida de haber formado parte de esa historia, siendo parte de un movimiento que se convirtió en partido para que después se convirtiera en el partido que hoy gobierna la nación. Ni en mis mejores sueños. Aún recuerdo el 2012 y que jodida depresión. Hoy veo en la televisión a mis amigos de entonces, hoy veo en Twitter a mis amigas y amigos de entonces que ahora son funcionarios públicos, que llevan una responsabilidad histórica a diario y no cómo antes, ahora sí más enserio que nunca, ahora sí el país está literalmente en sus manos, que grandiosa oportunidad estar ahí, lo soñamos tantas veces y ahora están ahí, en primera plana, bajo los reflectores, bajo el ojo del mundo, con el poder en las manos, con la oportunidad de lograr un cambio abrazante.
Si hay algo que tengo que agradecer a los Taibo es el saber mi capacidad de ser crítica, honesta y el haberme enseñado a ser políticamente incorrecta. A entender que la política no es una pasarela que termina en una foto o un sermón aplaudible pero falso y sin corazón. Para nosotros la política es una práctica que procura el bienestar común a diario. Un camino con un chingo pero un chingo de corazón.
La vida ha cambiado mucho para ellas y ellos tanto cómo para mí, me siento firme y leal a mis convicciones, porque sin importar dónde me encuentre, mi camino tiene corazón.
Cierro esta participación citando a Vicente Jurado López a quién le mando un abrazo pleno en cariño:
“¿Tiene corazón este camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.”
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