En pro de una alternativa popular propia. Tercera parte

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Por Carolina Verduzco Ríos

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 13 de julio de 2020.- La guerra económica de empresas trasnacionales y su impacto en los poderes políticos nacionales y multinacionales se manifiesta en confrontaciones en las que cada bando exhibe el proceder de sus contrincantes y sus ilegítimos intereses. El problema nos incumbe a todos porque se da a expensas de la salud y del bienestar de las poblaciones.

Esta lucha protagonizada en el interior de la derecha internacional (Trumpistas contra la OMS, Bill Gates y Soros; propagandistas de la hidroxicloroquina contra promotores de otros fármacos; demócratas contra republicanos; golpistas cínicos contra golpistas hipócritas, etc.) permite que los sectores que no forman parte de esos enfrentamientos tomen nota de aspectos que de otra manera les sería muy difícil conocer y observen las acusaciones entre los poderosos, sin subordinarse a un bando.

Quienes sacan provecho de los problemas de la salud, conocen técnica y científicamente la materia prima de sus negocios. A los de Monsanto y de Bayer, por ejemplo, se les puede acusar de perversos, pero no de ignorantes; y lo mismo se puede decir de instituciones multinacionales.

En buena parte, esto explica por qué gozan de legitimidad en los medios ilustrados los dirigentes de organismos que se han encargado de decir “la última palabra” en materia de salud. Su poder trasnacional les ha permitido dictar los lineamientos doctrinarios y protocolarios a las “escuelas de excelencia” de los países centrales y a las de los subordinados, donde se forman profesionalmente a personas que son –no se puede negar– muy capaces y eficientes dentro de los límites de los esquemas y directrices que reciben.

Entre estos profesionales están renombrados panistas que, como Julio Frenk Mora y otros, ocuparon posiciones en instituciones nacionales e internacionales de la salud en el sexenio de Felipe Calderón y ahora están muy beligerantes contra la Secretaría de Salud e intentando regresar por sus fueros.

Los intereses empresariales a los que están ligados altos funcionarios de la OMS han sido denunciados sin que este organismo haya podido negar las acusaciones, pero lo que sí ha podido hacer es invisibilizar las denuncias, mediante un eficiente “control de daños”.

Los miembros de sectores medios del mundo generalmente nos sentimos más seguros siendo guiados por técnicos y científicos avalados por la OMS, quienes dicen actuar con el único propósito de salvar vidas y que lo hacen sin importarles las agendas políticas de los gobiernos.

Esta sensación está apuntalada con un discurso que es erróneo. No son inequívocos los criterios supuestamente “objetivos, desinteresados y ajenos a la política” que aducen quienes lo enarbolan. En cambio, son innumerables los casos en la historia de la ciencia en los que las interpretaciones dominantes de la realidad han sido vistas como verdades absolutas, en tanto que otras interpretaciones han carecido de credibilidad, no obstante, éstas han terminado siendo reconocidas como certeras.

“La verdad es fruto del tiempo”, reza un proverbio de Mahatma Gandhi que a los mexicanos nos puede recordar que el positivismo porfirista y el poder de “Los Científicos”, en particular el del gremio de los médicos de aquella época, sólo se cuestionaron plenamente y quedaron al descubierto con el movimiento revolucionario.

Es deseable que quienes formamos parte de las grandes mayorías de la población, carentes por ahora de una alternativa clara frente a la disputa de las derechas internacionales, no dejemos de reivindicar la máxima del rector Javier Barros Sierra: “Viva la disidencia”, pero siempre guardando una sana distancia, respecto a esos contrincantes, sin dejar de observar rigurosamente todo lo que están exhibiendo.

Organización social ante epidemias, sobre todo para evitarlas

Es impostergable profundizar laconciencia de las afectaciones que tienen para las poblaciones los asuntos que se dirimen en las altas esferas del poder. Los movimientos que, pese a su poca visibilidad se encuentran resistiendo, están en el camino de construir una alternativa propia. La capacidad de autoorganización y de disciplina comunitaria consciente son fundamentales para enfrentar epidemias y otros retos sociales, y sobre todo para evitarlos, como lo revelan múltiples experiencias del pasado y prácticas autogestivas contemporáneas (Un botón de muestra se encuentra en el artículo de Raúl ZibechiEl movimiento popular resiste al narcohttps://www.jornada.com.mx/2020/06/05/opinion/017a1pol).

Además, contamos con algunas investigaciones sobre las causas de las mutaciones de algunos virus y bacterias que han generado las epidemias recientes. En ellas se describe, por ejemplo, las condiciones en las que están operando en Perote, Veracruz las granjas de puercos y aves en donde se provocó la alteración del virus H1N1, causante de la epidemia de la influenza porcina en 2009, a la cual se le cambió el nombre por el de “influenza humana”, con el propósito de no dañar las ventas y la imagen de la trasnacional Smithfield, que es su propietaria.

En alguna granja del planeta, que mantiene en hacinamiento a cientos o miles de aves, reses o puercos, se “fabrica” el próximo virus, igual o más letal que el que se combate actualmente, reitera categóricamente la directora del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración, Silvia Riveiro, quien desde hace más de una década nos ha venido alertando sobre estos procesos.

Mientras las políticas en diversos países del mundo continúen subordinadas a las ganancias económicas de la industria agroalimentaria, de la farmacéutica y de todas las que deterioran la naturaleza y la salud de los seres vivos no habrá soluciones de fondo. Así, a lo sumo se continuará tratando de mitigar las consecuencias, más no las causas de los problemas sanitarios. Sólo yendo a la raíz de los males que nos aquejan y nos amenazan se podrá tener un programa certero para que un mundo mejor sea posible.