Froylán Mario López Narváez

Por Humberto Musacchio

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 10 de noviembre de 2021.- Se nos fue el amigo, el maestro, el colega Froylán M. López Narváez, profesor de la UNAM por casi cuatro décadas en las que formó a incontables chicos de la prensa, a los que obligó a leer periódicos e informarse debidamente. Como complemento, algo les enseñó de la vida pública, la que debe observarse con lente crítico. También guio a sus alumnos hacia el campo lúdico de la vida, pues eran memorables las visitas de la muchachada al extinto Bar León, donde Froy solía tomar el güiro. López Narváez fue pieza clave en la fundación de la Unión de Periodistas Democráticos, para la que redactó los estatutos, aunque no aceptó cargo alguno. Su carrera como articulista se inició en El Día, de donde pasó a Excélsior, cuando Julio Scherer era el director. Ahí, en la época del absolutismo presidencial y de la autocensura obligada, su estilo barroco le permitía envolver sus críticas en una prosa retorcida, pero gramaticalmente correcta que era una potente luz echada sobre los excesos del poder y las desviaciones de la política. Era tan eficaz su crítica, que se convirtió en conductor de un programa en Canal 11, donde permaneció varios años. Cuando Luis Echeverría asestó el golpe a Excélsior, en 1976, figuró entre los fundadores de Proceso, revista de la que fue codirector. Estuvo después en Reforma y Milenio, cuando él y periodistas como él habían ganado un amplio margen para la libertad de expresión. Debió parecerle facilona, pueril, la crítica tendenciosa y ofensiva de hoy a la figura presidencial, ese periodismo que ladra sin morder ni arriesgar. Él se la jugó con inteligencia, con estilo y valentía. Esa es la mejor herencia que nos deja.

 

La despedida de Mario Lavista

Otra dolorosa baja ha significado la desaparición física de Mario Lavista, figura mayor de nuestra música de concierto. Discípulo de Carlos Chávez y Karlheinz Stockhausen, creó una música altamente apreciada por los conocedores y grata aún para villamelones como el autor de esta columna, pues obras como Marsias, composición para oboe y copas de cristal muestran la incansable búsqueda de belleza en toda clase de sonidos, lo que no deja de ser extraño en un músico que dominaba varios instrumentos. Su Réquiem de Tlatelolco es algo que nos remonta a la herida nunca cerrada del 2 de octubre de 1968. Arturo Brennan, uno de nuestros críticos mayores, dijo que Lavista “no sólo fue un enorme compositor; fue un músico completo, en toda la extensión del término”. El fundador y director de la revista Pauta, se ha ido, pero su música se queda con nosotros y habremos de escucharla respetuosa, solemnemente.

 

Granados llega a Siglo XXI

Después de una era caracterizada por el desprecio hacia lo que construyó don Arnaldo Orfila Reynal, Siglo XXI se renueva y llega a la dirección editorial un joven veterano del mundo del libro: Tomás Granados, autor de cuento, ensayo y dramaturgia, fundador y director de aquel estupendo tabloide dedicado a los libros que fue Hoja por Hoja, publicado por la firma Libraria, donde también estuvo al frente de la colección Libros sobre Libros. Editor de La Gaceta de FCE y director editorial del Fondo de Cultura Económica. En 2016 fundó el sello Grano de Sal que ha publicado una treintena de títulos y ahora entra a Siglo XXI para levantar la que fue una prestigiosa casa y devolverle los lauros que conquistó la visión humanista de Orfila. Su energía y su talento seguramente restituirán a ese sello el lugar que ocupó con su muy ilustre fundador.

Otro golpe a la cultura

Los señores diputados volvieron a mostrar lo que les importa la cultura y aprobaron un aumento de entre cinco y 15 pesos la entrada a los museos del INAH. De esta manera, se priva a los mexicanos pobres, que son la inmensa mayoría, de conocer sus orígenes y educar a sus hijos en el amor a nuestra historia.

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