García Luna y anexo
Foto: Tercero Díaz / Cuartoscuro
Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 10 de enero de 2020.- Craso error de Genaro García Luna fue creer que las organizaciones que aparentemente combaten al narco en los Estados Unidos son muy decentes, amables, confiables.
Como todo Imperio, y nuestro vecino norteño es hoy el único, no tiene amigos sino intereses. Algo que ha sido la práctica durante siglos, pues han traicionado incluso a sus mejores aliados con tal de salir adelante en sus objetivos: fortalecerse como sea.
Por lo que la detención en Texas del que fuera considerado durante los sexenios de Vicente Fox y, principalmente Felipe Calderón, el gran policía, no fue tan inusual. Me dicen fuentes confiables que algunos de los lugartenientes de Genaro, viven en Costa Rica, donde gozan de sus riquezas malhabidas, debido a los sobornos y/o los atracos a delincuentes, en especial narcotraficantes que amasan dólares por montones. Producto por cierto de los 22 millones de adictos que existen en Estados Unidos, quienes son los principales compradores de los estupefacientes.
Que el combate contra las drogas en USA es una simulación y otra forma de racismo, lo podemos ver en dos ejemplos: el Museo contra la Droga en Nueva York solamente tiene retratos de afroamericanos, colombianos y mexicanos como ejemplo de los mafiosos y no hay ningún anglo y en las últimas décadas jamás han detenido a ningún capo de la mafia que sea estadounidense. Muestra clara que la guerra abarca a muchos, menos contra sus empresarios del crimen.
García Luna se presentó ante un juzgado y se le veía pálido, desorbitado y hasta lloroso. Algo que mostró el rostro de la derrota ante sus antiguos jefes de la Iniciativa Mérida. Se declaró no culpable, o inocente para decirlo en nuestro lenguaje, pero después, ya asesorado por sus abogados, en la próxima ocasión se atendrá a ser testigo protegido y cantará todo sin que el público se entere de sus asociaciones con políticos, militares, jueces, etcétera.
Hará algo parecido a los narcotraficantes que él, aparentemente, combatió: Jesús, El Rey, Zambada; Edgar Valdez Villareal, La Barbie, e incluso Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo. Los tres y otros más habían señalado a Genaro como el que recibía billetes verdes por montones para que no los detuviera. Y él no cumplió en muchos casos, igual trato le dieron ahora los gringos.
En el estupendo e imprescindible libro: El traidor, de Anabel Hernández, se lee: “El 2008 era el segundo año de gobierno de Felipe Calderón. El secretario de Seguridad Pública Federal era Genaro García Luna, quien ya había recibido sobornos de al menos 8 millones de dólares del Mayo (Ismael Zambada), y al menos otros 50 millones de dólares de los Beltrán Leyva” (página 228). Eso en un momento donde ambas bandas peleaban a muerte. Aunque el policía a fin de cuentas protegía más al compadre de El Chapo Guzmán, El Mayo (página 236), a quien jamás han detenido a pesar de sus 72 años.
Como dice Dolia Estévez (Sin Embargo, 7 de enero), a fin de cuentas el poder político es el que ha protegido y le ha dado posibilidades de desarrollarse al narco. Algo que también ha contado de otra manera el investigador Luis Astorga (El siglo de las drogas y otros títulos), ya que en Sinaloa los gobernadores no sólo han impulsado sino asociados a los contrabandistas, tanto que muchos tienen empresas y hectáreas ganaderas y agrícolas que nadie toca.
¿Por qué este cambio repentino para García Luna? Lo señala bien el periodista Témoris Grecko (Facebook, 7 de enero), después de algunos, pocos años, como es el caso de los testigos que colaboran con la DEA, FBI, CIA y demás organizaciones, saldrá de prisión, tendrá una buena parte de sus millones y posibilitará que la información exclusiva la maneje a su arbitrio la supuesta “democracia representativa mundial”.
El negocio, de los más productivos y globalizados que hay, debe seguir, y Genaro no fue más que un accidente en el camino que debería hacerse a un lado porque seguramente no cooperó o hizo algo incorrecto, pero como le dijo el abogado de Ismael Zambada, Fernando Gaxiola, a la compañera Hernández para el libro mencionado: “Cuando el Mayo hace 100 millones de dólares, algunos hacen en Estados Unidos 200 por la misma operación”. Y es que la cocaína se vende en Colombia a 3 mil dólares por kilo, en México esa misma cantidad se compra en 13 mil dólares y en Los Ángeles se cotiza en 20 mil dólares.
Vicente Fox ya no tuitea, Felipe Calderón se mueve pero sacude lodo por todas partes (¡pobre Margarita!) y Peña Nieto ni se asoma, mejor difunde fotos de su pareja, Tania Ruiz, con uno de sus hijos, ya que hasta la peluca le quitaron.
Mientras eso sucede en nuestra tierra, otro pájaro de grandes cuentas, Raymundo Collins, quien fue jefe de la policía capitalina y mano derecha de Guillermo González Calderoni (encargado aparentemente de la seguridad pública y asesinado en Estados Unidos), es acusado por hacer negocios ilícitos en el Instituto Nacional de la Vivienda (Invi) capitalino, algo que le pega en el centro a quien lo designó, Miguel Ángel Mancera.
Mugre y sangre por todos lados.
@jamelendez44