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Periodistas Unidos. Ciudad de México. 10 de marzo de 2021.- Es muy claro que luego de más de 20 años de calumniosos y masivos ataques mediáticos contra López Obrador la derecha no ha logrado aprender que esa táctica no hace mella en el tabasqueño y que, por lo contrario, lo acoraza, lo blinda, lo hace más fuerte.
Ahora mismo, a tres meses del proceso electoral que renovará la Cámara de Diputados y 15 gubernaturas, el conservadurismo repite aquella táctica infructuosa. Y hasta donde es posible prever el futuro, también es muy claro que el movimiento obradorista llegará a esa jornada como favorito y con amplias perspectivas, como se dice popularmente, de llevarse el gato al agua.
La más reciente muestra de esa invulnerabilidad de López Obrador a las campañas negras la estamos viendo en Guerrero. En este caso, la derecha se disfrazó de feminista y desplegó una campaña de calumnias contra el candidato de Morena a gobernador, el antiguo militante de izquierda y luchador social Félix Salgado Macedonio.
El conservadurismo, jefaturado por el protofascista ex presidente Felipe Calderón, pretendía presionar a López Obrador para que éste, abiertamente o al soslayo, se entrometiera en los asuntos del partido y diera luz verde al descarrilamiento de Salgado y a la nominación de otro candidato. Uno, digamos, empalmable con las fuerzas políticas y económicas dominantes desde siempre en Guerrero: la oligarquía agropecuaria y el empresariado turístico.
Y la historia volvió a repetirse. López Obrador no cedió al chantaje. No se dejó presionar. Y tocará a los ciudadanos guerrerenses elegir entre Félix Salgado y el resto de los candidatos. Pero si los indicios preelectorales son válidos no hay duda de que triunfará el candidato morenista.
La revalidación de la candidatura de Félix Salgado por las autoridades electorales no fue un triunfo fácil, pues acusar a alguien de violador constituye en los hechos un linchamiento casi inevitable. Y no sólo eso: antes Salgado debió superar en el ámbito judicial la calumniosa imputación.
Las enseñanzas de este caso son diáfanas. Una, la inutilidad de las campañas negras antiobradoristas en los medios de comunicación. Y otra, que sólo hay un modo de vencer a López Obrador y al obradorismo: derrotarlos en las urnas. Y no se observan en el horizonte ni partidos ni candidatos capaces de lograr ese cometido. Y si alguien tiene dudas sobre estas verdades, el próximo 6 de junio podrá verlas aclaradas.