Hay que evitar todo contagio
Foto: Alejandro Meléndez / FotorreporterosMx
Por Humberto Musacchio
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 17 de abril de 2020.- Dice el periódico británico Financial Times que “las respuestas confusas y el comportamiento errático de López Obrador en las primeras semanas de la pandemia sugieren que el país se encamina hacia una crisis mucho peor en el resto de su mandato de seis años, a menos que haya un cambio dramático de rumbo”.
Por supuesto, el diario inglés prefiere omitir que el primer ministro del Reino Unido se distinguió por coincidir con Donald Trump en el tratamiento de la pandemia de COVID-19, pues primero minimizó el riesgo al igual que su colega estadunidense y ahora, más o menos repuesto después de haber contraído el mal, afronta la dura realidad, pues hasta ayer Reino Unido sumaba seis mil 159 los muertos, 786 más que el día anterior, y los contagiados ya eran cerca de 60 mil.
Tanto o más grave es que millón y medio de británicos padezcan hambre porque el confinamiento les impide salir a ganarse la vida.
La Red Independiente de Ayuda Alimentaria reporta que esos habitantes de las islas británicas no comen durante días enteros y más de tres millones ingieren alimentos de manera irregular, pues no tienen capacidad para adquirir comestibles.
Por supuesto, la hambruna no es obra de la casualidad, sino que el coronavirus apareció cuando en Occidente han sido desmontadas o severamente reducidas las instituciones de seguridad social, pues durante la noche neoliberal se redujeron drásticamente los presupuestos de ese renglón.
El periodismo canallesco del Financial Times tiene en México émulos entusiastas que auguran, si no el fin del mundo, sí el de AMLO como presidente. Lo confirma la desaforada campaña de ciertas agrupaciones empresariales, de conocidos intelectuales de derecha y de los partidos que se hundieron en las elecciones de 2018.
El Fondo Monetario Internacional predice que la economía mexicana caerá 6.6 por ciento en el presente año, lo que ciertamente es desconsolador, pero forma parte de una crisis económica mundial en la que se calcula que el producto interno bruto de Gran Bretaña se desplomará 6.5 por ciento, casi lo mismo que el de México. Peor les irá a países como Italia, donde la caída será de 9.1 por ciento, España, 8 por ciento o Francia, 7.2 por ciento.
El saldo negativo para el PIB de Estados Unidos será de 5.9 por ciento, y como se trata del principal mercado para los productos mexicanos de exportación, la cifra permite advertir momentos difíciles, más aún si se considera que el repunte de la economía mundial que se espera para el 2021, estimado en 5.8 por ciento, no favorece a los países de economías débiles, pues el FMI prevé que ninguno de éstos compensará la pérdida de 2020. Para México, se calcula que el repunte será de tres por ciento, menos de la mitad de la pérdida de 2020.
Se acusa a López Obrador de imprevisión. Por supuesto, mejor hubiera sido que se excediera en medidas precautorias y en adquisición de insumos para la pandemia, pero lo cierto es que pocos jefes de Estado, si es que hubo alguno, advirtieron lo devastador de la crisis sanitaria.
Lo terrible es que mientras avanza la pandemia, el ala más feroz de los opositores al gobierno insista en buscar la destitución de López Obrador. Para darse ánimos, algunos medios citan las encuestas donde AMLO aparece con menos de 50 por ciento de apoyo ciudadano. Aun si la cifra fuera cierta, se trata de sectores de la población muy dispuestos a movilizarse en defensa del mandatario que eligieron. Por supuesto, los adversarios no pueden jactarse de contar con apoyo semejante y, como bien saben, tampoco disponen de capacidad de movilización social, por eso algunos extremistas le apuestan al golpe de Estado.
Objetivamente apoyados por la belicosa actitud de Washington frente a Cuba o Venezuela, esos opositores creen llegada la hora de los cuchillos largos. Pero más vale que hagan a un lado sus pulsiones golpistas, porque puestos en la tesitura de apoyar los llamados a la violencia, o alinearse en defensa de la legalidad, la derrota inevitable será para quienes transitan por la vía de la desestabilización.
Lo razonable y necesario es no renunciar al ejercicio de la crítica. Pero en todo caso, optar por la violencia tendría consecuencias peores que el coronavirus. Es mejor evitar el contagio.