Por Humberto Musacchio
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 23 de julio de 2024.- Dentro de las actividades por el trigésimo aniversario del Centro de las Artes, se rindió homenaje a Rafael Tovar y de Teresa (1954-2016), hombre culto y de gran refinamiento, quien a los 20 años fue jefe de Relaciones Culturales de la Secretaría de Hacienda para luego convertirse en asesor del director del INBA, director general de Asuntos Culturales de Relaciones Exteriores, ministro de la Embajada de México en Francia, asesor del titular de la SRE, coordinador de Asuntos Jurídicos y de Asuntos Internacionales del Conaculta, director del INBA y presidente de Conaculta (1992-2000 y 2012-2015), embajador en Italia (2001-2007), presidente de la Comisión Organizadora de la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana (2007-2008) y primer titular de la Secretaría de Cultura (2015-2016). Autor del ensayo Modernización y política cultural y de las novelas Paraíso es tu memoria, El último brindis de Don Porfirio y De la paz al olvido. Porfirio Díaz y el final de un mundo. En fin, un hombre de cultura de la cabeza a los pies.
Herencia de un hombre público
Al funcionario Rafael Tovar y de Teresa le debemos el Sistema Nacional de Creadores de Arte, el Centro Nacional de las Artes, el Centro de la Imagen, el Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine) y el Fidecine (Fondo de Inversión y Estímulo al Cine), la Videoteca Universal y la fundación del Sistema Nacional de Fomento Musical que propició la formación de coros, bandas musicales y 144 orquestas con la participación de cerca de 8,000 niños y jóvenes. En 1997 instituyó el Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados (PAICE), se abrió el Museo de Arte Popular, puso en funcionamiento el programa infantil Alas y Raíces, se echaron a andar programas de fomento a la lectura y se promovió la cooperación cultural con otras naciones, lo que permitió presentar en México exposiciones de Miguel Ángel, de Leonardo Da Vinci, Rafael y Caravaggio mientras recorrían el mundo muestras de arte maya y azteca o de Frida y Diego. Ante esa trayectoria y esos logros, cabría preguntar qué hacen y qué han hecho quienes ahora están a cargo de las instituciones culturales de carácter federal. Un caso de pena ajena.
Claudia Curiel, a Cultura
La todavía virtual Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, anunció que Claudia Curiel de Icaza será la próxima secretaria de Cultura federal. Curiel, licenciada en historia, ha sido subdirectora de la Casa del Lago y de la Dirección General de Música de la UNAM, es secretaria de Cultura de la Ciudad de México desde enero de 2022. En su actual cargo presentó grupos de música comercial en el Zócalo e impulsó la declaratoria de patrimonio inmaterial del Tianguis del Chopo y de los “sonideros”, como se llama a quienes llevan música grabada a las fiestas de barriada, e impulsó la Ley de Espacios Culturales Independientes, lo que, lamentablemente, no evitó el cierre de la anterior sede del Foro Alicia. Un logro relevante fue establecer un sistema de retiro en favor de los atrilistas de Filarmónica de la Ciudad (OFCM). Cuando ocupe formalmente la Secretaría de Cultura federal, tendrá que restablecer las relaciones entre el gobierno y la comunidad artístico-intelectual, regular el desgarriate de las relaciones laborales causado por la proliferación de sindicatos y atender el desastre en que están los museos o el INAH. Habrá de seguir con lo que se entiende actualmente como cultura popular, pero también tendrá que ofrecer manifestaciones de alta cultura, pues –suponemos muchos— una tarea insoslayable es el mejoramiento del gusto y la elevación del nivel intelectual, aunque mucho nos tememos que sus tareas se compliquen por el raquitismo de los presupuestos, debido a la inmensa deuda pública que deja la actual administración.