Periodistas Unidos. Ciudad de México. 24 de mayo de 2024.- La intelectualidad está justamente irritada ante el notorio desprecio con que ha sido tratada por este gobierno, poniendo al frente de la Secretaría de Cultura y de otros organismos del sector a personas claramente ineptas y ajenas a los intereses y preocupaciones de los creadores, por la disminución de los presupuestos federales y la hostilidad presidencial…
Circula un documento firmado por algunos intelectuales y sus seguidores, varios de ellos prófugos de la izquierda, quienes llaman a no votar por Morena porque, dicen, eso sería una “regresión autoritaria”. La intelectualidad está justamente irritada ante el notorio desprecio con que ha sido tratada por este gobierno, poniendo al frente de la Secretaría de Cultura y de otros organismos del sector a personas claramente ineptas y ajenas a los intereses y preocupaciones de los creadores, por la disminución de los presupuestos federales y la hostilidad presidencial contra quienes realizan su labor en el ámbito de la creación, la investigación y la crítica.
Sí, hay motivos para la desazón y cada quien tiene derecho a defender lo que obedezca a sus convicciones, pero ni por eso puede olvidarse la realidad de la cual venimos y en la que ahora estamos. Con todas sus deficiencias, errores y excesos, el hecho es que en este sexenio no hemos visto que se reprima a los petroleros, como ocurrió en el gobierno de Miguel Alemán. No hemos sabido que se ordene al Ejército ocupar el Politécnico y la Normal, como lo hizo Ruiz Cortines.
Tampoco hemos oído que se haya encarcelado a miles de ferrocarrileros por realizar una huelga y que sus líderes estén condenados a diez o más años de prisión, como ocurrió en el sexenio del guatemalteco Adolfo López Mateos. Hasta ahora, no se ha informado que hayan sido reprimidos los profesores de la CNTE que protestan afuera del Palacio Nacional, mientras que, adentro, el Presidente agasaja a los charros del SNTE.
El actual gobierno no ha aplastado algún movimiento médico por mejores condiciones de trabajo, como lo hizo en 1965 el chacal Díaz Ordaz, el mismo que ordenó la matanza de Tlatelolco. Tal vez no recuerdan que el 10 de junio de 1971, Luis Echeverría ordenó reprimir a sangre y fuego una manifestación pacífica, con un saldo nunca conocido de muertos, heridos y presos, y que luego se sacó de la manga una norma para impedir la huelga de telefonistas, mientras, para combatir a las guerrillas, se asesinaba o desaparecía a los militantes, a sus padres, hijos y otros parientes después de hacerlos presenciar la violación tumultuaria de las mujeres o el tormento de niños y ancianos para sacar información o falsas confesiones de crímenes terribles, aunque no tan inhumanos como los que cometían sus torturadores. ¿Acaso ya se tendió un velo de amnesia en torno a los opositores echados al mar sobre bancos de tiburones?
El culto José López Portillo y el gris Miguel de la Madrid reprimieron a los maestros desde el surgimiento de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. En esos años no pocas huelgas terminaron en fracaso por la intervención de los órganos gubernamentales. Carlos Salinas de Gortari, hoy en el exilio dorado, privatizó el ejido y entregó a sus favorecedores miles de empresas del Estado que eran patrimonio de todos los mexicanos. El mediocre Ernesto Zedillo hundió la economía con los errores de diciembre, traicionó el acuerdo que existía con los zapatistas y lanzó contra ellos al Ejército. En su sexenio se declaró la quiebra de Ruta 100 y sus choferes fueron mandados al desempleo.
No fueron mejor las cosas con los panistas, Fox reprimió a sangre y fuego la huelga de Las Truchas, mientras que se encogía de hombros ante la tragedia de Pasta de Conchos. Su sexenio de ineptitudes culminó con el canallesco desafuero de Andrés Manuel López Obrador, gracias a la complicidad del PRI y del PAN.
Felipe Calderón sacó a los militares de los cuarteles dizque para combatir la delincuencia, pero hasta ahora no se sabe que haya bajado la criminalidad. El panista firmó la progringa Iniciativa Mérida, mandó al desempleo a 44 mil trabajadores al suprimir la empresa Luz y Fuerza, y protegió a los dueños de la guardería ABC, causantes de la muerte de 49 niños y lesiones de por vida a decenas más.
El PRI regresó a la Presidencia de la República en 2012 con Enrique Peña Nieto, quien, en contubernio con el PAN, hizo grandes concesiones al capital nacional y extranjero en áreas estratégicas.
El gobierno de López Obrador está lejos de ser perfecto, pero ni eso justifica una vuelta al negro pasado que representan el PRI, el PAN y los restos del PRD.