Periodistas Unidos. Ciudad de México. 03 de julio de 2022.- Que la Suprema Corte de Justicia haya votado seis a tres para evitar que el aborto sea un derecho legal, anulando la controversia de 1973 de Roe contra Wade, que posibilitaba esa práctica, muestra una grave involución en los Estados Unidos.
Ahora, cada uno de los 50 estados tendrá que determinar su jurisprudencia, aunque en 30 de ellos gobierna el Partido Republicano y 17 los comanda el Partido Demócrata, por lo que seguramente en la mayoría se determinará que el derecho únicamente de las mujeres para ejercerlo será prohibido.
Ello no obstante que entre el 60 y el 66 por ciento aprueba el aborto, en las encuestas. Pero ya sabemos que la última palabra la tienen los legisladores, quienes votan según los intereses no de la población sino de los grupos que los financian. Entre ellos los farmacéuticos y militares.
Es por ello que las mujeres han salido ampliamente a manifestarse en contra de jueces y aparentes representantes. Pero no debemos olvidar que en la era Trump, el agente naranja, como se le llama, impuso a trío de magistrados conservadores, los cuales hicieron el trabajo que lleva a la regresión del país que se ufana por enaltecer los derechos humanos.
Esto traerá repercusiones, además, en contra de los matrimonios de personas del mismo sexo, la comunidad LGTB Más y exacerbará el racismo y el fascismo.
La confianza estadounidense acerca de la Corte Suprema es de 11 por ciento; la de Joe Biden, de 39 por ciento, y la del Congreso del 21 por ciento, según una reciente medición de Gallup (David Brooks, La Jornada, 27 de junio).
Además, la famosa Segunda Enmienda, instaurada en 1791, que dice: “no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas” continúa sin modificaciones de fondo, por lo que las matanzas, como la de Uvalde, en Texas, donde asesinaron a dos maestra y 19 infantes, continuarán.
Y las posibilidades que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca son cada vez más amplias, no obstante que hace poco se le responsabilizó en el Congreso por el asalto al Capitolio, el pasado 6 de enero de 2021, donde murieron una decena de personas y estuvo en riesgo la vida de su vicepresidente: Mike Pence.
La derrota, muy probable de los demócratas, se deberá a que las promesas de Biden y Kamala Harris- la primera mujer descendiente de afros en la vicepresidencia-, como mantener la economía en auge- la crisis actual es la peor en 40 años-, promover leyes para que los migrantes tuvieran una posibilidad de un estatus menos opresivo y mejoras para la población, no se llevaron a cabo, lo cual traerá como resultado que ni sus partidarios refrenden sus votos.
Una buena cantidad de esas regresiones, tiene que ver con que la población motejada como WASP: blancos, anglosajones y protestantes ha disminuido de 80 por ciento a 56 por ciento en 2020, algo que exacerba el ultranacionalismo existente en nuestro vecino del Norte.
Y ello, según el patrioterismo, atenta contra el famoso Destino Manifiesto (1845) que son el pueblo elegido por Dios para instalar un nuevo orden mundial, el cual ha traído invasiones por todo el orbe, incluyendo México y la anexión de partes territoriales.
Esta teoría posibilita que se vean como muy normales los grupos de choque, las milicias y los activistas de ultraderecha, los cuales son defendidos por infinidad de Congresistas, como algunos que han atacado recientemente al gobierno mexicano, entre ellos: Ted Cruz y Bob Menéndez.
Por el otro lado, esos personajes y muchos otros están contra la reforma migratoria, el control de armas, el cambio climático- donde se encuentran los hermanos Koch, reyes del carbón- y los servicios de salud para la población.
Un gran retroceso el prohibir el aborto en Estados Unidos, que contrasta con la gran marcha en la Ciudad de México de hace unos días, donde se movilizaron cientos de miles por los derechos sexuales de tod@s las minorías, pues a fin de cuentas todos somos minorías.
Estados Unidos va, otra vez, en el rumbo equivocado.
@jamelendez44