A un año de avances y deficiencias

Foto: Mario Guzmán / EFE

Por Jorge Meléndez Preciado

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 05 de diciembre de 2019.- La cuarta vez que Andrés Manuel López Obrador toma el Zócalo (de su triunfo a su primer año de gobierno), quizás esta reciente fue  la menos concurrida y entusiasta, pero demostrativa  que tiene una cantidad de seguidores que no obstante las dificultades, errores y deficiencias de su gestión  siguen con él y creen en un líder que ha cambiado en muchos sentidos la ruta política  de decenios atrás, incluso antes de que se instalara el neoliberalismo.

            Según Leopoldo Gómez, subdirector de información de Televisa, hay “una mayoría (de la población) que se siente empoderada” con López Obrador, y cree firmemente  “que el (mandatario) le da voz, la representa” (Milenio, 3 de diciembre). Seguramente por ello, el registro de las encuestas en Oraculus, señala que el 68 por ciento de los entrevistados está con Andrés Manuel y el 27 por ciento no aprueba sus decisiones. La cifra más alta que ha tenido un presidente en los últimos cuatro sexenios en un primer año.

            Decíamos que es un dirigente contrastante con los mandatarios nacionales, no únicamente desde el neoliberalismo, ya que convive con  la raza en todo momento, viaja constantemente en vehículos no oficiales, hace giras agotadoras (ha dado la vuelta al mundo cuatro veces en esos viajes), tiene 63 millones de visitas en  Facebook (más que Lionel Messi) debido a sus mañaneras y predica con el ejemplo en  la honradez y la austeridad

            Es cierto, las debilidades y errores son varios, empezando por el crecimiento cero y la inseguridad que va en aumento. Dos errores que son importantes y pueden darle serios dolores de cabeza más adelante.

            Algunos de sus números en  economía son discutibles: 648 mil empleos este año (¿cómo si hubo cero crecimiento y aumento del desempleo?); la elevación de la recaudación impositiva de 1.6 por ciento es magra, y según su antes porrista y hoy malqueriente, Carlos M. Urzúa, dado de baja del gabinete, la IED no pudo ser de 7.8 por ciento.

            No obstante ello, nadie discute que elevó el salario mínimo 16 por ciento, lo que no se hizo en 36 años;  la inflación estuvo controlada,  3 por ciento (algo que hasta Carlos Slim elogió);  50 por ciento de las familias mexicanas reciben un apoyo económico, un millón de jóvenes obtienen  dinero para capacitarse, hubo ahorros contra la  corrupción de 200 mil millones de pesos, la austeridad republicana (con  desvíos en los poderes judiciales y legislativos), es algo común, hay apoyos a ocho millones de adultos mayores y  se abrió la convocatoria para que  nueve  mil médicos y enfermeras vayan con un salario más que decoroso a hospitales ubicados en  zonas pobres.

            Los casos de Ovidio Guzmán y la familia LeBarón, amén de lo ocurrido recientemente en Villa Unión,  Coahuila, entre otros conflictos mayores fueron una muestra que la inseguridad es más que preocupante.

            Afortunadamente, el encuentro de los mormones LeBarón con López Obrador resultó un calmante ya que los norteños dijeron que el hombre de Palacio Nacional no les dio “atole con el dedo”, se supo que hay varios detenidos que fueron parte del operativo y se esperan nuevas aprehensiones. En el caso de Coahuila, la intervención decidida del gobernador,   Miguel Riquelme,  fue un ejemplo  que se debe replicar en otras entidades.

            En un reciente libro de la gran periodista Anabel Hernández, El traidor, donde se demuestra que Ismael El Mayo Zambada, es el capo mayor, y se insiste que el narco tiene comprados a policías, jueces, funcionarios, miembros importantes de la seguridad nacional,  militares y hasta financió campañas como la de Vicente  Fox, ese opositor de pacotilla que trata de insultar al presidente llamándole Lopitos, tenemos una visión que no es únicamente con  abrazos y no balazos como debe combatirse el narco, sino con una estrategia más amplia, detallada y profunda (Buscaglia, dixit).

            Andrés Manuel pidió un año más para terminar de hacer los cambios que todavía están en proceso, tomar sólidamente las riendas del país (digo yo) y avanzar más en proyectos importantes, algunos de ellos muy cuestionables: el Tren Maya.

            Ojalá que para el siguiente primero de diciembre, además, ya no haya tantos ataques y se llegue a la reconciliación como se hizo con los empresarios que dijeron invertirán (esperemos) más de 850 mil millones de pesos en los próximos cinco años.

            La oposición al tabasqueño mostró, nuevamente, que a pesar de unirse los aparentes izquierdistas del PRD con los derechistas -cada vez más ultras- del PAN y diversas organizaciones como Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y Causa en Común son una quimera. Tanto que uno de sus coros era:   “México no irá al comunismo”, algo que ni los del PCM en su centenario pidieron en ningún acto.

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