Periodistas Unidos. Ciudad de México. 26 de diciembre de 2021.- Como se sabe, el 11 de diciembre de 2006, Felipe Calderón Hinojosa desató, irresponsablemente, la guerra contra el narcotráfico en su natal Michoacán.
Ello trajo un recrudecimiento de la violencia en el país, la cual no ha parado. Lejos de ello, cada día aumenta más la inseguridad, la violencia, el terror en México y no pareciera que tengamos forma de mitigarlo.
Uno de los acontecimientos más perniciosas en esta larga guerra contra los malosos, fue la llamada: Operación Rápido y Furioso, que se inició en 2009 pero se descubrió hasta 2011, luego del asesinato del agente estadunidense Jaime Zapata, en la carretera de San Luis Potosí.
El mencionado personaje era miembro de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, por sus siglas en inglés), y el 15 de febrero del mencionado 2011 fue abatido y herido su compañero de tareas, Víctor Ávila.
En tal operación se introdujeron más de dos mil 500 rifles de asalto, supuestamente con un chip de identificación cada uno, para rastrearlos y detener a los narcotraficantes que los adquirieron.
Todo falló y resultó un escándalo en Estados Unidos, tanto que los congresistas le pidieron al entonces presidente estadounidense, Barack Obama, que abriera los expedientes. El mandatario se negó a ello y le ordenó a su fiscal, Eric Holder, que sellara el asunto.
En México varios participaron en esta absurda, grave y trágica acción, entre otros Alejandro Poiré, quien era secretario del Consejo de Seguridad Nacional y llegaría a ser secretario de Gobernación.
Seguramente en este gravísimo episodio, estuvo metido Genaro García Luna, preso hoy en los Estados Unidos por colaborar con las pandillas del narco.
En agosto de este 2021, la administración de Andrés Manuel López Obrador demandó ante un juzgado de Boston a once fabricantes de armas y un distribuidor de las mismas, según escribe Sergio Aguayo (Reforma, 17 de noviembre).
El 22 de este noviembre responderán los implicados, el 31 de enero harán su réplica de lo que suceda nuestras autoridades y el 28 de febrero habrá una contrarréplica de los que fabrican armas a granel.
El asunto, independientemente de los resultados, ya ha dado buenos dividendos a la querella mexicana: la fábrica Smith and Wesson, una de las más añejas y reconocidas mundialmente, vio caer sus acciones 37 por ciento y teme que en los próximos meses la situación sea más grave.
Esta acción del actual gobierno, se deslinda de los anteriores regímenes de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto y pone el acento en evitar que entren a nuestro país 500 mil armas anualmente. Algo que seguramente incluyó López Obrador en su reunión con Joe Biden y Justin Trudeau.
Uno de los que ha insistido desde su fundación, en 1871, en Nueva York, que los juguetes asesinos deben ser vendidos ampliamente e incluso sin medida, es la Asociación Nacional del Rifle (NRA, siglas gringas).
La mencionada organización tiene cinco millones de afiliados y aporta cantidades millonarias a diferentes candidatos a las elecciones de los partidos Demócrata y Republicano.
Basa su derecho en la Segunda Enmienda de la Constitución yanqui, la cual han intentado regular sin éxito varios presidentes de nuestros armados vecinos. Algo que sólo ocurre en aquel país, como lo demuestra Michel Moore en su documental: Masacre en Columbine.
En el mismo, Moore intenta entrevistar a uno de los jerarcas de la agrupación, el pésimo actor Charlton Heston, pero este se escabulle y finaliza la conversación sin explicar por qué deben venderse rifles que incluso abaten un helicóptero como si fueran sonajas para niños.
Heston fue el encargado de esta Asociación hasta 2003, pero después llegó alguien peor, el teniente Oliver North, quien estuvo a cargo de la operación Irán- Contras, la que dejó muertos en el medio oriente, Nicaragua y México, por lo que el militar fue acusado y sentenciado a prisión, aunque salió y continuó con sus aventuras bélicas en muchos terrenos.
También han estado afiliados a la mencionada organización John Wayne, el actor; Sara Palin, una neofascista que fue precandidata a la presidencia por el Partido Republicano, y, obviamente, Donald Trump.
Acá en nuestro país existe una oscura Asociación Mexicana de Armas de Fuego, siendo que es ilegal poseer una serie de objetos reservados para el ejército y la armada mexicanas.
Según los analistas de la revista Nexos: Carlos Pérez Ricart, Eugenio Welgand y Raúl Zepeda, las armas son la epidemia criminal que vive México y la demanda lopezobradorista es “audaz y original”, aunque, afirman, es improbable que prospere.
Afortunadamente, como anotamos en el caso de Smith and Wesson, los efectos positivos ya están a la vista, ahora es tiempo que el gobierno de Gringolandia haga, también, su parte.
Las armas son el peligro mayor hoy, en todas las actividades de la Economía canalla, como titula su libro Loretta Napoleoni.
jamelendez44
Testigo de las consecuencias y el dolor que generan las acciones del crimen organizado en las familias de las zonas afectadas por este flagelo, el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, considera que la frase “abrazos, no balazos” es más profunda de lo que parece, y rechaza rotundamente “la guerra contra el narco” que fue desplegada en sexenios anteriores. “No sirve”.
La Jornada 26.12.21