Periodista Unidos. Ciudad de México. 04 de agosto de 2022.- Crisis van y vienen, y los bancos, las instituciones que saquean sin falla ni remedio al pueblo, continúan adelante.
Ya lo decía el viejo Marx, un pobre hurta un bolillo y es un ladrón; un banquero expolia a un país y resulta muchas veces un filántropo que, además, posibilita que la economía capitalista sea elogiada por los medios tradicionales, quienes, por cierto, en poquísimas ocasiones los critican, ya que reciben anuncios constantes de esos millonarios.
Las utilidades de los bancos en el primer semestre de este año fueron más altas que en el pasado.
Siete de ellos controlan el 90 por ciento de la clientela y los recursos.
BBVA, ganó 39 mil; Banorte, 22 mil; Santander, 12 mil; Citibanamex (en venta), 11 mil; Inbursa, 10 mil; Scotiabank, siete mil y HSBC (acusado en múltiples ocasiones de lavado de dinero), cinco mil. Todo ello en millones de pesos cada uno.
De ellos 106 mil millones de pesos fueron por el cobro de intereses.
Ya sabemos que debido a la inflación, y para supuestamente congelar la economía para que no suban los precios (sic absurdo), las tasas de interés que ha impuesto el Banco de México- cuyos funcionarios ganan mucho más que el Presidente de la República- se han elevado de 4.25 por ciento a 7.75 por ciento. Y seguramente lo harán más en los próximos meses, como está ocurriendo en Estados Unidos.
Ello ha traído que sólo por este concepto, las utilidades han sido altísimas. O sea, la crisis que provocaron los desaciertos de funcionarios hacendarios y la voracidad de empresarios las pagan, invariablemente, los ciudadanos.
Esos que piden un crédito para abrir su changarro, un dinero para atender la salud de sus familiares, unas monedas para mandar a la escuela pública o privada a sus hijos, los que ya no pueden solventar la renta de su departamento, los que compraron un vehículo o incluso aquellos que insisten en que la tarjeta de crédito debe usarse como si fuera un dinero extra de lo que obtienen con su trabajo: ¡esto último algo terriblemente absurdo!
El Banco Santander obtuvo 12 mil 11 millones de pesos en el primer semestre de 2022; 50.3 por ciento más que en 2021, donde se embolsó siete mil 992 millones de pesos (Milenio).
Y cincuenta bancos-recordemos que Vicente Fox dio permisos a muchos- incluso algunos que han quebrado y no se han castigado a sus dueños-, en el primer trimestre de 2022 llevaron a sus arcas una cantidad que dejará felices a los intermediarios de la lana, en un mundo en grave crisis.
Recordemos que en 1990 se creó el Ipab, luego llamado Fobaproa, el cual trató de evitar pérdidas a los banqueros irresponsables que se beneficiaban con créditos para ellos mismos y familiares.
De una deuda considerada en 552 mil 300 millones de pesos, que erogó el Estado, ahora la cantidad llega a dos billones de pesos, de los cuales pagamos sólo en intereses de 40 a 50 mil millones de pesos anuales. Y si lo logramos, concluiremos con este saqueo a la nación en 50 años. ¡Felicidades jóvenes y niños por la irresponsabilidad de Carlos Salinas y las posteriores administraciones!
Salinas por cierto, vendió esos instrumentos del dinero demoniaco a sus cuates, y no los regresó a los antiguos poseedores (Espinoza Iglesias, Legorreta, et al).
En 2001, el señor Roberto Hernández –quien, dicen, tiene una isla propia- ligado a Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda, vendió Banamex al consorcio estadounidenses City, que lo denominó Citibanamex.
Recibió Hernández y compañía: 12 mil 500 millones de dólares, aunque no pagaron cerca de dos mil millones de dólares de impuestos, ante la bendición del lenguaraz: Vicente Fox.
Este breve recuento nos lleva a ver que los bancos son unos tiburones protegidos por las autoridades. Los cuales, según el que se dice socialista, Pedro Sánchez en España, deben pagar mayores impuestos para que la economía no quiebre.
¿Y en México?
La reforma fiscal no llega; los bancos siguen ganando como nunca y los aumentos de precios continúan, hasta en productos para el baño que produce el nefasto: Claudio X. González Laporte.
Ganadores y perdedores de la tan defendida economía capitalista.
Me he convertido en una persona monotemática y una persona así termina por ser corrosiva y hartar a los demás. El motivo que tengo para ser monotemático es el que me aterra que regresen al poder los saqueadores que hundieron al país en el fango. También me aterra el hecho de que las personas no estén aterradas por el probable regreso de los que le hicieron tanto mal al país.
Vemos a Monterrey y no pensamos «pongamos nuestras barbas a remojar». En Monterrey es sequía pero también es saqueo un saqueo enorme (pregúntenle al diablo Fernández).
Actualmente, en México, no es hablar de política, de qué ideología quieres que domine: es de si quieres que regresen los saqueadores que implica falta de hospitales, educación, infraestructura, y un largo etcétera, o no quieres que regresen esos que no tienen llenadera.
El fanatismo es muy malo. Muy malo también es que los fanáticos del saqueo te convenzan que hablar de las cosas que le importan al país (a tus hijos y tus nietos, pues) es fanatismo. Para eso controlan los medios de comunicación evitando que te llegue información correcta (ver la película «No mires para arriba» o el concepto de entropía en https://www.cronica.com.mx/notas-fenomenos_fisicos_y_sociales-1205827-2021.html).
Nos dirán que la polarización que provoca la 4T está dividiendo al país pero no nos dirán que la corrupción obscena que ocurrió en el país provocó una desigualdad enorme, que es la que en verdad polariza.
Nos dirán que no han hecho nada por componer las cosas como si un cuerpo sumamente enfermo por los efectos de innumerables tumores cancerígenos pudiera ser curado de la noche a la mañana y sin dolor.
No nos preguntamos que le ha dado el país al sureste (ese que nos dice Samuel García que es flojo y solo sirve para descansar) que, aun en este momento, evita que la gasolina se encuentre a niveles estratosféricos mediante la venta de sus riquezas y petróleo y aporta y ha aportado miles de millones de dólares al país.