Podcast. El Diego conocido: sin mesura y queriendo engañar

Por Jorge Meléndez Preciado

Foto: Cuartoscuro

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 09 de marzo de 2021.- Miles estuvimos en la secretaría de Gobernación, el 6 de julio de 1988, apoyando a los candidatos del PAN, Manuel de Jesús Clouthier; del PRT, Rosario Ibarra de Piedra, y del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Todos exigíamos un recuento de votos, que se limpiaran las elecciones de ese año y que no se impusiera, según han confesado priistas como el que fue jefe del ejecutivo, Miguel de la Madrid, a Carlos Salinas de Gortari.

Parecía, que, al fin, se integraba una oposición que podía dejar claro los enjuagues que llevaba a cabo el PRI para imponerse, a como diera lugar (luego vendría la conocida frase de Felipe Calderón “haiga sido como haiga sido”).

Después supimos que, en un encuentro con Carlos Salinas, los panistas Luis Héctor Álvarez, Diego Fernández de Cevallos y unos cuantos más pactaron el triunfo de Carlos Salinas a cambio de varias posiciones y hacer reformas que le interesaban al llamado por Luis Sánchez Aguilar, PRIAN.

Salinas envió mensajes a todos para ofrecerles posiciones en el gabinete, triunfos en gubernaturas, aceptar las victorias en las cámaras de Diputados y Senadores de varios que se habían triunfado pero el resultado de las urnas fue modificado.

Me tocó estar en una de ellas, en mi departamento del sur del entonces DF, cuando un amigo mío ofreció hasta la secretaría del Trabajo y Educación a un enviado de Cuauhtémoc, más legislaturas diversas. Quien escuchó el ofrecimiento se fue a la cocina para hablar por teléfono, ya que los móviles eran para unos cuantos.

Al regresar, quien entonces militaba en el PST le dijo a mi amigo: “El ingeniero Cárdenas dice que no. Su único deseo es que se cuenten seriamente los votos”. En ese momento todo concluyó.

En El Universal de aquel año, varios panistas escribieron que aceptaban el resultado que le daba el triunfo a Carlos, y que se legitimaría en la Presidencia de la República si en realidad cumplía las promesas de hacer los cambios que habían acordado PRI y PAN.

Ahora que escucho al mal llamado Jefe Diego que desde Los Pinos se realizaron modificaciones en religión, educación, ejido, la posibilidad de que Vicente Fox fuera presidente al modificarse la Constitución y que la credencial de elector tenga la foto nuestra, más otras zarandajas, reitero lo que siempre he pensado y escrito acerca de ese sujeto Diego: lo único que le interesa es el poder y el dinero, a costa de lo que sea.

La entrevista que tuvo con Carmen Aristegui (Aristegui Noticias, 3 de marzo) lo muestra de cuerpo entero.

Lo que hice con Salinas lo volvería a hacer y “no hay nadie que me pueda acusar con pruebas de haber hecho una componenda con Carlos Salinas”, afirma el hombre del puro inseparable.

Vaya descaro: y las concertaciones, y los moches, y los negocios como el de Jugos del Valle donde Fernández de Cevallos ganó centenas de millones de pesos, entre una lista interminable.

Y eso de que ni con la madre que parió a Salinas es un insulto que seguramente dejará pasar el autor de mamotretos insustanciales, pero la señora Margarita de Gortari fue una dama y profesora respetable, pariente del gran maestro Eli de Gortari. ¿Tiene caso un insulto como ese?

Además, señalar que los videos de Carlos Ahumada, que le llevaron a la casa a Diego, no eran conocidos por Salinas, es producto de un señor que piensa:  los ciudadanos son menores de edad y creen en mis patrañas.

Que los hayan editado mejor o peor, puesto lo que les interesaba y desechado muchas cuestiones (Ahumada dice que tiene un arsenal, pues que los muestre y se deje de asustarnos con el petate del muerto), pero que eso fue una maquinación de la Presidencia a la que se prestaron Joaquín López Dóriga (caso Gustavo Ponce), Brozo (¡qué vergüenza!), Televisa y algunos más, es innegable.

Por lo tanto, no es ni siquiera lógico que hoy Juan Collado, al cual trataba Diego por ser abogado (resic) y otros más no sabían del caso y la bomba que estallaría.

Es cierto, como dice el queretano, que una de nuestras grandes amenazas para los mexicanos es la DEA (junto con otras agrupaciones yanquis). También que después del Río Bravo están los mayores consumidores de droga, los traficantes de armas y que mientras en nuestro país (supuestamente) se combaten a los narcos, en Estados Unidos lo administran como uno de los grandes negocios mundiales en donde están metidos hasta los militares, como en el caso Irán- Contras, que manejó el coronel Oliver North, actualmente presidente de la Organización Nacional del Rifle, todos lo que hemos investigado el narco lo sabemos.

Su descubrimiento, entonces, es de párvulos.

Correcto, señor Fernández de Cevallos. Pero no quiera defender a la señora Andrea de Anda, quien maneja la red Ojiva Consultores, quien ha realizado negocios con Ricardo Anaya, algo que El Heraldo de México, del 10 de julio de 2019, la denunció porque capturaron a su empleado, Hugo Andrés Herrera, en Guatemala.

Y menos tiene sustento atacar a Carmen por el turbio caso de MVS.

Que Fernández de Cevallos tiene una red de amigos de lo más selecto para los negocios poco honorables, como los demostró en una grabación Xóchitl Gálvez, es más que evidente.

  1. En mi anterior colaboración, acerca de David Colmenares Páramo, me equivoqué en dos cuestiones: Juan Javier Pérez Saavedra trabajó con Juan Manuel Portal y renunció al llegar Colmenares y Claudia Corichi siendo diputada votó a favor de David para la ASF y ahora es funcionaria de esa destartalada oficina. Gracias a un gran amigo por enmendarme la plana.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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