Fernanda Melchor: literatura de gran aliento
Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 12 de abril de 2022.- En una visita a una librería muy conocida por sus buenas frases, libros diversos y precios accesibles, la encargada en Coyoacán me recomendó que leyera a Fernanda Melchor y su libro: Temporada de huracanes.
Como no lo tenían en existencia (ya lo pude conseguir, finalmente), compré: Páradais (Radmon House), de la mencionada autora, el cual pensé era algo muy rápido de leer porque son 158 páginas; pero no, ya que la literatura de esta chava nacida en Veracruz (1982) es muy singular, pues casi no usa el punto y aparte y el entrelazamiento de sus historias es muy singular.
Me hizo recordar los tiempos mágicos de José Agustín, quien hacía experimentos muy buenos y exitosos en cada una de sus obras, algo que lo llevó a ser criticado por algunos pedantes, aunque a ser buscado por la mayoría de los jóvenes que lo siguieron por todas partes. ¡Saludos, maestro!
Es el caso de Fernanda, una muchacha que nos enrolla en sus historias y pareciera que estamos por descubrir lo siguiente pero siempre salta la liebre y nos lleva por caminos desconocidos, excitantes, trastornadores.
En el caso de Páradais, que es un modismo mexicano para no caer en el anglicismo conocido, la historia parece muy simple, la de un gordo hijo de un familia adinerada que vive en un complejo habitacional exclusivo y muy vigilado y el cuidacasetas del lugar, llamado Polo.
Ambos seres desgraciados, que se reúnen para emborracharse e intentar salir de su prisión mental y sus carencias de todo, muestran el círculo dantesco en que viven millones, no obstante las polarizadas condiciones.
Si bien hay una buena cantidad de encuentros de ambos, en cada ocasión algo surge que va modificando el rumbo de los acontecimientos y los llevará por el único camino que los espera: el fracaso.
Es seguramente parte de lo que está en el imaginario de la juventud actual: ricos y pobres; pudientes y amolados; con apoyos y sin ellos.
Polo, incluso tiene un carnal que incursiona en el narcotráfico, el cual trata de apartar a aquel de tal actividad, ya que lejos de seguir la muy trillada frase de los muchachos actuales: “Vale más cinco años como rey que decenas como buey”, y por eso se enrolan o los ensartan en los ilícitos más conocidos, sabe Milton que no es por ese medio la salida, pero es imposible convencer a quien no tiene más que la urgencia de huir a como dé lugar de una vida de miseria y humillaciones; muy acentuada por dos mujeres: su madre y Zorayda.
Aparece en escena la señora Marián de Maroño, una fémina que realmente enloquece al Gordo, y esto hace que muchos planes se hagan en función de ella.
Polo, quien ya había probado esas mieles del sexo, no tiene mayor interés en la Doña Fatal, sino más bien intenta alejarse de su comunidad para irse a Progreso (el ideal utópico), otro lugar veracruzano y conseguir alejarse, como sea, de su horrible sufrimiento; y el costo no le importa porque el infierno diario está a todas horas presente, algo que en ocasiones parece cuento, pero es la terrible realidad de quienes vemos ahora en las migraciones, de las cuales somos parte indisoluble.
Con un lenguaje muy cuidado, pero en el cual no faltan las palabras muy bien adecuadas para la ocasión (Renato Leduc aplaudiría), Fernanda va desentrañando la historia que tiene aparentemente un final, aunque en verdad es algo que nos sorprende porque aquí no hay “final feliz” o ni siquiera trágico.
¿Estarán los jóvenes en la rueda sin fin? ¿Habremos entrado al laberinto sin salida? ¿Acaso todos somos víctimas y victimarios al mismo tiempo?
Otro de sus personajes, muy breve pero sustancioso, es una señora que maneja los hilos de los malandros. Como debe ser, aparece poco aunque marca lo que toca.
Sorpresiva en todo, desde la puntuación hasta las palabras en los momentos adecuados, y una historia próxima aunque manejando los tiempos y situaciones con eficacia, así es la literatura de Fernanda Melchor y su Páradais.
Singular que las cuatro mujeres sean las que tengan el centro de atención, no importando que los machines aparezcan más tiempo en escena.
Obra para estos tiempos de crisis y supuesto recogimiento. La cual nos incita a leer, sin duda, Temporada de huracanes.
@jamelendez44