La renuncia de Carlos Urzúa
Foto: Moises Pablo / Cuartoscuro
Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 11 de julio de 2019.- No fue tan inesperada la renuncia de Carlos Urzúa, el secretario de Hacienda que había mantenido una amistad con Andrés Manuel López Obrador durante 23 años y había sido secretario de Finanzas en el gobierno del tabasqueño en el entonces Distrito Federal. Un día antes de la deserción, el senador Ricardo Monreal había señalado intempestivamente que debían aflojarse los controles de las finanzas públicas, algo que es una demanda de muchos otros miembros de la actual clase política, incluido Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. Aunque la realidad es que el orientador de las finanzas es el propio Ejecutivo, y no tanto la secretaría de Hacienda.
Un funcionario de alto nivel que maneja los gastos de esa administración, nos dijo hace tiempo que ya elaborado el presupuesto, luego de mil recortes, Andrés Manuel indicó que deberían rebajarle más en algunos rubros, y el resultado ha sido que en ocasiones los dineros no alcanzan para las necesidades de muchas secretarías en sus áreas sustantivas. Por lo tanto, es difícil lidiar con lo terco que es el actual gobernante nacional, para utilizar las palabras de Urzúa que señala no como cerrado e insensible a López Obrador, sino como muy testarudo en muchas ocasiones.
En la carta de renuncia, Urzúa señala que en diferentes ocasiones se han “tomado decisiones políticas públicas sin el suficiente sustento”, algo que estuvo muy claro desde la renuncia de Germán Martínez al IMSS.
Pero lo más destacado de la carta de dimisión es que Carlos señala que le resultó “inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública”. Y agrega que ello fue motivado por “personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de intereses”. Algo lógico si varios grupos están por la disputa no sólo de Morena, sino de influir decisivamente para el siguiente gobierno, pues muchos se han engolosinado pensando que ya la tiene ganada para dentro de seis años, dada la inexistencia de oposición, pero no se ponen a meditar que lo importante es dar buenos resultados ahora, en lugar de ver al futuro que puede ser oscuro.
Como resultado de este grave asunto, el dólar subió, la Bolsa cayó y el PIB sigue en descenso, algo que pudo ser peor, aunque la llegada de Arturo Herrera a la cabeza de Hacienda fue una jugada rápida que evitó mayores problemas. Tanto que los dos bancos importantes: Citibanamex y BBVA avalaron al joven que estaba francamente nervioso en su encumbramiento.
Quien fuera vicepresidente para América Latina del Banco Mundial, si bien ha tenido dos graves encuentros con Andrés Manuel al decir que no se haría la refinería de Dos Bocas y que se instauraría la tenencia de automóviles, cuestiones refutadas por el mandatario, es un funcionario que sabe su trabajo y ha podido ayudar a López Obrador hace años para que salga adelante en una disciplina que no maneja. Es más, las obsesiones de Arturo son contribuir a que la desigualdad se aminore y potenciar la inversión pública, amén de tratar de aumentar la inversión privada para llegar al famoso cuatro por ciento de crecimiento.
López Obrador dijo que en estos siete meses de gobierno se aumentó la recaudación tributaria, no han existido déficit público y que el peso es la moneda que más se ha revaluado en el mundo. Tres virtudes que deben atribuirse a la dupla Urzúa y Herrera, a pesar de los últimos tropezones.
Quienes insólitamente apoyaron la llegada de Arturo Herrera fueron Felipe Calderón y José Antonio Meade. Lo que da idea que confían en las armas del joven que ha ido escalando sin pausas y con tesón. Pero ambos opositores al gobierno actual saben que este problema, difícil, no debe ser utilizado para tratar de desestabilizar al país, ya que las consecuencias serían graves para todos los sectores. Por ello, también las organizaciones empresariales Canaco y Canacintra apoyaron al nuevo funcionario. Desde luego, la Coparmex, faltaba más, exigió que se aclararan muchas de las cuestiones señaladas por Urzúa.
Según dos analistas, disímbolos, Mario Maldonado y Hernán Gómez, en El Universal (9 de julio), plantearon que los aludidos por Carlos Urzúa eran Alfonso Romo, Rocío Nahle y sobre todo la todopoderosa, Raquel Buenrostro, quien tiene el control del gasto público.
La hija de Urzúa, la joven María José, felicitó a su padre por su congruencia en la decisión que tomó. Bien por la muchacha.
La disputa por soltar o retener el presupuesto continuará. Esperemos que López Obrador no siga recortando el dinero en asuntos prioritarios para la sociedad, luego de esta llamada de atención tan clara. Y otro punto importante es que Hacienda tendrá que elaborar en los siguientes meses el presupuesto para 2020, algo importantísimo que necesita aprobación del Jefe de Palacio Nacional.
@jamelendez44