Juan Carlos y Álvaro Uribe, ya: ¿y Peña Nieto?

Por Jorge Meléndez Preciado

            Periodistas Unidos. Ciudad de México. 11 de agosto de 2020.- La justicia, esa señora extraña, inasible y veleidosa, es invocada por todos y sólo en pocas ocasiones hace lo que  se debe hacer. Quizá su venda en los ojos   y su balanza aparentemente inmóvil son una mala representación. Más bien tiene vista penetrante e intereses muy determinados, como sabemos.

            El hecho es que en México y en muchas partes, hay más encarcelados pobres, discriminados, analfabetos, sin apoyos legales que los verdaderos pillos, los cuales tienen a su mano amplias protecciones.

            Más de la tercera parte de los enchironados en nuestro país no han sido sentenciados. Las crujías de miserables y de quienes cuentan con recursos económicos y visitas continúas son distinguibles en cualquier prisión nacional.

            Pero en ocasiones hay sorpresas.

            Recientemente vimos huyendo, como si fuera un ladrón vulgar, al rey emérito Juan Carlos Primero, de España, rumbo a Portugal, aunque no será su destino último. Y supimos que el Tribunal Supremo va a sentenciar, quizás a ocho años de prisión, al ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe.

            En México andan como pollitos en fuga: Tomás Zerón de Lucío, Luis Cárdenas Palomino, Eduardo García Pequeño (estos dos elogiados y defendidos por el columnista: Carlos Marín), Mario Marín y algunos más.  De quienes tienen órdenes de aprehensión.

            El famoso Juan Carlos sabemos que hizo negocios con los países árabes, se inmiscuyó en apoyar a los consorcios españoles tanto en su país como en el extranjero, posibilitó que su yerno, Iñaki Undargarín, desfalcara las arcas gubernamentales, se dedicaba a cazar elefantes cuando estos se encuentran en peligros de extinción, tenía amoríos por doquier, en especial con la alemana, Corinna Larsen, e incluso hace poco recibía del gobierno 200 mil euros mensuales para que siguiera dilapidando la riqueza de su patria.

            Este señor llegó con Francisco Franco y estuvo viviendo en el Palacio de la Zarzuela 58 años y dejó a su hijo, Felipe VI, en el poder, debido a la Constitución de 1978, la cual ya es obsoleta para la mal llamada democracia española.

            Juan Carlos antes de huir despavorido dijo: “Siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir (Sin Embargo 5 de agosto). Como dice la organización Unidas Podemos, la política en la llamada antes madre patria está necrosada. La cual defienden todavía Vox, el Partido Popular y hasta muchos dirigentes del Partido Socialista Obreros Español (PSOE).

            Por su parte, Álvaro Uribe llegó al poder para combatir a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y otras guerrillas. Estuvo en la presidencia de su nación de 2002 a 2010, dos periodos. Quería una tercera oportunidad   y fue rechazado en el plebiscito. Es recordado por las matanzas como en El Aro, donde 17 campesinos fueron masacrados; por crear guardias privadas que combatieran a los opositores, su mano dura era lo característico, difundió  lo que llamó “falsos positivos” (ciudadanos inocentes asesinados por las fuerzas armadas), puso en acción las intercepciones telefónicas, incluso entre sus seguidores,  y siguió al pie de la letra las indicaciones de la DEA y la embajada de Estados Unidos para supuestamente combatir a los narcos.

            Ahora está imputado de fraude procesal, soborno de testigos y matanzas de paramilitares. No obstante que lo defiende uno de sus incondicionales, el presidente Iván Duque, al que Uribe ayudó a llegar al poder, los fiscales dicen que irá a prisión y ya tiene arraigo domiciliario.

            Dos ejemplos que cuando el poder judicial tiene autonomía, actúa, en ocasiones con amplia libertad, contra pollos gordos.

            Y mientras la pareja sentimental de Enrique Peña Nieto, Tania Ruiz, ya se infectó de Covid-19 por ir a San Luis Potosí, y sus nueve hijos no lo pueden visitar en España, donde se encuentra prácticamente escondido, el responsable de ilícitos y matanzas en México, el hombre de Atlacomulco, sigue en libertad.

            ¿Le llegará la mano de la justicia al tal Enrique Peña Nieto?

jamelendez44@gmail.com

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