Salto Cuántico: La corrupción en la educación a distancia

Foto: Especial

SINCRONÍA: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. 

B. Franklin.

Por Karina Álvarez

  • Alumnos de universidades privadas sobornan a sus maestros para evitar tomar las clases en línea durante la cuarentena

Pagar a un profesor para pasar una materia, no es una práctica nueva ni cosa del otro mundo. Existen cientos de testimonios de alumnos de escuelas públicas y privadas, de nivel medio y superior, donde detallan que muchos de sus profesores condicionan sus calificaciones por dinero o ciertos regalos.

¿Pero qué pasa cuando son los alumnos quienes se organizan para dar dinero al maestro, con el fin de evitar tomar las clases en línea en esta cuarentena provocada por el COVID-19?

Este es el caso de una universidad de paga ubicada en la Colonia Juárez, de la Ciudad de México, en donde 13 alumnos de la carrera de Pedagogía, luego de una semana de tomar su curso de Estadística en línea, optaron por ofrecer dinero a su profesor para que los pasara, argumentando que no entienden los tutoriales de Youtube que el docente les hace llegar.

Cinco de los jóvenes involucrados, me detallaron cómo surgió la propuesta.

Todo comenzó cuando les llegó la primera tarea, la cual, dicen, no entendieron, además de un tutorial de Youtube, que tampoco entendieron.

El salón completo se conforma por 26 alumnos, quienes tienen un grupo de Whatsapp entre sí, ahí, alguien soltó la pregunta: ¿quién quiere comprar al profe? Sólo 13 respondieron e hicieron otro grupo de Whastapp en donde incluyeron al maestro.

De inmediato, consta en los mensajes, se lanzó la oferta; le preguntaron al maestro que cuánto les cobraba por la materia; un alumno ofreció 500, pero el profesor rio y les dijo que lo dejaran pensar.

Tres horas más tarde, el docente regresó con una contraoferta de mil pesos a cambio de las actividades, tareas y el examen final. Los chicos refutaron y tras varios mensajes de negociación, lo cerraron en 750, por cabeza.

  Para echarles aún más la mano, el maestro les dio chance de darle el dinero en dos partes, una de 400 y otra de 350; ese dinero se depositó primero a la cuenta de una compañera, quien a su vez abonó el soborno en la cuenta del docente. El 2 de mayo pasado, se hizo el segundo pago, pues tenía que quedar cerrado el negocio antes del examen final a realizarse, vía internet, el pasado 11 de mayo.

En total, el maestro recibió nueve mil 750 pesos por parte de sus alumnos, la colegiatura en dicha universidad es de tres mil 500 pesos mensuales.

Les presento un fragmento de una de las conversaciones que se realizaron entre el docente y sus pupilos:

–Ok ok, perfecto, es para poder pagar mi mensualidad de Elektra, ustedes abonaron 2 meses. –Escribe el Profesor.

–Jajajaja, ya ve Profe. –Responde uno de los 13 alumnos.

–Cómo no son semestres. –Agrega el docente.

Para el examen, como los jóvenes en realidad aseguran no haber aprendido nada de Estadística en este cuatrimestre, el profesor les dio las respuestas.

La universidad de la que les hablo, cuenta con más de 10 planteles en la Ciudad de México, donde se enseñan unas 12 licenciaturas. Según los estudiantes involucrados en este caso, ésta es la primera vez que realizan un acto de esa naturaleza, además de que en los dos años que llevan estudiando ahí, ningún maestro les ha pedido dinero.

Sin duda es una situación reprobable de ambas partes. Pero vayamos más profundo. De por sí, nuestro país se ha distinguido por las malas calificaciones de los alumnos en las pruebas internacionales en todos sus niveles educativos, obviamente, esto empeora la situación, pues significa que, con la cuarentena de pretexto, ahora los jóvenes quieren esforzarse menos para aprender.

Por otro lado, vemos que esta práctica docente de pedir o aceptar dinero de los alumnos continúa, o sea, tenemos maestros y alumnos corruptos. Hay docentes, claro que no hablo de la mayoría, que han perdido la vocación para enseñar.

Otro de los jóvenes, defendía su acto con el argumento de que, si de por sí la materia de Estadística no es de las más fáciles de tomar de manera presencial, por línea era más complejo, pues, según él, se torna más aburrido y luego de 20 minutos, simplemente pierden el interés y la concentración.

Y agrega que, con este profesor en particular, en realidad no les explica la clase, sólo les envía tutoriales de las ecuaciones que están en el curso.

Mientras son peras o manzanas, lo cierto es que existe un fenómeno que podría acrecentarse en esta cuarentena, si las instituciones educativas no ponen cuidado y rigor en este sentido para evitar la corrupción entre profesores y alumnos.

La responsabilidad es compartida entre diversos actores: la SEP, las autoridades educativas de cada institución, los alumnos y los padres de familia. Estos personajes deberían tomar más en serio este tipo de prácticas, pues son muy viejas y continúan.

Generar un método de evaluación en donde el docente esté supervisado por los directivos de las escuelas y dar una mayor atención a los alumnos, tal vez sería una de las soluciones para este mal.

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