La cultura como ornato en la 4T…

Por Román Munguía Huato

Sin cultura y sin la relativa libertad que implica,

la sociedad, aunque sea perfecta, no es más que una jungla.

Albert Camus

  1. Periodistas Unidos. Ciudad de México. 26 de octubre de 2022.- En el extraordinario libro La utilidad de lo inútil (2013), Nuccio Ordine alude al discurso del gran Víctor Hugo pronunciado en la Asamblea constituyente de 1848. Hugo sostiene que la crisis no se supera recortando los fondos para la cultura sino duplicándolos. Critica la política del Dogma del Recorte Inevitable: “¿Y qué momento escogen? El momento en que son más necesarias que nunca, el momento en que, en vez de limitarlas, habría que ampliarlas y hacerlas crecer (…). Haría falta multiplicar las escuelas, las cátedras, las bibliotecas, los museos, los teatros, las librerías”. Es la política de la ignorancia, sentencia el novelista francés.

 

Ese preclaro discurso de hace 174 años es totalmente vigente en nuestros tiempos nublados mexicanos. En la mezquina política de recorte a las actividades culturales y educativas de la 4T nos hace falta la grandeza elocuente de un Víctor Hugo: “Afirmo, señores, que las reducciones propuestas en el presupuesto especial de las ciencias, las letras y las artes son doblemente perversas. Son insignificantes desde el punto de vista financiero y nocivas desde todos los demás puntos de vista. Insignificantes desde el punto de vista financiero. Esto es una evidencia tal que apenas me atrevo a someter a la asamblea el resultado del cálculo proporcional que he realizado[…] ¿Qué pensarían, señores, de un particular que, disfrutando de unos ingresos de 1500 francos, dedicara cada año su desarrollo intelectual […] una suma muy modesta: 5 francos, y, un día de reforma, quisiera ahorrar a costa de su inteligencia seis céntimos? […] ¿Cuál es el gran peligro de la situación actual? La ignorancia. La ignorancia aún más que la miseria […] ¡Y en un momento como éste, ante un peligro tal, se piensan en atacar, mutilar, socavar todas estas instituciones que tienen como objetivo expreso perseguir, compartir, destruir la ignorancia! […] Pero si quiero ardiente y apasionadamente el pan del obrero, el pan del trabajador, que es un hermano, quiero, además del pan de la vida, el pan del pensamiento, que es también el pan de la vida. Quiero multiplicar el pan del espíritu con el pan del cuerpo […] Habría que multiplicar las escuelas, las carreteras, las bibliotecas, los museos, los teatros, las librerías. Habría que multiplicar las casas de estudio para los niños, las salas de lectura para los hombres, todos los establecimientos, todos los refugios donde se medita, donde se instruye, donde uno se recoge, donde uno aprende alguna cosa, donde uno se hace mejor; en una palabra, habría que hacer que penetre por todos lados la luz en el espíritu del pueblo, pues son las tinieblas lo que lo pierden […] Han caído ustedes en un error deplorable. Han pensado que se ahorrarían dinero, pero lo que se ahorran es gloria”.

 

2. La autodenominada Cuarta Transformación del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) es la política de la ignorancia, no ha mostrado ninguna capacidad de transformación de fondo en la política pública cultural. Al igual que muchas otras promesas grandilocuentes de cambios económicos, sociales, educativos, médico–sanitarios, políticos, la cuestión cultural ha quedado como mera retórica demagógica de un populismo neoliberal aderezado compulsivamente en las mañaneras como “oposición” de los gobiernos anteriores. La educación pública va asociada a la cultura y ambas están sufriendo un profundo deterioro y las promesas se van desmoronando como estatuas de sal bíblicas por los fuertes vendavales de la realidad concreta del poder y del dinero. El discurso del cambio nacional ha quedado como ficción política para pasar a un realismo político inoperante y fraudulento.

 

3. Cuando una transformación social es real, la función de la cultura es imprescindible por su enorme valor político; una política cultural que impulse los cambios profundos en las relaciones sociales imperantes anquilosadas hacia nuevas formas de convivencia societal y se impongan los intereses de las mayorías trabajadoras, lo cual no es el caso con la 4T. La palabra cultura es polisémica, pero el significado de las políticas culturales es más delimitado conceptualmente. La cultura puede significar todo, por ejemplo la cultura histórica del desarrollo del capital implica la totalidad social estructurada por la ganancia máxima del dinero. Pero, se supone que el concepto de cultura en su sentido humanístico contribuye a una ética de la libertad y del progreso civilizatorio de la sociedad, más aún cuando hablamos de una cultura transformadora de lo social. También se supone que una efectiva política cultural contribuye a la creación de una ciudadanía democrática y con identidad nacional antiimperialista en nuestro caso apegada a nuevos valores políticos con base a principios humanitarios creando una identidad societal ajena a los valores mercantilistas y enajenantes predominantes en el capitalismo salvaje neoliberal actual. La barbarie social hace presa de todo principio humanista de justicia y equidad y es depredadora del individuo con su cultura violenta y mortal.

 

4. El derecho a la cultura de todo ciudadano se encuentra reconocido en el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que se fundamenta en la protección al acceso a los bienes y servicios culturales; la protección del disfrute de estos y la protección intelectual. Igualmente, se reconoce en el artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Económicos y Sociales. En México este derecho se establece en el artículo 4° constitucional que señala que, “Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales. El Estado promoverá los medios para la difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La ley establecerá los mecanismos para el acceso y participación a cualquier manifestación cultural”. Cierto, todo eso está muy bien y debería ser efectivo y al alcance de todo el mundo. Pero ¿Cuál es el balance de la política cultural bajo el régimen político de la 4T?

 

5. Un ejemplo lamentable de que el balance es muy negativo es la creciente hiperviolencia social en todo el País. Un proceso político de verdadera culturalización debería contribuir a la pacificación de las relaciones económicas, sociales y políticas en todos los poros de la sociedad. Desde el ámbito familiar hasta el ámbito del conjunto social, incluyendo las instituciones gubernamentales y de la sociedad civil ¿En dónde está la cultura de la paz en México? ¿En la frase banal presidencial de: “Abrazos y no balazos”? La cultura de la violencia y la muerte devora a la cultura que alienta una vida digna.

 

6. La Secretaría de Cultura fue creada en diciembre de 2015 por decreto presidencial “encargada de la promoción y difusión de las expresiones artísticas y culturales de México, así como de la proyección de la presencia del país en el extranjero. Impulsa la educación y la investigación artística y cultural y dota a la infraestructura cultural, de espacios y servicios dignos para hacer de ella, un uso más intensivo. Trabaja en favor de la preservación, promoción y difusión del patrimonio y la diversidad cultural. Asimismo, apoya la creación artística y el desarrollo de las industrias creativas para reforzar la generación y acceso de bienes y servicios culturales, además de que promueve el acceso universal a la cultura aprovechando los recursos que ofrece la tecnología digital.” Es innegable que algo se hace al respecto, pero hablando de un gobierno que proclama grandes cambios, estos loables propósitos están muy lejos de cumplirse cabalmente. Es la simulación de crear una nueva cultura del bienestar popular, de una educación pública progresiva, de una cultura de la anticorrupción; en resumen, es simular una cultura democrática.

 

7. Entre los cien compromisos de AMLO el 1 de diciembre de 2018 solamente dos se referían a la cultura: Se protegerá el patrimonio cultural de México. Se impulsará la formación artística desde la educación básica y se apoyará a creadores y promotores culturales. El presidente añadió: “Desde hoy están abiertas las puertas de Los Pinos, que ha dejado de ser la residencia oficial del presidente para convertirse en un espacio dedicado a la recreación, el arte y la cultura del pueblo”. Ahí entra el gran y loable proyecto Complejo Cultural Bosque de Chapultepec, pero ha tenido cuestionamientos y serios tropiezos en su desarrollo.

No eran signos alentadores que al iniciar la 4T se hicieran recortes al presupuesto de instituciones culturales como al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), al Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En septiembre del 2020, algunos colectivos de artistas y gestores de la cultura presentaban una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para denunciar que “la Secretaría de Cultura a través de sus servidores públicos, no han asumido su responsabilidad con los cargos que les fueron conferidos, operando específicamente para intereses de grupo, partidistas y de la Presidencia de la República, dejando de manifiesto que sus mandatos obedecen a intereses ajenos a nuestros derechos fundamentales; mismos que resultan racistas, discriminatorios y discrecionales”.

De entonces al reciente cuarto informe, el presidente casi nada mencionó de las acciones en política cultural. La silencio es elocuente, pues muy poco se ha hecho la respecto. El informe menciona el Programa Sectorial de Cultura 2020-2024 y la “Cultura para la paz, para el bienestar y para todos”, que poco o nada tiene de cultura… Como bien dice el periodista cultural Gerardo Ochoa Sandy: “el primer mandatario había vuelto una y otra vez a la Estrategia Nacional de Lectura, el Centro Cultural Los Pinos, el Proyecto Chapultepec, el Programa Cultura Comunitaria, el Parque Ecológico del Lago de Texcoco y la remodelación de los inmuebles dañados por los sismos de 2017. Eso, naturalmente, no es una política cultural, aunque fueron durante los tres informes previos los asuntos de su predilección. Ni decía mucho ni lo dicho cambiaba demasiado de un año a otro, pero al menos hacía el esfuerzo. Esta vez ni siquiera fue así, y sobran las razones.” https://letraslibres.com/cultura/ochoa-sandy-cultura-cuarto-informe-amlo/

 

8. Analistas académicos del tema cultural concuerdan en que hay una crisis en las políticas públicas de cultura de la 4T, como es el caso de Eduardo Nivón Bolán quien sostiene que la planeación cultural del gobierno de López Obrador es ineficiente: “El primer indicio de ello se encuentra en la definición de objetivos y metas como parte de la crítica al periodo neoliberal, pero en  la  práctica  muy  semejantes  a  los  definidos en los años anteriores, lo que produce una tendencia al predominio del discurso y poca precisión en las prácticas que se intenta adoptar. La crisis de 2020 ha tomado al sector cultural en una situación difícil que se está traduciendo en un proceso de desinstitucionalización de los programas culturales debido a problemas presupuestarios.” https://alteridades.izt.uam.mx/index.php/Alte/article/view/1207

A finales de 2017, un amplio grupo de escritores, intelectuales, académicos y gestores culturales –Néstor García Canclini, Eduardo Nivón Bolán, Eduardo Matos Moctezuma, Alberto Ruy Sánchez, Eduardo Caccia, entre otros– publicó un libro titulado: ¡Es la reforma cultural, Presidente! Propuestas para el sexenio 2018-2024, el cual reunía diversos diagnósticos y alternativas de políticas públicas. Por supuesto, la propuesta de una Reforma Cultural le fue indiferente al candidato ganador. Las sugerencias fueron ninguneadas burocráticamente. Los candidatos Meade, Anaya y AMLO vieron a la cultura como un asunto ornamental y no como un eje de desarrollo, pese a que aporta el 3.3% del PIB, opinaron, en su momento, los expertos.

Un presupuesto a la cultura acorde a la “austeridad republicana”. Con relación al gasto total en cultura, la Secretaria de Cultura (SC) y la Secretaría de Educación Pública (SEP) son las únicas dependencias que ejercerán presupuesto cultural el próximo ejercicio fiscal. En conjunto, en 2022 ambas dependencias ejercerán 19 mil 103 millones de pesos (.27% del Gasto Neto Total), lo cual continuaría siendo inferior al presupuesto aprobado en 2013, cuando el gasto en cultura alcanzó sus máximos históricos (.49% del Gasto Neto Total). En 2022, la SC recibirá un presupuesto de 15 mil 28 millones de pesos, monto que representa un incremento de 3.6% (525 millones) respecto del presupuesto aprobado en 2021. Como proporción del presupuesto total del gobierno federal, en 2022 el presupuesto de la SC representaría un 0.21%, lo cual contrasta con el monto asignado en 2018 equivalente al 0.24% del Gasto Neto Total 2018. https://fundar.org.mx/pef2022/presupuesto-federal-para-cultura/

A finales de septiembre pasado, en el foro internacional “Encrucijadas de la justicia cultural”, organizado por Cultura UNAM, el antropólogo Néstor García Canclini señaló que el Gobierno actual ha tenido un pobre desempeño en materia cultural pues, entre otras cuestiones, ha reducido a su mínimo histórico el presupuesto para la cultura en México y fue omiso en su tarea de apoyar a los trabajadores del sector durante la pandemia de Covid-19. Mencionó que “el presupuesto para la cultura en México ha caído precipitadamente, tomando en cuenta el máximo histórico, de 16 mil millones de pesos asignados en 2016, con una disminución que se ha agravado en la administración actual por el acaparamiento de recursos del megaproyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura. En 2021 tenemos 10 mil millones, implicando esto la reducción de 25 por ciento sufrida por el presupuesto nacional de cultura otorgado por el congreso, debido a que ese 25 por ciento se adjudicó al programa del Bosque de Chapultepec”.

En la clausura del foro, la investigadora María Minera también criticó el presupuesto que el Gobierno destina a la cultura, en contraposición con el que adjudica a la Secretaría de la Defensa Nacional, hecho también señalado por Jacobo Dayán, director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

En mayo pasado cuando se le rindió un homenaje oficial en el Palacio de Bellas Artes por sus noventa años, Elena Poniatowska exigió un alto a los feminicidios y desapariciones, y señaló que “no se ha visto que el Estado se preocupe”. También afirmó que: “Ahora estamos viviendo en México un vacío intelectual. Hay poca gente. Está muerto José Emilio Pacheco, está muerto Octavio Paz, está muerto Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, está muerto Juan Soriano. Están muertas Rosario Castellanos y Elena Garro. También están muertos los tres grandes que fueron definitivos; muertos los miembros del Taller de Gráfica Popular, quienes dibujaban, grababan y pegaban en la calle sus carteles. En fin, yo necesitaría saber hoy qué hay; necesitaría saber qué están haciendo y dónde lo están haciendo.” Al margen de su consideración de un “vacío intelectual”, la escritora quien siempre se ha acomodado a todos los gobiernos presidenciales –muy amiga de caciques universitarios, mercenarios de la cultura, como el de la Universidad de Guadalajara–, desde hace muchos años apoya a López Obrador, lo criticó por considerar que “no se ha ocupado de la cultura”. “No ha hecho nada de lo que esperábamos por la cultura. No se ha ocupado de la cultura. Tanto él como su mujer, Beatriz Gutiérrez Müller, son historiadores, pero no se ha visto un empujón hacia la cultura, un interés. Es una pérdida yo creo, y un error”. Más aún, le pide a AMLO aceptar la crítica y dejar de creerse el dueño de la verdad. “Le pediría que hay que aceptar la crítica, hay que aceptar que otros tienen una buena razón. Sería saludable para él y para el país. Me duele esta especie de: ‘Yo soy el que sabe’”.

 

Desde luego que la escritora tiene razón en su crítica enérgica al presidente, y es un ejemplo de que hasta algunos propios seguidores y simpatizantes de la 4T se dan cuenta de una política gubernamental que simula promoción y apoyo a las actividades culturales de las propias instituciones públicas y de la sociedad civil. Las reacciones a esta crítica vienen generando polémica entre quienes favorecen su opinión y la rechazan, como es el caso, por ejemplo del escritor y cronista tapatío Juan José Doñán quien comenta: “es significativo que Poniatowska, una partidaria confesa de López Obrador, haga ese señalamiento, puesto que a ella no la pueden acusar de conservadora”. Doñán consideró que la observación de la escritora se debe tomar seriamente en cuenta, ya que el presupuesto para la Cultura no es prioridad para el actual gobierno federal. Muestra de ello, dijo, es que desaparecieron fideicomisos, “y han regateado al Conacyt diciendo en ambos casos que había corrupción, bueno… que la combatan”. Recalcó que todos “deberían hacerle caso a Elena Poniatowska, en especial la señora Alejandra Frausto, encargada de la Secretaría de Cultura”. Criticó que para el Festival Internacional Cervantino no se hizo nada significativo. Mientras que el Fondo de Cultura Económica, a cargo de Paco Ignacio Taibo II, se ha abocado a reimprimir ediciones populares que ya tenía, como “Pueblo en vilo”, de Luis González. Otra decisión controvertible es que unieron, pero no aumentaron el presupuesto para la Promoción de la lectura y para la dirección de Publicaciones de la Secretaría de Cultura.

El “objetivo cultural para ser cumplido –dijo Víctor Hugo– requiere medidas opuestas a las adoptadas por los gobiernos precedentes y el actual comité de finanzas”. En definitiva, bajo la política de la ignorancia de la 4T, la política cultural prevalece como ornato en un neoliberalismo remozado.

3 Comentarios
  1. Héctor Moya dice

    Si vivo de «la cultura» y la entiendo como lo que yo hago desde mi cómoda oficina de la CDMX, defenderé la cultura incluso a costa de mi propia vida, siempre y cuando no tenga que salir de mi oficina a alguno de esos horrendos pueblos de Oaxaca.

  2. Héctor Cessa dice

    Es por de más interesante lo que comentas:

    «Al igual que muchas otras promesas grandilocuentes de cambios económicos…»

    Los que sabían, sabían que un airecito en la economía de EE.UU. producía un huracán en la economía mexicana. Hubo un huracán en la economía estadounidense y llegó acá pero mucho más amortiguado.

    Por otro lado, cualquier persona asalariada que compraba x cantidad de dólares hace 4 años, ahora puede comprar más, cosa que no ocurría hacía muchas décadas.

    No cabe duda que el odio hacia AMLO ciega hasta a personas supuestamente inteligentes.

  3. Hector Moya dice

    Es por de más interesante lo que comentas:

    «Al igual que muchas otras promesas grandilocuentes de cambios económicos…»

    Los que sabían, sabían que un airecito en la economía de EE.UU. producía un huracán en la economía mexicana. Hubo un huracán en la economía estadounidense y llegó acá pero mucho más amortiguado.

    Por otro lado, cualquier persona asalariada que compraba una cantidad de dólares hace 4 años, ahora puede comprar más, cosa que no ocurría hacía muchas décadas.

    No cabe duda que el odio hacia AMLO ciega hasta a personas supuestamente inteligentes.

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