La economía no recuperará su crecimiento mientras no sea regulada la banca comercial

Por Arturo Huerta González

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 01 de abril de 2022.- La economía nacional cuenta con una banca que gana lo que quiere y es disfuncional al crecimiento económico. Las ganancias de la banca en el 2021 aumentaron 65.7% en un contexto donde la disponibilidad crediticia cayó 2% y el crédito específico a las empresas disminuyó 4.2% y el crédito al sector agropecuario disminuyó en 0.9% en términos reales respecto al 2020 y a pesar de ello el Presidente de la República en la 85 Convención Bancaria dijo que “por el resto de su administración no habrá un cambio de reglas ni iniciativa alguna que afecte las utilidades que legalmente obtienen por los servicios que prestan”. El problema es que esas ganancias no son resultado de que presenten servicios a favor del crecimiento económico del país. Además, no acontece lo que el presidente de la Asociación de Bancos de México dijo que “el crédito siempre crece dos veces más que la economía. Si el PIB crece 2 por ciento el crédito crece 4 por ciento”. Resulta que el PIB en el 2021 creció en 5% y la disponibilidad de crédito disminuyó 2%, evidenciando que no impulsan el crecimiento económico y aún así el gobierno no los regula. A pesar de que el presidente de los banqueros dijo que “en México, están dadas las condiciones para incrementar los niveles de inversión productiva”, ello no es tal mientras predomine la austeridad fiscal, las altas tasas de interés y la estabilidad del tipo de cambio que abarata importaciones y coloca en desventaja a la producción nacional.

Los banqueros señalan que el reto es combatir la informalidad para bancarizar más rápido para que haya más créditos. Ellos están por que todos participen en el sector bancario y demanden créditos, pues así incrementarían más sus ganancias. Lo que la política económica debe hacer, en vez de ampliar la bancarización, es impulsar el crecimiento económico, para así mejorar el ingreso de empresas e individuos, para que no dependan del crédito y no sean explotados por la banca, que los descapitaliza.

La banca gana por las altas tasas de interés y comisiones que cobra, a costa de descapitalizar a los deudores, empresas, familias, Estados y Municipios. Ello ha llevado a que los deudores tengan que disminuir sus gastos e inversión para cubrir los altos costos de la deuda que tienen con los bancos.

La política monetaria y fiscal deben responder a las necesidades de crecimiento, empleo y bienestar de la población y no actuar a favor del sector bancario-financiero, como ha sido hasta ahora.

Hay que recordar que cuando la economía creció de 1939 al 1981 al 6.4% promedio anual, la banca era regulada por el Estado. Existieron los cajones crediticios hasta la década de los años setenta, donde se establecía el porcentaje de créditos que la banca debía otorgar a la industria y al sector agrícola, lo que contribuyó a la industrialización, así como a que el país fuera autosuficiente en granos básicos. La situación cambió con las políticas neoliberales de más mercado y menos participación del Estado en la economía que han dado lugar a la desregulación bancaria que ha llevado a su extranjerización creciente y a que no sea funcional al crecimiento productivo, ni a la dinámica económica del país.

El presidente del país hizo el compromiso en dicha Convención de “que no cambiarán las reglas en el manejo de la política bancaria” y que “tampoco se establecerán nuevas regulaciones o controles y seguirá prevaleciendo un auténtico estado de derecho”. Pero ese estado de derecho actúa a favor de dicho sector y no de la economía, la cual ha visto reducido su crecimiento potencial y ha relegado los objetivos de empleo, bienestar y de distribución del ingreso. El crecimiento del PIB per cápita de 1950 a 1981, cuando la banca era regulada, fue de 3.15% promedio anual y cuando empezaron a a operar las políticas neoliberales de 1982 al 2000 el crecimiento promedio anual del PIB per-cápita fue e 0.64% y del 2001 al 2021 el crecimiento del PIB per-cápita fue de 0.36% promedio anual. Mientras no se establezcan regulaciones al comportamiento de la banca, la economía seguirá desfigurándose como hasta ahora.

La banca se queja de que no hay demanda por crédito, y ello se debe a que la economía no ofrece condiciones de crecimiento que aseguren el reembolso del crédito, y de ahí el proqué no hay demanda, ni oferta de crédito. Si el gobierno quiere que la banca preste, tiene que instrumentar una política económica a favor del crecimiento, lo que pasa por incrementar el gasto público y por que el banco central baje la tasa de interés. Ello llevaría a las empresas a demandar crédito para invertir y la banca soltaría el crédito, pues el crecimiento aseguraría el reembolso del crédito. Además, el gobierno, debe regular al sector bancario para que priorice el otorgamiento de créditos al sector manufacturero y agrícola y a favor de la generación de empleo, a bajas tasas de interés.

El presidente critica el neoliberalismo, pero éste continúa tal cual en su gobierno. Mientras siga el sector financiero siendo el sector hegemónico dictando las políticas económicas a su favor, seguiremos recreándonos en crisis económicas recurrentes.

 

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