La impostura de la revocación de mandato
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Por Gregorio Ortega
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 05 de mayo de 2020.- Sin capacidad de embeleso y seducción, de mentir con una sonrisa en los labios y brillo de seguridad en los ojos nadie conquista un hombre o a una mujer; tampoco nadie se hace jefe de gobierno y de Estado. El engaño ha de ser total, no importa que envuelva un sincero enamoramiento y afán de servicio, para después convertirse en pasión desbordada por trascender y trascenderse.
Está el otro camino, el del mimetismo y la abyecta sumisión. La historia es un muestrario de cómo esa ruta es recorrida por muchos. Tiberio puso empeño y toda su dedicación para envilecer a Claudio, quien debió suceder a Calígula. Sinuosas veredas para imponer voluntad y supuesto control en las sucesiones en el poder.
Recurramos a Albert Camus, en La caída, donde en ese largo monólogo nos puntualiza: “Sólo que, la verificación nunca es definitiva, siempre es necesario volver a empezar con cada ser humano. A fuerza de recomenzar, se contraen hábitos. Muy pronto el discurso les llega sin pensar, el reflejo lo sigue: un día te encuentras en la situación de tomar algo sin desearlo. Créamelo, para ciertos seres, al menos, no tomar lo que se desea es la cosa más difícil del mundo”.
Toda una vida para conquistar el poder, para no acumularlo y darle la calidad de total y, además, someterlo a la revocación de mandato. Ni soñando, es una jugada calculada, que puede hacerse mientras mantenga el control del Congreso y pueda darle un palmetazo al Poder Judicial y al INE, a través de su perro de presa, Santiago Nieto. Después, ese ajedrez que él trae en la cabeza se convierte en damas chinas.
Otra vez esa voz omnipresente de La caída, que con énfasis nos endilga: “Cualquiera que fuese la confusión aparente de mis sentimientos, el resultado obtenido era claro: mantuve a todos mis afectos a mi alrededor para servirme de ellos cuando lo necesitara. No podía vivir, me lo confieso, sino a condición de que, sobre la tierra, todos los seres, el mayor número posible, vean hacia mí, eternamente dispuestos, sin ninguna independencia, listos para responder a mi llamado sin importar el momento, destinados a la vida estéril, hasta el día en que me digne a favorecerlos con mi luz”.
Aunque creo que no ha sido capaz de medir el contexto en que puede darse una revocación adelantada, porque si bien el número de muertes por el Covid-19, la violencia y la inseguridad puede esconderse en la memoria, lo que los seres humanos jamás olvidan es la humillación por hambre, y si la economía en su caída va más allá de los pronósticos, y la recesión no dura un año sino dos o tres, ocurrirá como con los matrimonios, cuando la pobreza entra, el amor sale por la ventana.