La imprescindible Elena Poniatowska
Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 25 de mayo de 2022.- Elena Poniatowska cumplió noventa años. La celebración fue en grande y ella incluso bailó. Mujer súper activa, ya que va a todas partes no sólo para hacer sus entrevistas, sino como su amado Carlos Monsiváis reportear lo que le parece sustancial en el cambio político. La he visto llegar a las asambleas de maestros, a las manifestaciones de mujeres, a las luchas de los sindicalistas y más.
Parece, en ocasiones, desorientada, pero tiene un ojo certero para descubrir lo que a otros nos parece banal y es, en realidad, lo sustancial de un acontecimiento.
La entrevisté a inicios de los años noventa del siglo pasado. He aquí algo de lo que me dijo.
¿Desde cuando escribes?
Desde hace casi treinta y seis años.
Ya habrías podido jubilarte.
Pero no, sino hasta la hora de la muerte, cuando me lleven en un cajón, con mis tenis por delante, no creo jubilarme a menos que me quede paralítica o chueca.
¿Dónde publicaste tus primero artículos?
Me parece que a finales de 1953, en Excélsior. Entre a trabajar ahí de un día para otro gracias a Eduardo Correa, que entonces era director de sociales y su sobrina era María de Lourdes Correa: ella estuvo conmigo en el convento de monjas en Estados Unidos, y una vez le dije:<<Me gustaría hacer lo que hace Bambi (Ana Cecilia Treviño). A quien por cierto siempre he admirado y quiero mucho. Entonces me respondió: <<Pues yo tengo un tío que es director (de la sección) si quieres te llevo>>
El tío nos tiró bueno, nos recibió, así muy amable porque se trataba de su sobrina, pero nos dijo a las dos mocosas: <<Hágale usted una entrevista a mi sobrina y me la trae>>. Y esa misma tarde en vez de entrevistar a su sobrina, hablé con un viejito buenísima gente que se llamaba: Francis White. Era el nuevo embajador de los Estados Unidos en México (en aquella época Excélsior era muy pro gringo) y resultó que no había dado una sola conferencia de prensa.
Fue con mi mamá a un coctel que daba una señora, la condesa Helen Naceli, en honor al embajador, y le dije <<Habla con este viejito y dile que quiero hacerle una entrevista. Mi mamá fue, le dijo y éste le contesto:<< Dile que venga mañana a mi oficina>>
Yo nunca había hecho nada en mi vida, pero fui; llevé una libretita. Le hice una entrevista de lo más inocua e imbécil, diciendo que era un hombre y que quería a México y las hilachas; puros lugares comunes. La llevé y la publicaron al día siguiente y me pidieron otra.
Al día siguiente me seguí con quién, creo que con Alberto J. Pani, luego con Carlos Pellicer, y así, 365 entrevistas me eché en un año.
¿Desde el principio tuviste audacia, la astucia para llegar?
Ni audacia, ni astucia, fue pura chiripada y un ángel de la guarda el tamaño de mundo.
¿Quiénes son? de los que aprendiste
Desde luego, en primer lugar, los entrevistados, ¿te imaginas todo lo que pudieron enseñarme un Diego Rivera, un David Alfaro Siqueiros- aunque estuviera metido en Lecumberri y pintara en una celda chiquita-, un Alfonso Reyes o un Carlos Pellicer, que siempre fue muy lindo; Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, a quien conocí en 1954, muy joven, muy gordito y que todavía no publicaba Pedro Páramo. Luego alguien como Rosario Castellanos…También me enseñó platicar con Dolores del Río o María Félix o con científicos; fue realmente notable, tuve una suerte como nadie ha podido tenerla.
¿Quiénes son tus grandes maestros del periodismo?
Considero grandes maestros del periodismo a Paco Martínez de la Vega, a Manuel Buendía, a Carlos Monsiváis, a José Emilio Pacheco, con su columna: Inventario, pero si me preguntas quién me enseñó a hacer periodismo, como te dije antes, fue la gente que hablaba; aprendía mucho con las respuestas que te da la gente buena, la gente con quien siempre he tratado y que aparece en mis libros y sobre todo en: La noche de Tlatelolco o en Fuerte es el silencio…o Jesusa Palancares o Josefina Bohórquez, la protagonista de: Hasta no verte Jesús mío…Y están también los ferrocarrileros, los llaneros que juegan futbol, los pepenadores o las costureras en el (1985), que te dan lecciones de valentía, como doña Evangelina Corona o doña Vitoria Munive; esa gente te enseña a vivir y pensar.
La entrevista es más larga y aleccionadora de una persona, Elena Poniatowska, fuera de serie y humilde como se nota, y se incluye en el libro: Después de la letra…la palabra (BUAP), donde hay conversaciones con Gabriel García Márquez, Froylán López Narváez, Cristina Pacheco y cuarenta más.