Periodistas Unidos. Ciudad de México. 05 de octubre de 2021.- Sin duda, el acontecimiento cultural de la semana pasada fue el regreso de Javier Camarena al Palacio de Bellas Artes. La mejor voz masculina de 2020, según los International Opera Awards, ofreció un programa en el que hubo desde música popular mexicana hasta el aria Ah! Mes amis, de La hija del regimiento, de Gaetano Donizetti, la misma que en siete funciones en el Metropolitan Opera House hizo que el público obligara al tenor mexicano a bisar (a repetir), lo que, hasta donde sabemos, constituye un récord para la sala neoyorkina.
Camarena estuvo acompañado al piano por el intenso Ángel Rodríguez y un regalo especial fue la presentación de la joven pianista María Hanneman (tiene sólo 15 años), apadrinada por el propio tenor. La chica reúne ya una buena cantidad de distinciones, entre otras el Grand Prize Virtuoso International Music Competition de Londres. Ni la pandemia ni una intensa lluvia aguaron esa fiesta del arte, con intérpretes que deben ser y son orgullo de México.
RAFAEL CRUZ ARVEA, OTRA VEZ
Entrevistado por el colega Edgar A. Hernández, Omar Chanona, subdirector de Educación e Investigación Artística del INBA, declaró que el millar de constancias de registro de obras artísticas expedidas por Rafael Cruz Arvea pueden tener un carácter “fraudulento”. Chanona agregó que Arvea, investigador del Cenidiap (Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas), a quien se le ordenó entregar un “reporte analítico” de los registros que ha extendido en papelería oficial, se limitó a entregar una lista con faltas de ortografía y correcciones hechas a mano.Conviene aclarar que el registro no implica certificación de autenticidad para la autoría de una obra, pero lo cierto es que en la práctica ambos conceptos resultan sinónimos, o algo muy cercano, en el mercado de obras de arte. Y mientras se decide qué hacer con Cruz Arvea, se sigue permitiendo la emisión de registros balines. ¿Hasta cuándo?
ENCICLOPEDIA FONOGRÁFICA, TOMO 2
El incansable Antonio Malacara Palacios sigue adelante con su Enciclopedia fonográfica del jazz en México, de la que acaba de publicar el segundo tomo, pues, como advierte en el prólogo, la memoria suele mentir, “a veces más, a veces menos”. Por eso, dice el autor, “hay que apuntarlo todo”. Y Toño Malacara lo hace y eso le ha permitido reunir buena parte de la música sincopada que se produce o se interpreta en México. El suyo es un trabajo heroico que realiza con escasos medios y mucho entusiasmo.
La edición está pulcramente impresa y profusamente ilustrada. La mejor recompensa será que los interesados en el jazz lo premien adquiriendo los dos tomos publicados de su enciclopedia. No tengo su teléfono, pero afortunadamente sí cuento con su dirección de correo electrónico: amalacara@prodigy.net.mx. Los interesados pueden solicitar ahí los libros.
LA AYUSO LLEGA AL ABUSO
Hay que repetirlo. El mestizaje y otros resultados de la Conquista son irreversibles. Para bien y para mal han contribuido a hacer de los mexicanos lo que somos, pero eso no significa que deba glorificarse el colonialismo, con su causa de abusos, explotación, asesinatos, violaciones y hasta la imposición de creencias religiosas y de otro tipo. No tiene sentido demandar que el Estado español pida perdón por la brutalidad de la conquista, lo que de poco o nada sirve.
Lo que sí resulta ofensivo, soez incluso, es que el neofascista José María Aznar haga mofa del asunto y se burle del presidente Andrés Manuel López Obrador porque éste tiene nombres de origen español. Peor estuvo la señora Isabel Díaz Ayuso, alcaldesa de Madrid, en su defensa del “legado español en América” o al evidenciar su analfabetismo con la absurda afirmación de que “el indigenismo es el nuevo comunismo”. Tales excesos no tienen carácter histórico, sino zoológico.