La pandemia de los populistas

Foto: Cuartoscuro

Por José Sobrevilla

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 05 de mayo de 2020.- Informarse en estos tiempos es una hazaña. Llenarse de datos, confundirse y aterrorizarse resulta sencillo; los medios formales e informales cumplen una misión llenando espacios con información de todo tipo, sin ningún control ni medida y hasta los gobiernos –especialmente los populistas– han caído en errores vergonzosos con mensajes fuera de lugar que han llevado a sus detractores a la esperanza de sus posibles caídas; pero eso no será, asegura el chileno Andrés Velasco, porque, “El virus es letal y despiadado, pero solo no aplastará la curva de contagio populista”.

Un ejemplo es cuando, al inicio de la pandemia, tanto López Obrador como Donald Trump desdeñaron la propagación del virus; el primero, decía que no era una amenaza y seguía abrazando y besando gente, incluso mostrando las “protecciones” que le regalaba el “pueblo sabio”, para más tarde y de repente imponer un bloqueo severo sin aviso previo. Trump por su parte, tampoco tomó en serio la propagación e incluso sugirió inyectar desinfectante doméstico a enfermos porque podría curarlos del coronavirus. En filipinas, Rodrigo Duterte, ordenaba a la policía y al ejército matar a tiros a quienes crearan problemas en el hogar durante la cuarentena.

El domingo 16 de marzo, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, participó en una protesta masiva y de apoyo a su gobierno donde saludó a decenas de seguidores, justo en plena pandemia; incluso destituyó a su ministro de Salud por sus diferencias con el distanciamiento social y el aislamiento. En Nicaragua el gobierno e Daniel Ortega convocó a una marcha bajo el nombre de «Amor en tiempos del covid-19», fomentando la concentración de gente y en la que, por supuesto, el presidente Ortega no participó.

Fue inaudito escuchar a López Obrador decir que la pandemia nos caía “como anillo al dedo” para consolidar los fundamentos de su Cuarta Transformación. Bien se ha dicho, “si la política hubiese escuchado a la ciencia, tal vez la pandemia no estaría causando los estragos que ya se hacen evidentes”.

El 31 de marzo Sławomir Sierakowski, fundador del movimiento Krytyka Polityczna (círculo de intelectuales de izquierda), director del Instituto de Estudios Avanzados de Varsovia y miembro principal del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, lo dijo: “Ahora que los gobiernos han asumido un rol de liderazgo en la lucha contra la pandemia del COVID-19, la oposición política en países bajo un régimen populista está siendo marginalizada rápidamente. En teoría, las autoridades en esos países podrían usar la crisis para invocar un estado de emergencia a fin de limitar la democracia. Pero aún si no llegan tan lejos, la necesidad de un distanciamiento social y otras medidas de contención implica una fuerte contracción de la esfera pública”.

Ante la cotidiana desinformación, como informadores, el instinto nos lleva a buscar otras opciones; fue así que encontramos Proyect Syndicate, una organización internacional (sin fines de lucro y 25 años de existencia) al que pertenecen uniones de editores de prensa y asociaciones de periódicos que se han convertido en una de las mayores fuentes de artículos de opinión del mundo. Además de opinión distribuyen comentarios y análisis de expertos, activistas, premios Nobel, estadistas, economistas, pensadores políticos, líderes empresariales y académicos.

El 1º de mayo, en Proyect Syndicat, el ex candidato presidencial y ministro de finanzas de Chile Andrés Velasco, decano de la Facultad de Políticas Públicas de la London School of Economics and Political Science, publicó “La pandemia de los populistas”, donde asegura que –ante la pandemia– líderes de derecha e izquierda ‘han superado las filas de la incompetencia’, lo que ha llevado a afirmar que se convertirán en víctimas de su política que, por desgracia, ‘puede ser solo una ilusión’.

Los deslices presidenciales de López Obrador se han ido acumulando y han sido retomados por medios internacionales de seriedad notoria. Por ejemplo, el 17 de marzo de 2020, la BBC Mundo (Marcos González Díaz/Corresponsal) destacó que pese a que la Secretaría de Salud recomendaba desde el 28 de febrero no abrazarse ni saludarse con un beso o con la mano, el presidente mexicano se resistía a suprimir esa práctica que (al igual que las conferencias mañaneras) se ha convertido en identidad a la hora de interactuar con la población.

Fuerza moral, no fuerza de contagio

Aunque quisieran, nadie en su sano juicio olvidaría la mañana del 16 de marzo (2020) cuando Hugo López-Gatell afirmó que ‘lo mejor sería que el presidente López Obrador padeciera coronavirus porque al no ser una persona de especial riesgo, se recuperaría al cabo de 14 días y quedaría inmune’; agregando “La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio, en términos de una persona o individuo que pudiera contagiar a otros, el presidente tiene la misma probabilidad de contagiar que tiene usted o yo. El Presidente no es una fuerza de contagio, no tiene por qué ser la persona que contagie a las masas, o al revés» y, contra pronóstico, ha seguido en el cargo de subsecretario de salud.

Sin embargo en las propias conferencias y reuniones presidenciales han surgido casos de contagio. Por ejemplo, la tarde del 28 de marzo, el gobernador de Hidalgo Omar Fayad, quien anteriormente había estado reunido con el ejecutivo, dio a conocer que había dado positivo a Covid19. O bien cuando, el viernes 27 de abril, trascendió que un asistente a la conferencia nocturna (donde se informa sobre los avances de la epidemia) dio positivo, lo que llevo a recomendar que ‘quienes asistieron ese día al Salón Tesorería debían someterse a una cuarentena’.

Fue hasta la noche del sábado siguiente cuando López-Gatell informó que la persona con coronavirus había sido un trabajador del área de comunicación social, por lo que aplicaron el protocolo de estudio de contactos informando y recomendando a los 28 asistentes, inlcuyendo los 11 que tuvieron contacto directo con el trabajador tomar sus precauciones. De ellos, se dijo, solo uno presentó síntomas.

“Les comparto que salí positivo de coronavirus”, publicó en twitter Ricardo Shiefell, titular de Profeco, “la prueba me la hice el martes pasado, pero hoy por la tarde me dio aviso el laboratorio. Ya estoy en comunicación con el doctor @HLGatell y estaré atendiendo las recomendaciones médicas”. Esto lo publicó el 2 de mayo, pero cinco días antes, el de los precios de los combustibles, había estado con el presidente, igual que antes el gobernador de Hidalgo.

El 20 de abril se informa que Irma Eréndira Sandoval (Secretaria de la Función Pública) da positivo en Covid19. Cuatro días antes, la esposa de John Ackerman había estado reunida con el secretario de Hacienda Arturo Herrera Gutiérrez.

Pocos compran ya el lugar común del presidente, de acusar campaña contra su gobierno hechos evidentes como el registro en Compranet de la adjudicación directa para la compra de 20 ventiladores respiratorios (31 millones de pesos) hecha por la delegación Hidalgo del IMSS donde se pagó por cada equipo un millón 550 mil pesos, considerado el precio más alto del mercado según Mexicanos Contra la Corrupción. Lo interesante es que la venta la hizo León Manuel Bartlett Álvarez, hijo del titular de la CFE Manuel Bartlett.

“Si hay corrupción que lo investigue Inteligencia Financiera”, dijo López Obrador este lunes 4 de mayo denunciando la animadversión en contra de su gobierno por parte de Mexicanos Contra la Corrupción y de pasada citó al periódico Reforma. ¿Por qué la estigmatización? Únicamente por señalar algunos de los defectos de su gobierno.  

Al mencionar que “la crisis política y sanitaria sigue su expansión descontrolada —síntoma de una democracia incompetente que no sabe ni cómo dar la cara frente a la humanidad más allá de sus dudosas gráficas de barras—, el 6 de abril, Élodie Ségal (Revista Común) publicó que “En el caso de México, no me extraña no observar lo mismo que los seguidores del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. Por el contrario, veo que la acción política balbucea atrapada en la inconsistencia. La 4T se volvió más ortodoxa que los economistas neoliberales, negándose a abrir la posibilidad a un endeudamiento del Estado del que se podría recuperar con la tan esperada reforma fiscal. En este contexto, la estrategia libertaria de izquierda se encuentra frente a un reto. En nuestro continente el reto particular será superar una doble naturalización: la naturalización de la economía capitalista y la naturalización de la pobreza”.

“El coronavirus es un truco mediático” afirmó Jair Bolsonaro mientras Trump culpaba a China por el virus y cerraba el país a los migrantes ante el aplauso de sus habitantes. Acerca de lo dicho por el presidente brasileño, un epidemiólogo de la Universidad de São Paulo escribió “Es como si todos estuvieran en el mismo tren que se dirigía hacia el borde de un acantilado y alguien dice: ‘¡Cuidado! ¡Hay un acantilado! Y los pasajeros gritan: «¡Oh, no, no lo hay!» Y el conductor del tren dice: «¡Sí, no hay nada allí!»

Lo que sí es un hecho es que, copiando a Proyect Syndicat, ‘separados’ aunque unidos podemos seguir de pie, mientras si nos dividimos estaremos caídos como pueblo, porque de nuestros gobiernos poco podemos esperar. La curva de contagio del virus puede estar disminuyendo, pero las de desempleo y bancarrota empresarial seguirán en aumento. “Si el shock de salud pública es seguido por una crisis económica prolongada que deja atrás a muchas personas, la confianza en el gobierno y las instituciones sufrirá y las identidades nacionales se fracturarán aún más”.

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