La política fiscal y monetaria actual actúan a favor de lo financiero a costa de acentuar los problemas de la economía
Por Arturo Huerta González
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 09 de octubre de 2022.- El gobierno defiende el presupuesto equilibrado para el 2023 y lo considera responsable y realista. Es el mismo discurso que todos los secretarios de Hacienda neoliberales han venido repitiendo desde los años noventa y ello es improcedente en un contexto donde la actividad económica del 2022 está en los niveles del 2017, donde se requiere de mayor gasto e inversión para salir del estancamiento.
El secretario de Hacienda en su comparecencia en el Congreso de la República dijo que “el 2024 será el año de consolidación fiscal para este proyecto de nación. Abonaremos a la fortaleza macroeconómica de nuestro país y nuestra moneda, a la adecuada capitalización del sistema financiero mexicano y a la construcción de bolsas de liquidez que permitan que las finanzas públicas soporten choques externos, así como brindar margen de acción para el gobierno que entra”. Al respecto hay que decir que la fortaleza de una economía la da el desarrollo de su capacidad productiva y de empleo formal bien remunerado; el equilibrio fiscal, la estabilidad del tipo de cambio conseguida con alta tasa de interés y entrada de capital especulativo que fomenta el gobierno actual, atenta sobre ello y no generan condiciones para encarar los choques externos. Cuando no crece el consumo interno ni la inversión privada y la economía está comprando del exterior más de lo que vende, lo que el gobierno debe hacer es gastar más de lo que recauda para dinamizar el mercado interno y así estimular el crecimiento de la inversión privada para sustituir importaciones y asegurar efectos multiplicadores internos a favor de la generación de empleo. Además, la secretaría de Hacienda, más que preocuparse por el gobierno que entre en el 2024, tiene que encarar el contexto recesivo e inflacionario y de creciente miseria que enfrenta la economía actualmente. Ello se acentuará en el 2023 y 2024 ante la recesión económica mundial que avizoran los organismos financieros internacionales por los aumentos de tasas de interés que la gran mayoría de los bancos centrales está instrumentando. El gobierno debe hacer frente a la escasez de productos que aumentan los precios e importaciones. Su política fiscal de equilibrio fiscal, junto a las altas tasas de interés de Banxico, restringen más la inversión y la capacidad productiva, por lo que menos capacidad se tendrá para evitar que la desaceleración económica mundial nos afecte. Al no responder el gobierno a los retos y los problemas que enfrenamos, no solo el presente será un sexenio perdido; más aún, nos encaminamos a un largo período de recesión e inflación.
Según Hacienda se crecerá el próximo año por el fortalecimiento del mercado interno, como por la relocalización de empresas que vendrán al país. El problema es que mientras el gobierno no incremente el gasto y la generación de empleo bien remunerado, no habrá fortalecimiento del mercado interno. Decir que la entrada de empresas extrajeras impulsarán el crecimiento económico, evidencia la incapacidad de la política económica interna que instrumentan para promoverlo, y es seguir pensando que desde fuera vendrán a reactivar la economía. Tenemos décadas con entrada de empresas y éstas han sido las únicas que ganan y no generan efectos multiplicadores internos a favor de la producción y el empleo nacional y de ahí el bajo crecimiento que seguimos arrastrando en décadas.
Banxico sigue aumentando la tasa de interés para supuestamente bajar la inflación y sin embargo está sigue creciendo, debido a que el alza de la tasa de interés aumenta los problemas financieros del sector público y privado, lo que disminuye su capacidad de inversión para encarar la escasez de productos agrícolas y energéticos y para avanzar en la sustitución de importaciones para bajar la inflación y dejar de depender de importaciones caras. Además, el alza de la tasa de interés incrementa los costos financieros que son transferidos a los precios.
El Paquete Económico 2023 señala que, como consecuencia del alza de la tasa de interés interna y externa, el costo del servicio de la deuda pública se incrementará en 29.9% para el 2023. De hecho, ese impacto será mayor pues para el mes de agosto 2022, el costo financiero de la deuda del sector público tuvo un incremento real anual de 38 %. Ello reduce la capacidad de gasto del gobierno, dado que el éste no quiere comprometer su equilibrio fiscal, por lo que sigue la contracción de la actividad económica.
El gobierno cae en deuda para pagar deuda, lo que lleva a que ésta crezca en 31.8% para el 2023. El gobierno se endeuda para pagar deuda y no para invertir y crecer. Se cae en un círculo vicioso, pues mientras menos se gaste, menos crece la actividad económica y la recaudación tributaria y la capacidad para pagar y reducir la deuda. Para pagar la deuda, se tiene que crecer para que el gobierno incremente la recaudación tributaria y así pueda reducir dicha deuda. Al mantener el equilibrio fiscal y al seguir aumentando la tasa de interés, la economía no crece y seguirán los problemas del pago de la deuda, pues el costo de esta crece en mayor proporción que el ingreso nacional y de la capacidad de pago, por lo que se seguirá recurriendo a más deuda para pagar deuda. Esto es un sin sentido.