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Periodistas Unidos. Ciudad de México. 13 de marzo de 2021.- Un juez federal acaba de frenar, mediante el otorgamiento de un amparo, la reforma eléctrica de López Obrador. Se trata de una pequeña y provisional victoria del conservadurismo. Es un triunfo derechista, porque frenando la reforma eléctrica se frena también el esfuerzo obradorista que busca la cancelación de los contratos leoninos firmados en la época neoliberal entre el gobierno y las empresas eléctricas. Y que busca también devolverle al Estado la rectoría en esa importante industria.
Se trata de un logro sin futuro porque la decisión de ese juez federal será sin duda revertida por las instancias judiciales superiores. Pero el hecho no deja de ser una muestra de la determinación del conservadurismo por impedir el avance de la Cuarta Transformación.
Igual propósito persigue la campaña sucia que pretende dibujar, contra toda lógica y evidencia, a un López Obrador antifeminista. Y es que la derecha, sin futuro electoral, ha decidido acudir a dos de sus recursos políticos tradicionales: los jueces conservadores y la guerra sucia.
Ahí está, como otra muestra de guerra sucia, la infame calumnia que afirma que algunos lotes de las vacunas anticovid se echaron a perder. El propósito es infundir miedo en los ciudadanos para sabotear el esfuerzo del gobierno obradorista, hasta ahora muy exitoso, por inmunizar a la totalidad de la población mexicana.
Mientras tanto, López Obrador no pierde el tiempo. Un día sí, y otro también, se dedica desde La Mañanera a desmontar infundios, ataques, calumnias, falsas noticias y propósitos golpistas. Sobre todo si éstos se presentan disfrazados de neofeministas, neoambientalistas o neozapatistas.
Es muy claro que La Mañanera nulifica tanto a la guerra sucia como al conservadurismo enquistado en el Poder Judicial. Y es muy claro asimismo que López Obrador, La Mañanera, “las benditas redes sociales” y la testaruda realidad forman un sólido e invencible equipo frente a los esfuerzos del conservadurismo por descarrilar a la Cuarta Transformación.
Esto podrá constatarse nuevamente en las elecciones del próximo 6 de junio. Esos comicios revelarán otra vez la fortaleza electoral del obradorismo y la extrema debilidad de los partidos de la derecha.
No cabe, sin embargo, esperar que una nueva derrota electoral frene los esfuerzos del conservadurismo por recobrar el poder. Habrá que seguir batallando desde la izquierda por impedir el retorno de los neoliberales con sus múltiples y engañosas máscaras, tan bonitas como falsas.