Las inconsistencias de los objetivos de la política monetaria

Por Arturo Huerta González

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 30 de abril de 2022.- El jueves 21 de abril compareció ante el Senado de la República la gobernadora de Banxico, y dijo que lo hacía para rendir “el informe del cumplimiento del mandato establecido a este instituto central… para cumplir con el objetivo prioritario de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, así́ como las finalidades de promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pagos”. El problema es que ninguno de estos objetivos está cumpliendo dicha institución monetaria. No ha logrado la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda (baja inflación) por más alzas de la tasa de interés que ha realizado desde junio del 2021 a la fecha.

En torno a la inflación destacó los choques de oferta y que se dislocaron las cadenas de suministro. Si reconocen que ello es causa de la inflación, no es para que estén elevando la tasa de interés, pues ésta encarece el crédito, baja la inversión y la producción, y seguirán los problemas de escasez de productos y de desabasto interno y las presiones inflacionarias. El alza de la tasa de interés no bajará el precio de las gasolinas, ni del gas, ni de los alimentos básicos que se importan, ni va a resolver el problema de las cadenas de suministro.

La gobernadora de Banxico se pronuncia contra la inflación porque “reduce el poder adquisitivo del dinero” y afecta a las familias de más bajos ingresos, “lo cual tiende a aumentar la pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso”. Al respecto hay que decir que lo que afecta a las familias de bajos ingresos no es la inflación, sino la falta de empleo bien remunerado, y las altas tasas de interés y la austeridad fiscal han actuado contra el crecimiento económico y la generación de empleo formal. Han contraído la actividad económica e incrementado el desempleo y reducido salarios, y ello es lo que ha incrementado la pobreza y la desigualdad del ingreso. La pobreza y la desigualdad del ingreso se han incrementado más con la política de baja inflación, predominante de los años noventa hasta la fecha. La inflación no afectaría a las familias de bajos ingresos, si hay reajustes salariales en igual proporción al alza de precios y si hay política de empleo, situación que no acontece en el país.

También la gobernadora de Banxico dijo que “una inflación alta y volátil tiende a incidir negativamente en el crecimiento y desarrollo de los países. Ello debido a que, entre otros factores, afecta la planeación de largo plazo de los agentes económicos; distorsiona sus decisiones afectando la asignación eficiente de recursos en la economía; y puede propiciar un proceso de desintermediación financiera”.  Esto es lo que dicen todos los libros de texto convencionales y lo han dicho todos los gobernadores de Banxico desde los años noventa, para justificar las alzas de la tasa de interés para bajar la inflación. El problema es que la baja inflación que se alcanzó en el país desde los años noventa hasta el 2019 fue a través de altas tasas de interés, austeridad fiscal y estabilidad del tipo de cambio, que abarata el dólar y las importaciones, lo que contribuye a bajar la inflación, pero todo ello nos ha llevado a menor crecimiento económico, alto desempleo y subempleo y bajos salarios. Esa baja inflación, no se tradujo en planeación de largo plazo para los inversionistas en el sector industrial y agrícola, debido a que este sector ha pasado a ser afectado por las altas tasas de interés, la austeridad fiscal y la estabilidad cambiaria que ha atentado sobre la competitividad y sus ganancias. La baja inflación alcanzada en México con las políticas antes señaladas ha ocasionado una distorsión de recursos en detrimento del sector productivo, del crecimiento y del empleo y ha actuado a favor del sector financiero que ha ganado en estas décadas lo que ha querido.

Ese “sano” desarrollo del sistema financiero del cual habla la gobernadora, no se ha traducido en mayor disponibilidad crediticia para impulsar el crecimiento. De hecho, en su propia exposición en el Senado ella misma señaló que el crédito a las empresas grandes continúa deprimido en comparación con el período pre-pandemia. También dijo que “el financiamiento a las empresas de menor tamaño ha registrado una reducción de su dinamismo desde 2019”. Por lo tanto, la desintermediación financiera la ha ocasionado la política que instrumenta Banxico, que establece tasas de interés por arriba del crecimiento del ingreso nacional, lo que genera problemas de pago de la deuda contraída, por lo que disminuye la demanda por crédito de las empresas, así como la oferta crediticia por parte de la banca, lo cual atenta sobre el crecimiento económico. Los problemas de insolvencia que están creciendo por tal situación, también refleja que ese “buen funcionamiento de los sistemas de pagos” del cual habló la gobernadora de Banxico, no es tal.

El problema es que nada de esto está en el debate nacional. No hay cuestionamiento alguno al papel que ha venido teniendo Banxico a favor del sector financiero, en detrimento del sector productivo, del empleo, los salarios y la distribución del ingreso. De no cambiar las funciones de la Institución monetaria, la economía nacional seguirá de mal en peor.

 

 

 

 

 

 

El jueves 21 de abril compareció ante el Senado de la República la gobernadora de Banxico,

y dijo que lo hacía para rendir “el informe del cumplimiento del mandato establecido a este instituto central… para cumplir con el objetivo prioritario de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, así́ como las finalidades de promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pagos”. El problema es que ninguno de estos objetivos está cumpliendo dicha institución monetaria. No ha logrado la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda (baja inflación) por más alzas de la tasa de interés que ha realizado desde junio del 2021 a la fecha.

En torno a la inflación destacó los choques de oferta y que se dislocaron las cadenas de suministro. Si reconocen que ello es causa de la inflación, no es para que estén elevando la tasa de interés, pues ésta encarece el crédito, baja la inversión y la producción, y seguirán los problemas de escasez de productos y de desabasto interno y las presiones inflacionarias. El alza de la tasa de interés no bajará el precio de las gasolinas, ni del gas, ni de los alimentos básicos que se importan, ni va a resolver el problema de las cadenas de suministro.

La gobernadora de Banxico se pronuncia contra la inflación porque “reduce el poder adquisitivo del dinero” y afecta a las familias de más bajos ingresos, “lo cual tiende a aumentar la pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso”. Al respecto hay que decir que lo que afecta a las familias de bajos ingresos no es la inflación, sino la falta de empleo bien remunerado, y las altas tasas de interés y la austeridad fiscal han actuado contra el crecimiento económico y la generación de empleo formal. Han contraído la actividad económica e incrementado el desempleo y reducido salarios, y ello es lo que ha incrementado la pobreza y la desigualdad del ingreso. La pobreza y la desigualdad del ingreso se han incrementado más con la política de baja inflación, predominante de los años noventa hasta la fecha. La inflación no afectaría a las familias de bajos ingresos, si hay reajustes salariales en igual proporción al alza de precios y si hay política de empleo, situación que no acontece en el país.

También la gobernadora de Banxico dijo que “una inflación alta y volátil tiende a incidir negativamente en el crecimiento y desarrollo de los países. Ello debido a que, entre otros factores, afecta la planeación de largo plazo de los agentes económicos; distorsiona sus decisiones afectando la asignación eficiente de recursos en la economía; y puede propiciar un proceso de desintermediación financiera”.  Esto es lo que dicen todos los libros de texto convencionales y lo han dicho todos los gobernadores de Banxico desde los años noventa, para justificar las alzas de la tasa de interés para bajar la inflación. El problema es que la baja inflación que se alcanzó en el país desde los años noventa hasta el 2019 fue a través de altas tasas de interés, austeridad fiscal y estabilidad del tipo de cambio, que abarata el dólar y las importaciones, lo que contribuye a bajar la inflación, pero todo ello nos ha llevado a menor crecimiento económico, alto desempleo y subempleo y bajos salarios. Esa baja inflación, no se tradujo en planeación de largo plazo para los inversionistas en el sector industrial y agrícola, debido a que este sector ha pasado a ser afectado por las altas tasas de interés, la austeridad fiscal y la estabilidad cambiaria que ha atentado sobre la competitividad y sus ganancias. La baja inflación alcanzada en México con las políticas antes señaladas ha ocasionado una distorsión de recursos en detrimento del sector productivo, del crecimiento y del empleo y ha actuado a favor del sector financiero que ha ganado en estas décadas lo que ha querido.

Ese “sano” desarrollo del sistema financiero del cual habla la gobernadora, no se ha traducido en mayor disponibilidad crediticia para impulsar el crecimiento. De hecho, en su propia exposición en el Senado ella misma señaló que el crédito a las empresas grandes continúa deprimido en comparación con el período pre-pandemia. También dijo que “el financiamiento a las empresas de menor tamaño ha registrado una reducción de su dinamismo desde 2019”. Por lo tanto, la desintermediación financiera la ha ocasionado la política que instrumenta Banxico, que establece tasas de interés por arriba del crecimiento del ingreso nacional, lo que genera problemas de pago de la deuda contraída, por lo que disminuye la demanda por crédito de las empresas, así como la oferta crediticia por parte de la banca, lo cual atenta sobre el crecimiento económico. Los problemas de insolvencia que están creciendo por tal situación, también refleja que ese “buen funcionamiento de los sistemas de pagos” del cual habló la gobernadora de Banxico, no es tal.

El problema es que nada de esto está en el debate nacional. No hay cuestionamiento alguno al papel que ha venido teniendo Banxico a favor del sector financiero, en detrimento del sector productivo, del empleo, los salarios y la distribución del ingreso. De no cambiar las funciones de la Institución monetaria, la economía nacional seguirá de mal en peor.

 

 

 

 

 

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