Las inconsistencias de los tomadores de decisiones económicas
Foto: Banxico
Por Arturo Huerta González
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 06 de noviembre de 2019.- El gobernador del Banco de México (Banxico) dijo el viernes 1 de noviembre que “la economía de México está estancada y no se prevé que el entorno de menores tasas de interés ayude a la recuperación”. Lo que no reconoce es que la alta tasa de interés que ellos han establecido para estabilizar el tipo de cambio y bajar la inflación, es causante, junto con la austeridad fiscal, del estancamiento de la economía nacional. La baja de la tasa de interés que han realizado últimamente de 8 % a 7.75%, pues lógico que no contribuirá a recuperar la actividad económica, pues está muy por arriba del crecimiento negativo en que se encuentra la economía nacional, al mostrar una caída de -0.44% en el tercer trimestre de 2019, en relación a igual período de 2018. Mientras la tasa de interés esté por arriba del crecimiento del ingreso nacional, no hay perspectiva de crecimiento alguno, ni para cubrir el pago de la deuda, lo que aumentará la cartera vencida y desestabilizará al sector bancario y a la economía.
El funcionario de Banxico señaló que «el entorno de la actividad global se prevé que sea más predominante en la desaceleración, que el efecto que podrían tener estas menores tasas para reanimar la inversión o la demanda agregada”, pero no dice nada en relación al comportamiento de la política de austeridad fiscal y la apreciación del tipo de cambio, lo cual ha sido causa fundamental de la contracción de la demanda interna y de la actividad económica. Perfectamente un tipo de cambio flexible y una política fiscal de expansión del gasto público podrían contrarrestar el efecto negativo que el entorno externo pueda tener sobre la actividad económica, pero los funcionarios monetarios y de la Secretaria de Hacienda no se pronuncian por ello, debido a que consideran que ello sería inflacionario e incrementaría la deuda. Hay que reiterar que la economía nacional tiene capacidad ociosa y desempleo, lo que puede ser utilizado para expandir la producción para encarar la mayor demanda que pueda originar el mayor gasto público, lo que evitaría la inflación. Asimismo, el mayor ingreso nacional generado, aumentaría la recaudación tributaria, lo que financiaría el mayor gasto público, por lo que no se incrementaría la deuda pública.
Las autoridades monetarias y de Hacienda confían que el Plan Nacional de Infraestructura será clave para reactivar la inversión en el país y así detonar el crecimiento económico. El problema es que la inversión pública se enmarca dentro del superávit primario, donde el gobierno sigue gastando menos de lo que recauda, por lo que no detonará el crecimiento de la economía. Además, cabe aclarar que la inversión en infraestructura no incrementa la actividad productiva. Para esto tendría que incrementarse el gasto y la inversión pública a favor del desarrollo tecnológico, como del sector industrial y agrícola, situación que no pasa por la mente de los tomadores de decisiones.
Por su parte, el presidente de la República dijo el 1 de noviembre que la economía va «muy bien», que «no hay recesión, y se están creando empleos, el salario ha aumentado como nunca, la economía popular anda bien” y que “el peso se ha revaluado»,
Resaltó que “es la segunda moneda en el mundo que más se ha fortalecido con relación al dólar”. Argumentó que primero están estableciendo bases y, después, habrá crecimiento.
que “hay finanzas públicas fuertes y sanas”. Insistió en que se llegará a la meta de crecimiento del 4 por ciento en su sexenio, porque México es de los países con más atractivos para la inversión extranjera. Al respecto cabe decir, que la economía no va bien, porque tenga finanzas públicas “fuertes” y “sanas” y porque tenga la segunda moneda en el mundo que más se ha fortalecido con relación al dólar. La política fiscal y la política de tipo de cambio deben evaluarse no en torno a su equilibrio fiscal, o la apreciación de la moneda, sino en torno al impacto que tales políticas tienen en la actividad económica y en la generación de empleo. El problema es que tales políticas son causantes del estancamiento económico y de los altos niveles de desempleo y subempleo que enfrenta la economía nacional. Las finanzas “sanas” han restringido el gasto e inversión pública, que disminuyen la actividad económica y la generación de empleo. De igual forma, la fortaleza del peso, abarata el dólar y los productos importados, los cuales desplazan a la producción nacional, e incrementan el desempleo y mantienen bajos salarios. Cabe señalar que el peso se ha “fortalecido” debido a la entrada de capitales que promueven las altas tasas de interés que establece Banxico, la cual encarece el crédito y contribuye a restringir la inversión y la actividad económica. México es atractivo a la inversión extranjera financiera, debido a las altas tasas de interés, y dicho capital pulula en la esfera financiera y no va al sector productivo, lo cual no contribuye al crecimiento económico, sino al estancamiento en que nos encontramos. La economía nacional no tiene base alguna para retomar el crecimiento, sino por el contrario, se está contrayendo el crecimiento productivo, lo que nos lleva a la recesión económica, como a mayor desempleo y deterioro del nivel de vida de la población.