Por Nelly Segura
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 14 de febrero de 2024.- El próximo 15 de febrero marcará un hito significativo en la historia de la Ciudad de México, con la ceremonia solemne en la que se develará la leyenda «A los pueblos indígenas originarios y afromexicanos», grabada en letras de oro en los Muros de Honor del Congreso local. Este gesto representa un paso importante hacia el reconocimiento y la valoración de la rica diversidad cultural y la herencia de los pueblos originarios de México; sin embargo, no es suficiente.
En un país tan diverso como México, donde convergen múltiples identidades culturales y étnicas, el respeto a los derechos de los pueblos indígenas es un imperativo moral y legal. Durante demasiado tiempo, estas comunidades han sido marginadas y excluidas, enfrentando discriminación, desigualdad y violaciones sistemáticas de sus derechos humanos fundamentales.
El acto de colocar la leyenda en los Muros de Honor del Congreso de la Ciudad de México no solo es simbólico, sino también un compromiso público para rectificar las injusticias históricas. Es momento de voltear a ver a los pueblos, pero más allá de la reducción sistemática al “el folclor” y el “color” que dotan a la capital del país, sino de un respeto a su derecho a la consulta, de un alto al saqueo a sus recursos naturales, de asfixiarlos con la construcción inmobiliaria abusiva y corrupta, de imponerles candidatos que los ven por debajo del hombro, de limitar y dañar sus tradiciones y de discriminar su cosmovisión. El asedio a su vida cotidiana y organización debe cesar.
Es imperativo que, a la par de las letras de oro, se reconozca su contribución a la identidad nacional, su sabiduría ancestral y su lucha por preservar sus tradiciones y territorios, es esencial para construir una sociedad más justa y equitativa.
Este evento no debe ser visto como un simple gesto político “generoso”, sino como un llamado a la acción para que se implementen políticas públicas que promuevan su participación plena y efectiva en la toma de decisiones que afectan sus vidas y territorios, así como medidas concretas para combatir la discriminación y la exclusión que aún enfrentan en muchos ámbitos.
Además, este acto debe ser el inicio de un diálogo abierto y constructivo entre los diferentes actores sociales para avanzar hacia la reconciliación y la justicia histórica. Reconocer y reparar las injusticias del pasado es fundamental para construir un futuro más inclusivo y respetuoso de la diversidad cultural de México.
Hay tantos ejemplos evidentes de abusos y discriminación a los pueblos originarios, pero hoy quiero hacer evidente uno muy sutil: la ignorancia, a través de un mensaje emitido en las redes sociales de la alcaldía Cuajimalpa: “Así se vivió el Carnaval en Cuajimalpa. El folclore de nuestra alcaldía, la alegría, felicidad, usos y costumbres de su hermosa gente, están llenas de tradición. Gracias a todos por su increíble participación”.
Así se vivió el Carnaval en Cuajimalpa.
El folclore de nuestra alcaldía, la alegría, felicidad, usos y costumbres de su hermosa gente, están llenas de tradición.
Gracias a todos por su increíble participación.#OrgullosamenteCuajimalpense #TradicionesVivas2024 @AdrianRubalcava pic.twitter.com/tEO2aDzOf4— Alcaldía Cuajimalpa de Morelos (@AlcCuajimalpa) February 13, 2024
El tweet en cuestión, emitido con motivo del Carnaval, intenta resaltar el «folclore» y la «alegría» de la alcaldía, así como la «hermosa gente» que la habita. Sin embargo, este mensaje cae en la trampa de reducir la riqueza cultural de los pueblos originarios a meros estereotipos folclóricos de personas que viven “en la felicidad”.
Al agradecer a la comunidad por su «increíble participación», el responsable de las redes sociales parece despreciar a aquellos que sí trabajaron arduamente para preservar y promover su cultura. Reducir la grandeza de los pueblos originarios y su cosmovisión a una simple etiqueta de «gente hermosa y folclórica» es un acto de desdén que refleja una profunda falta de entendimiento y respeto.
Vamos respetando a los pueblos desde ese tipo de mensajes para alcanzar, en el futuro, una verdadera equidad.