Las universidades en peligro
Foto: Mario Jasso / Cuartoscuro
Por Jorge Meléndez Preciado
Para Jaime Cárdenas, con afecto
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 30 de septiembre de 2020.- Ya se iniciaron las clases a distancia en la mayoría de la Universidades del país. Como ha señalado reiteradamente el especialista Manuel Gil Antón respecto a la formación educativa por medio digitales, la cosa no pinta bien a pesar que los nuevos magnates de este siglo (los dueños de las redes) nos quieran convencer que dichos instrumentos son maravillosos.
No hay como la relación, frecuente y muy estrecha, entre maestros y alumnos. Pero eso será nuevamente un proceso que tendrá lugar, si acaso, en varios meses o años.
En Campeche, por ejemplo, no obstante que están en semáforo verde, los padres de los chiquillos no quieren enviar a sus hijos al colegio, ya que temen contagios por el trayecto y en las propias aulas. Por lo que la SEP está ideando que vayan algunos dos días a la semana, otros la misma cantidad de jornadas, y los más atrasados incluso el viernes. Si ello es para los pequeños, en el caso de adolescentes los riegos son mayores.
Pero mientras se analiza qué hacer en el ámbito escolar, sigue adelante la investigación del grandioso hurto que durante 40 años realizó la familia Sosa Castelán, en especial Gerardo, en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). La utilización para fines políticos, el manejo de los estudiantes para asuntos no relacionados con el aprendizaje y la investigación, el sometimiento a los profesores a un salario ridículo y el manejo discrecional.
El saqueo al presupuesto de la casa de estudios era lo frecuente, en proporciones mayúsculas.
Por ello el periodista Alfredo Rivera escribió en 2004 el libro: La Sosa Nostra. Porrismo y gobierno coludido en Hidalgo, con prólogo del hidalguense, Miguel Ángel Granados Chapa. Ambos, por cierto, fueron demandados ante un juez-como en el caso de otros informadores que denuncian tropelías. Granados fue exonerado y Rivera continuó 16 años con la necesidad de enfrentarse en tribunales a sus corruptos acusadores.
Ahora hay pruebas irrefutables que, en efecto, Gerardo Sosa Castelán, quien saltó con su grupo del PRI a Morena en la más reciente elección, tiene desfalcos por 58.2 millones de pesos, los cuales fueron realizados por la empresa de contabilidad Siglo XXI, encabezada por Natalio Zamudio (Proceso, número 2291; reportaje de Axel Chávez).
En estos y otros negocios están metidas sus hijas: Adriana y Ana Carmen Cravioto. Y su esposa, de igual nombre de su primera hija, es dueña de ranchos y naves industriales de millones de pesos. Además, la DEA determino que hubo depósitos en el extranjero por cuando menos 15 millones de dólares del mencionado Sosa. Todo esto hecho con bancos y empresas fantasmas, en las cuales involucraron a una pobre mujer, la empleada, María Cruz Campos, junto con otros trabajadores de base que no sabían lo que firmaban ni entendían las sucias operaciones.
Afortunadamente en este caso, la UIF de Santiago Nieto ya congeló activos, lleva a cabo investigaciones y va tejiendo para no sólo aprehender a una bola de rufianes sino además recuperar dinero que es de la nación.
Igual que en el asunto de la corrupción en la Ciudad de México que permitió la fundación del periódico ContraRéplica, en Hidalgo se fundó un informativo que se llama absurdamente: El Independiente de Hidalgo. La prensa con el afán de presionar en lugar de informar.
Actualmente dicho rotativo está a cargo de la diputada por Morena, Lidia García Anaya. Aunque sus empleados no obtienen sus paupérrimos salarios. Igual ocurre con los administrativos y profesores de la UAEH que llevan dos meses que no perciben sus remuneraciones.
El caso de la UAEH no es el único. La famosa Estafa Maestra, por la que está en prisión Rosario Robles (y uno no entiende porque sus dos brazos operativos, Emilio Zebadúa y Ramón Sosamontes Herremoro, siguen en diversos restaurantes dilapidando sus dineros malhabidos), en varias instituciones de educación superior se dieron esos amplios desvíos.
Por ejemplo, a Jorge Olvera, que fue rector de la Universidad del Estado de México (UAEM), en 2017, antes del triunfo de Andrés Manuel, se le nombró Ombudsman de esa entidad. Seguramente para que no sufriera los sofocones de Sosa Castelán. Y otros rectores más en Morelos, Tabasco y varios estados no han sido llamados a cuentas.
Las Universidades en muchos lugares han sido cotos de personajes para enriquecerse, alentar sus aspiraciones políticas- ya que han saltado a diputaciones o presidencias municipales-, darles negocios a sus familias y cuates y hacer actos faraónicos para ganar prestigio.
Esperamos que eso se acabe y esos centros de inteligencia sirvan para ampliar la cultura, la investigación y la docencia como deben ser sus fines.
@jamelendez44