Le llegó la hora a Romero Deschamps
Foto: Moises Pablo / Cuartoscuro
Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 25 de julio de 2019.- Carlos Antonio Romero Deschamps, líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), desde 1996, luego de la aprehensión de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, gozaba de enormes favores y protección hasta hace unos días.
Si bien estuvo comiendo en un restaurante muy elegante de Las Lomas, en esta capital, el 9 de julio de este año con el abogado Juan Collado y pensaba que ya le había caído la justicia, pudo irse enormemente nervioso y afectado porque el operativo, entonces, no era para el falaz dirigente y transa individuo. La maquinaria legal fue tras el licenciado que había defendido a personas de mala fama y hacía negocios con la venia del poder. Aunque Carlos acusó el mensaje y desde entonces ha promovido amparos que le serán de poca utilidad, no obstante que un juez federal le otorgó uno de última hora.
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) ha enviado a la Fiscalía General un orden de detención de Romero Deschamps y seis de sus familiares, incluyendo a su esposa, Blanca Rosa Durán- que cobra sin trabajar en Pemex-, sus hijos Paulina, Alejandro y Juan Carlos, la esposa de este: María Ocejo, y una hijastra, Ana Luisa Aguinaco, por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. Algo más que evidente si hemos visto como la riqueza ostensible de muchos de ellos se ha lucido indignantemente durante los últimos años.
Carlos presumiendo sus relojes de miles de dólares, yendo a saraos de amigos y derrochando en restaurantes y viajes al por mayor. La hija Paulina exhibiendo brazaletes de dos millones de dólares, bolsas de 800 mil billetes verdes y periplos en jet privado con sus tres mascotas. Juan Carlos con sus automóviles exclusivos, de colección, y departamentos en Miami que valen más de 7 millones de dólares. Y la familia con una mansión en Acapulco de 6.4 millones de dicha moneda, curiosamente a nombre de Juan Collado, su cómplice de hace muchos tiempo.
Incomprensible si percibe, aparentemente, un salario nominal de 24 mil 330 pesos al mes. Pero muy explicable si el impuesto por el salinismo participó con mil 500 millones de pesos en la campaña de Francisco Labastida Ochoa, en el año 2000, los cuales fueron extraídos del Sindicato por Romero Deschamps y su siempre incondicional, Ricardo Aldana, hoy miembro del Consejo de Vigilancia del STPRM.
Luego de la sanción del entonces IFE, Vicente Fox giro órdenes de aprehensión contra Carlos y Ricardo, pero no se llevaron a cabo, ya que el botudo se asoció con los petroleros para hacer negocios que salpicaron a los hijos de Martha Sahagún, Jorge Alberto y Manuel Bribiesca (caso Oceanografía). Tampoco realizaron ninguna indagación de los sucios tráficos entre empresa y trabajadores, ni en la administración de Felipe Calderón ni en la de Enrique Peña Nieto, no obstante la explosión en las oficinas de Pemex al inicio del anterior sexenio, el 13 de enero de 2013, donde hubo 37 muertos.
Lejos de ello, al STPRM se le ha dado a manos llenas para que avale desde el huachicol hasta los negocios más retorcidos: venta de plantas y compra de chatarra a precio exorbitante, más la declinación de la paraestatal ya que los líderes charros apoyaron la reforma propuesta por Enrique (Pacto por México) para entregar los últimos bastiones de la antigua compañía estrella de México.
Antes de concluir su gestión, el hoy enamorado, entregador de rosas y grandioso padre, el señor Peña Nieto, dejó firmadas ayudas por 353 millones de pesos al sindicato, más apoyos para la administración de sus instalaciones por 8 millones de pesos mensuales. Sabemos que en Banorte, el sindicato tiene una cuenta de mil 59 millones de pesos.
Está por firmarse un nuevo contrato bianual entre Pemex y trabajadores, plazo que vence el 31 de julio. Seguramente ya no habrá esos beneficios para unos cuantos ni aliento a la corrupción.
¿Qué dirán ante eso las calificadoras internacionales? ¿No será algo importante para el bien de Pemex?
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