Lo atacó el virus domado

Foto: Ng Han Guan / AP

Por Teresa Gurza

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 04 de febrero de 2021.- El diario El País nos cuenta esta semana que en el parque Liberación de Wuhan, la ciudad china donde hace un año se inició la pandemia, resurgió el tradicional “mercado matrimonial” y decenas de padres y abuelos arrebujados en sus abrigos, asistieron confiando encontrar pretendientes para sus retoños.

Pero en México, el virus no nos da tregua.

Cada día sabemos de más conocidos contagiados, y de alguien al que mató el Covid-19.

Hasta el presidente López Obrador está infectado.

Y por lo visto en su video del pasado viernes 29, grabado “para hacer frente a los rumores”, tiene una cepa diferente a la de mis cercanos, porque ellos no pueden hablar más de dos minutos sin que les dé tos y él se echó doce, tan campante y no reportan estómago hinchado como se adivina el suyo, a través del abrigo.

Necio callado por sabio es reputado, dice un refrán que no podría aplicarse a AMLO, porque habla como si esa, y no gobernar, fuera su misión.

Y al hacerlo, miente a sabiendas.

Lo hizo al plantar ahuehuetes en el jardín Nezahualcóyotl de Palacio Nacional, para «homenajear» a quienes murieron por el coronavirus, en lugar de haber implementado una estrategia para salvarlos.

De nada le sirvieron los detentes, tréboles y dólares que dijo nos protegerían porque se le aventó el tigre que, desde abril, presumía haber domado.

A su irresponsabilidad de más de un año, hay que añadir que ya con síntomas, viajó en un avión comercial sin consideración por los otros pasajeros; y que aun infectado, sigue sin usar cubrebocas.

Y ante las dudas de que realmente sea esa su enfermedad, su vocero Jesús Ramírez condenó “las versiones de mala fe que sólo buscan dañar la imagen del Mandatario…”

Tiene razón, los inventos no son buenos; pero la única forma de contrarrestarlos es con información y ha faltado.

De ser verdad que el virus lo tiene en el lecho del dolor ¿se acordará de cuando decía que a México nunca llegaría?

¿De que invitaba a besar, abrazar y salir a comer a fondas, porque solo afectaría a corruptos neoliberales?

¿De cuándo acusaba a medios y periodistas de amarillismo, y aseguraba que el país estaba preparado para la epidemia “que en el peor de los casos sería no más grave que una gripa ni siquiera equivalente a la influenza”?

¿Recordará sus giras con multitudes que igual que él, no usaban mascarilla?

¿Pensará en los millones de vacunas de Pfizer que insistía, estaban por llegar y en la tontera de su canciller Ebrard al decir “misión cumplida” cuando habían llegado menos de 4 mil dosis?

¿En que no se han podido vacunar ni siquiera todos los médicos y enfermeras?

¿Y que según el Inegi la cobertura de salud que en 2015 alcanzaba al 82 por ciento de la población, cayó en su gobierno a 73 punto 5?

¿Qué opinará ahora de López Gatell, su encargado de la pandemia? ¿le habrá creído eso de que “la fuerza del presidente López Obrador es moral y por eso no se contagia”

Predicador moralista como es ¿estará haciendo examen de conciencia sobre su responsabilidad en el dolor de tantas familias enlutadas, muchas de ellas con enfermos en casa a los que no pueden atender por estar en filas para que les rellenen los tanques de oxígeno? ¿o con muertos porque no alcanzaron cama de hospital, mientras él aseguraba que habíamos salido del túnel?

¿Le dará vergüenza que su arrogancia ignorante haya ocasionado que decenas de países restrinjan la entrada de mexicanos?

Las falsedades y el autoritarismo han sido médula de su quehacer como presidente de México y diga lo que diga, nada estaba preparado, las vacunas no se contrataron a tiempo y no hay hospitales, medicamentos y oxígeno suficientes, ni un plan nacional de vacunación

¿En qué ha ocupado entonces, casi dos terceras partes de los 204 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, acumulados durante varios sexenios para casos de emergencia, y que empezó a gastar en 2019, cuando no había pandemia?

Terribles momentos debe estar pasando al sentir en carne propia lo que ha ocasionado.

Pero como es obstinado, insiste que seguirá la misma estrategia “por lo bien que ha funcionado”.

¿Será que no quiere reconocer su criminal actuación para evitar sigan disminuyendo los que le creen?

O quizá espera que lo saque del problema la iniciativa privada, a la que finalmente dio permiso de importarlas; pero es tarde y será difícil.

Y todo indica que este 2021 que empezó catastrófico para los mexicanos, puede seguir así.

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