López Obrador no, de verdad no es el rey

Foto: Presidencia de la República

Por Arturo Sandoval

 “El Ajedrez es una guerra en un tablero. El objetivo es aplastar la mente del oponente”. Bobby Fischer.

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 27 de julio de 2020.- Él no es el rey, es mucho más: es el dueño del tablero y de todas las piezas. Maneja las blancas, con rey, reina, caballos, torres, alfiles y peones. Su enemigo, que no adversario, sólo tiene por el momento peones. No aparece un rey o reina, un líder para mostrar en nuestro ambiente político-empresarial-religioso-marcial-social. Los aparentemente muy gallitos, se desinflan por diferentes razones en Jalisco y en Chihuahua. Los del Consejo Coordinador Empresarial y de Canacintra están bofos. Otros tres, en el pasado dueños del tablero durante 6 años ya sólo quieren ser invisibles. Claro, lo dice reiteradamente el Presidente de México: “ya no es lo mismo, no somos iguales”… Se nota: de seguir el ejemplo del pasado, algunos corruptos ya en la cárcel y otros por entrar o negociar sus penas, estarían quizás muertos.

Pero, “estimados corruptos” no se preocupen mucho, todo tiene solución, menos la muerte; por usar la corroída frase. Ustedes están vivitos, aunque no coleando peces gorditos. Las intenciones de la 4T no es quitarles lo bailado, ya es imposible, no puede ni Obama; pero si arrebatarles lo robado, lo que no es suyo. Ese dinero y propiedades ya no pagarán más bailes. Pregunten a Rosario Robles, a Lozoya, a Juan Collado, a Javier Duarte; quizás con el mucho dinero por ahí escondido, paguen un colchón sin chinches y celda sin cucarachas… y vaya con esa gran vida disfrutada hace apenas unos meses, por estos personajes del mal.

Pero recuerden, la comida y el hospedaje en prisión, también la paga el pueblo.

Sería deseable la existencia de una figura jurídica con nombre: Genocidio por Corrupción. Es muy fácil imaginar cuántas vidas se salvarían del hambre, de las enfermedades. Pero estos Peones negros, se caracterizaron por su enorme insensibilidad con los pobres. Es criminal el gasto en viajes en el avión presidencial, en robo de combustible con  millones de litros en cada enorme barco pirata. Los billonarios sobre precios en obras, incluso unas pagadas que nunca se construyeron como: hospitales, puentes, carreteras, escuelas, etcétera.

José Antonio Meade, Ricardo Anaya, José Antonio González Anaya, Ernesto Cordero, el ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), ex presidente Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray, Vicente Fox, Felipe Calderón, Medina Mora, Romero Deschamps y mil más; si la autoridad pusiera en marcha el tuit de Tenoch Huerta de “fusilar de espalda y enterrar boca abajo a los traidores a la patria”, muchos de estos personajes y sus cortes estarían en el paredón. Sobre todo si se aplica la máxima del que el pueblo manda. Basta con ver el cúmulo de cometarios sobre esta declaración del activista y actor Tenoch, convertido en un nuevo líder de los jóvenes; la apabullante mayoría apoya la propuesta que, sinceramente es más producto del enojo y no del fondo del sentimiento y pensamiento de este actor y de muchos que comentaron.

“A los ricos no los ahorcan nunca.

Sólo a los pobres y sin amigos.”

Truman Capote.

Pero en realidad la pena de muerte en México existe, sobre todo en épocas prianistas. Se aplicaba de forma directa en la supuesta guerra contra el narco y morían delincuentes, se aplicó mucho en los daños colaterales de Felipe Calderón, se ejerció contra decenas o centenas de periodistas, se sigue practicando en detenciones  por ciertas policías, en miles de feminicidios, en muertes y ejecuciones de estudiantes. No existe una pena de muerte legal, autorizada por la ley, contra culpables de asesinatos, tortura, violación, feminicidios, pederastia, infanticidio; Pero sí, de forma clandestina, ilegal contra inocentes, miles de inocentes. Los verdugos podrían estar entre: autoridades, delincuentes, políticos, empresarios, familiares.

No están desfasadas las palabras de Tenoch Huerta, representan un sentir popular contra las personas que condenaron a la muerte a miles de pobres al robarles la comida, sus tierras, sus oportunidades, sus centros de salud, para vivir sus vidas de lujo y dispendio.

Se podrá decir que no somos dioses para decidir quién muere; pero ellos, los delincuentes de cuellos blancos y manos muy sucias teñidas de rojo, tampoco lo son.

“Estoy de acuerdo en que las sociedades decreten abolir la pena de muerte;

pero que empiecen por abolirla los asesinos.”

Alphonse Karr (1808-1890) Escritor francés

Quizás sea el momento de llevar a debate la legalización de la pena de muerte, hacer a un lado la doble moral, los intereses partidarios y en un consenso de la sociedad, autoridades, organizaciones mundiales, académicos, científicos, poder judicial, médicos; en fin, todos, se pueda  concluir en algo en beneficio del pueblo, de la sociedad, para mantenernos a salvo, seguros. Se puede optar por algo muy determinante y sin matar: acabar definitivamente, para siempre, con la lacerante impunidad.

“La pena capital mata de inmediato, mientras que la cadena perpetua

lo hace lentamente. ¿Quién es más verdugo?

¿El que te mata en pocos minutos o el que tarda toda una vida?”

ANTÓN PAVLOVICH CHÉJOV

NOTA: el Dueño del tablero lleva mano.

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