Manolito, pero no el de Mafalda

Foto: Cuartoscuro

Por Gregorio Ortega

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 17 de enero de 2020.- Seguramente los lectores recuerdan 100 mexicanos dijeron y a su conductor, Marco Antonio Regil. Propongo un juego similar, para acertar con el nombre del personaje. ¿Qué define la eficiencia de los administradores públicos?

¿Qué ex precandidato a la Presidencia de la República debe su ascenso político a su cercanía a Miguel de la Madrid Hurtado?

¿A qué ex secretario de Gobernación le asesinaron al columnista más prestigiado de México en ese momento, Manuel Buendía?

¿A quién le infiltró el narco la Dirección Federal de Seguridad?

¿Quién debió desmantelar el sistema de seguridad interna del gobierno mexicano?

¿Bajo la guardia de quién, asesinaron a Enrique Camarena Salazar?

¿A qué ex secretario de Gobernación le mancharon la sucesión presidencial, y puso al PRI a un tris de dejar el poder?

¿Qué ex secretario de Educación Pública llegó a esa dependencia, con la encomienda de facilitar la descentralización educativa y garantizar la atomización del SNTE, pero no pudo?

¿Quién siguió los pasos de Porfirio Muñoz Ledo, y en abandono de toda congruencia política e ideológica, dejó al PRI y cambió de partido como de ropa interior, para garantizarse impunidad e ingresos?

¿Quién se refugió en el PT, propiedad de los hermanitos Salinas de Gortari?

Querido lector, si usted respondió a todas estas preguntas con el nombre de Manuel Bartlett Díaz, acertó y se hace merecedor a la estatuilla Mafalda, con la responsabilidad de cuidar que le haga compañía a Manolito, ahora en la Comisión Federal de Electricidad. Su encomienda es lograr que en esa empresa no ocurra lo sucedido a Pemex, y evitar su privatización. ¿Lo logrará?

Imposible anticipar una respuesta, porque lo niveles de eficiencia se perfeccionan, para bien, con la edad y de acuerdo a los intereses personales del momento. Quizá Manolito, ya en la tercera edad, tenga decidido modificar su legado político e ideológico a pesar de su enorme fortuna, a efecto de ser reconocido por su labor administrativa e ingenio y operatividad política, y porque ya nada tiene que perder, por más manita de puerco que haga a los líderes del SUTERM, por más distancia que tome con los empresarios, y por más que contribuya a la contaminación del territorio nacional, con esa idea de recuperar el uso del carbón para producir un rayo de luz, un rayito de esperanza.

Lo único cierto es que, sobre las sospechas de corrupción pecuniaria, el clóset del señor Bartlett Díaz está lleno de cadáveres de otro tipo, y por más que le den vueltas, a eso no puede llamársele regeneración nacional. Pero Dios los hace, y ellos se juntan.

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