Por Adriana Urrea
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 25 de abril de 2024.- Uno de los grandes retos que tiene el sindicalismo en México es realmente crear un movimiento unitario en el que el principal objetivo sea reposicionar el poder de la clase trabajadora de nuestro país, que por años ha sido golpeada y sólo usada por los grupos en las cúpulas.
Se aproxima el 1 de mayo, y mientras las centrales sindicales y los referentes democráticos como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la Nueva Central de Trabajadores (NCT) y la Conferencia de las Resistencias con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) a la cabeza, ya confirmaron que marcharán en el Día del Trabajo, aún no se sabe si lo harán juntos o no.
En tanto, el Congreso del Trabajo ya dijo que no saldrá a las calles, mientras que los integrantes de la Mesa de Diálogo, en el que confluyen organizaciones como la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), aún no definen cómo lo harán ni con quién.
Y es que este año hay muchos temas que obligarían a las organizaciones sindicales y sociales a hacer un frente único: las diversas violaciones a la libertad sindical, las negociaciones salariales y contractuales que están en curso, la urgencia de un aumento general de salarios, diversas reformas que hoy se encuentran en el Congreso de la Unión que podrían implicar grandes retrocesos a los derechos de las y los trabajadores, como el uso del dinero de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) para hacer un fondo común, o reformas a la Ley del Infonavit, entre otros.
No obstante, hay un factor adicional que en este periodo complica ese gran esfuerzo unitario y es que, cada sindicato define su participación en la política de nuestro país, y muchos de ellos, ya han decidido apoyar abiertamente a tal o cual candidato, otros se mantienen neutros, y unos más, se inclinan por una actividad fuera de lo político, lo que genera que algunos decidan tomar reserva.
Sin duda, son momentos de definiciones. Algunos apuestan a que manifestar el apoyo les permitirá que en el próximo gobierno, porque en este ya no fue posible, se atiendan sus problemáticas; otros, creen que todas las administraciones son iguales y en realidad seguirán usando a las y los trabajadores para fines políticos y después los volverán a desechar.
Algo hay de cierto, prevalece la esperanza en que en la siguiente administración las y los trabajadores sean escuchados y tomados en cuenta en las decisiones de política pública del país, como siempre debería ser; sin embargo, hoy hay un gran desaliento después de que se prometiera una verdadera transformación, pero lamentablemente las y los trabajadores no fueron tomados en cuenta.
No obstante, hay temas no sólo sindicales de gran relevancia que deben atenderse, pero sobre todo sociales como el caso de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, que este año será una de las principales banderas que tendrá la marcha del 1 de mayo, en donde no debería haber colores o estandartes, sino sólo el sentido común de lograr justicia, ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia! Ya lo veremos…