Periodistas Unidos. Ciudad de México. 18 de noviembre de 2022.- Las desmesuradas y archirrepetidas descalificaciones de la marcha en defensa del INE, lejos de convencer, hacen sospechar, pues no son expresiones de fortaleza, sino de inseguridad. A ningún gobierno le gustan esas protestas, las que suelen ser de plano indigeribles cuando las cosas no caminan bien, cuando hay cero crecimiento, desempleo creciente, mala planeación, ineficiencia, criminalidad imparable, proyectos frustrados y otros problemas.
Cuando todo camina en forma más o menos aceptable, puede tolerarse la protesta de la oposición, pero cuando los problemas siguen presentes y otros nuevos aparecen en el paisaje económico, el nerviosismo empieza a dominar el discurso oficial hasta convertirse en un ataque frontal a los ciudadanos y las instituciones.
Con el cuarto año de gobierno casi cumplido, ya no basta culpar de todos los males a las autoridades de ayer ni a los “conservadores y neoliberales”, pues a cualquier autoridad elegida le es exigible que resuelva los problemas heredados y evite crear nuevos.
La marcha del pasado domingo ni siquiera enarboló más bandera que la defensa del INE, pero resulta obvio que hay un trasfondo de inconformidad con políticas sin rumbo y errores frecuentes. La permanente acritud verbal y la falta de resultados prácticos decepcionan a los antes convencidos, desalientan a los indecisos y estimulan a los adversarios de siempre. Por eso resulta pueril y contraproducente condenar la protesta de decenas o cientos de miles porque entre ellos marcharon personajes públicos de perfil bien conocido, marchantes de conciencias si se quiere, pero que muy en su derecho se fundieron con los marchistas.
Ante eso, de nada sirve responder en forma machista, con insultos y descalificaciones. Quien generó las condiciones para ese despliegue ciudadano que salió a decirle NO a la autoridad, fue la propia autoridad. Creer que Claudio X. González u otro personaje tienen capacidad política para producir un fenómeno de esa magnitud es volver a los tiempos en que toda manifestación ciudadana era condenada por los gobernantes con el triste argumento de que detrás había móviles inconfesables, intereses aviesos, el oro de Moscú, el arroz de Pekín o la caña de La Habana. Estupideces.
La gente salió a la calle porque, para muchos mexicanos, resulta claro que los ataques contra el INE contienen una fuerte dosis de autoritarismo. Con todos los defectos que pueda tener este INE, es el árbitro que legitimó la decisión popular de dar el triunfo a Morena en las elecciones de 2018 y en otras más.
Este INE, por supuesto, tiene defectos y fallas, y los tiene porque su consejo y otros órganos están integrados por seres humanos con diversos grados de formación académica, distintas ideologías, caracteres diversos, defectos y pasiones que forman parte de su andar por la vida. Sí, son seres humanos que aciertan y se equivocan, pero este INE nada tiene que ver con el IFE que dio su visto bueno al atropello de 2006.
Reducir las prerrogativas a los partidos es invitarlos a incrementar su dependencia de los poderes fácticos, llevar las elecciones de consejeros del INE y magistrados del Tribunal Electoral al voto popular y desinformado es garantizar la perpetuación del partido en el poder; negarse a que el órgano de gobierno del INE sea producto del consenso de las fuerzas políticas organizadas es abrir la puerta a comportamientos facciosos y, por lo mismo, antidemocráticos. Peor todavía es plantear que el INE no respeta los principios constitucionales de imparcialidad, independencia, objetividad y certeza, porque de esa manera se deslegitima el triunfo de Morena en 2018.
En torno al funcionamiento del sistema electoral son varios los puntos que merecen una seria reconsideración y un debate que no debe resolverse con el mayoriteo del partido en el poder. A la marcha del domingo, el gobierno y su partido responderán con una gran concentración de sus seguidores, con el recurso priista de “torta y chesco”.
Por favor Musacchio, no sea estúpido, dices:
«La marcha del pasado domingo ni siquiera enarboló más bandera que la defensa del INE…»
y sabes perfectamente que la marcha no fue en defensa del INE, fue en defensa del aguinaldo de
Lorenzo «el odiador de pueblos originarios» Córdova y su aguinaldo de 700 mil pesos.
Sobre la economía, pregúntale a Slim, quizás el sepa algo sobre ese asunto:
Clima estable: BMV y BlackRock
México se convirtió en espacio privilegiado de inversión
Tiene el país grandes ventajas geográficas y competitivas, afirma José Oriol Bosch
Es foco de atracción, resalta directivo de la gestora de fondos más grande del planeta
Bajó la desigualdad porque se puso alto a los privilegios fiscales, subraya López Obrador
Factible, que al final del sexenio se recuperen pérdidas del minisalario en cuatro décadas: Slim (fuente: La Jornada)
Y sobre el único orador, el Sr. Valenberg:
“Gabriela de la Riva y Enrique Woldenberg Karakowsky fueron los encuestadores preferidos del ex presidente Enrique Peña Nieto. Las empresas encuestadoras de éstos: De la Riva Investigación de Mercado SC y WMC y Asociados SA de CV consiguieron 116.14 millones de pesos de los 253.63 millones que la Presidencia de la República pagó a firmas de opinión y mercadeo entre 2012 y 2017, es decir, las firmas mencionadas se quedaron con 46 por ciento del gasto presidencial en el rubro. La otra mitad de la erogación se distribuyó entre otras siete firmas del sector. Entre ellas figura BGC Ulises Beltrán y Asociados SC, a la que el Instituto Nacional Electoral pagó por un sondeo de opinión casi medio millón de pesos y lo escondió. Informaba que la ciudadanía apoya al proyecto de reforma electoral del presidente López Obrador. Estrictamente, en estudios de opinión, en ese periodo de tiempo, la Presidencia de México encabezada por el priísta Peña Nieto gastó 207.01 millones de pesos. Pero además de ofrecer ese servicio de encuestas, esas empresas también vendieron asesorías y contrataciones que sumaron 46.62 millones de pesos. (Columna Dinero)