Martí Soler, un señorón
Foto: Arturo López / Cuartoscuro
Por Humberto Musacchio
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 18 de diciembre de 2018.- Llegó con la última oleada de refugiados españoles. Su familia, catalana y republicana, se vio obligada a pasar a Francia, donde los Soler permanecieron hasta 1947, cuando pudieron venir a México. Martí, entonces un chamaco de 13 años, cursó aquí su educación media, para ingresar después a la UNAM, donde se inscribió en arquitectura, carrera que dejó para estudiar tipografía en la Unesco.
Sin embargo, lo suyo era la edición y a eso dedicó su vida. En 1959 ingresó al Fondo de Cultura Económica, del que salió en 1966 con el gran Arnaldo Orfila Reynal, argentino de México al que acompañó en la fundación y el desarrollo de Siglo XXI Editores, firma que Soler Viñas (o Vinyes, en catalán) dirigió antes de encargarse del Departamento de Ediciones de El Colegio de México.
Profesor de la Universidad Iberoamericana y de otras instituciones de enseñanza superior, Martí fundó y dirigió la editorial Libros del Umbral, hizo periodismo y, además de los miles de libros que editó, publicó cuatro propios: Antología poética (1959), Tiempo de espera (1962), traducción y versiones de Poesía negra norteamericana (1977) y Variaciones de voz y cuerpo (2014). Agudo, cultísimo y simpático, se ganó el respeto y el afecto de quienes tuvimos la suerte de conocerlo. Era todo un señor.
MONSEÑOR CUAUHTÉMOC
Para obtener un cargo de elección no se requiere poseer una gran cultura ni cosa parecida. Por fortuna, tenemos un sistema que hace elegibles al magnate y al obrero de salario ínfimo, al culto y al iletrado. Por eso, la llegada de Cuauhtémoc Blanco resultó inobjetable frente a quienes se espantaban de que un futbolista gobernara una entidad.
Sin embargo, una vez en el cargo, si no es que desde antes, quien fuera un brillante deportista debió rodearse de asesores que conocieran la historia de México y las leyes que nos rigen. No los tiene y el resultado es que autorizó una misa en el mismísimo Palacio de Gobierno de Morelos, donde él y su gabinete bailaron un zapateado sobre la Constitución e hicieron de la Reforma y el juarismo objeto de la más completa burla.
Con todo derecho, cualquier ciudadano puede demandar que se destituya de su cargo al Cuau (así le dicen). Ni siquiera los mochos del PAN se atrevieron a una cosa semejante.
UN CHAYOTE HONORÍFICO
La Medalla Belisario Domínguez se instituyó “para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra Patria o de la Humanidad” (las mayúsculas son cortesía de los senadores). Lamentablemente, en varios casos la medalla ha sido rebajada a mera corcholata, como ha vuelto a ocurrir este año, cuando la mayoría de Morena decidió, por orden de ya saben quién, otorgársela al que fuera director del diario que en este sexenio será vocero del gobierno, como en la era priista lo fue El Nacional. A última hora, por iniciativa de Eruviel Ávila, también se acordó otorgarla a Julio Scherer García, lo que su familia rechazó por dos razones: una es que se veía mal que un beneficiario fuera el padre del asesor jurídico de la Presidencia de la República; la otra, más importante, es que Schererdespreciaba al individuo con quien iba a compartir la presea.
Pues sí, porque don Julio sabía leer y escribir, en tanto que el otro es ágrafo; pero, eso sí, hábil como pocos en eso que llaman la tenebra y para sacar beneficio personal del trabajo ajeno, características que lo hacen merecedor de la Medalla Rodríguez Alcaine o algo semejante.
GOLPE A LOS TRABAJADORES
El corruptísimo sindicalismo mexicano ha imbuido en sus agremiados la idea de que un empleo público es una beca. Por eso mismo, los sindicalizados hacen como que trabajan o de plano se tiran a la milonga, lo que ha obligado a contratar un empleado por honorarios por cada “becario”. El sindicalizado disfruta de su salario, ISSSTE, Fovissste, prima de antigüedad, jubilación y otras prestaciones de ley. Los trabajadores por honorarios realizan el trabajo que no hacen los otros, pero no disponen de prestación alguna. Para colmo, pueden pasarse diez, 20 o más años en esa condición, firmando contratos mensuales. Viven, pues, privados de derechos, lo que ya es terrible.
Sin embargo, el nuevo gobierno federal se propone empeorar su situación laboral y se dispone a lanzar al desempleo no a los holgazanes y mañosos que disponen de base, sino a quienes verdaderamente hacen el trabajo y mantienen funcionando las instituciones. Y pensar que esos trabajadores votaron por un gobierno que creían suyo…
BREVIARIO…
La política antilaboral afecta también al Instituto Mexicano de la Radio, donde gran parte de la programación la cubre personal por honorarios, el que, de acuerdo con las disposiciones de austeridad, será despedido. Lamentable. @@@ Hoy, en la representación del estado de Guerrero, a las 13:00 horas, se reúnen los secretarios de Cultura de siete entidades y 15 más envían su apoyo solidario. Se tratará, lógicamente, del recorte presupuestal. Ya veremos. @@@ ¿Joaquín Díez-Canedo deja la Dirección de Publicaciones de la UNAM? Sería una gran pérdida para nuestra máxima casa de estudios.