MC: ¿del sainete a la nada?

Por Humberto Musacchio

Por Humberto Musacchio

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 08 de diciembre de 2023.- Samuel García Sepúlveda, gobernador de Nuevo León, pidió licencia por seis meses con la pretensión de ser candidato a la Presidencia de la República por Movimiento Ciudadano (MC). Concedida la licencia, el propio Samuel dejó como interino a Javier Navarro Velasco, su secretario general de Gobierno, pero el Congreso estatal designó a José Arturo Salinas, presidente del Tribunal Superior de Justicia de la entidad. Sin embargo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación echó abajo el nombramiento por considerar inelegible a Salinas, quien, para el caso, debió separarse totalmente de su función como juzgador, lo que no hizo. El Congreso neoleonés debió hacer un nuevo nombramiento que recayó en la persona de Luis Enrique Orozco, lo que se votó en medio de una violenta trifulca provocada por dos centenares de porros encabezados por políticos de MC, el partido de Samuel.

Para entonces, Navarro, protegido por un contingente de policías antimotines, se había acuartelado en el Palacio de Gobierno, más que nada para guardarle la silla a Samuel García, como se comprobó al suspender o renunciar éste a la licencia de seis meses que se le había concedido, y se encerró a piedra y lodo en el Palacio de Gobierno. Sin embargo, el Congreso se negó a aceptar el retorno de García, pero éste reviró diciendo que el Congreso no tiene facultades para impedirlo y se negó a recibir la notificación respectiva, misma que el actuario que la llevaba dejó pegada en la puerta de Palacio.

 

Lo que parecía un enorme drama, cobró tintes de comedia cuando un juez de lo laboral, con sede en la capital del país, ordenó que Navarro quedara como encargado del Poder Ejecutivo estatal durante todo el semestre e, incluso, estableció que, de no acatarse lo dispuesto, interviniera la Guardia Nacional, resolución sin valor, pues el juez de marras no tiene facultades más allá de los límites de la Ciudad de México y mucho menos en un caso ajeno a su competencia como juez de asuntos obrero-patronales. El vodevil continuó por la tarde, cuando un juez federal de Tamaulipas dejó sin efecto el nombramiento de Navarro. Al anochecer, tanto el Tribunal Electoral federal como la mismísima Suprema Corte de Justicia de la Nación coincidieron en que el nombramiento de gobernador interino debe hacerlo el Congreso local.

El asunto se resolvió el lunes, cuando renunció Orozco y el Congreso reconoció de nuevo a García como mandatario, quien informó que se retiraba de la justa por la Presidencia. Resulta obvio que el joven Samuel no iba a dejar las cuentas de su gobierno en manos del PRIAN, donde respiraron tranquilos al ponerlo fuera de la competencia, donde ya contaba con un 7 u 8% de voto probable, y Xóchitl, la candidata del PRIANRD, necesita esos votos como el oxígeno, aunque, hoy por hoy, ni con eso le alcanza a Sheinbaum. Ahora, Movimiento Ciudadano promete nombrar el 20 de enero a quien lo represente en la elección de junio próximo. Habrá que ver si un autodevaluado Marcelo Ebrard acepta la candidatura, en caso de que todavía se la ofrezcan. Hay, por supuesto, otros aspirantes, ilustres desconocidos, como el gris diputado Jorge Álvarez Máynez o la senadora Indira Kempis. Tienen mucha más presencia Patricia Mercado o el líder de MC, Dante Delgado, pero, después del vergonzoso numerito de Samuel, el partido naranja, para no extinguirse, necesita una figura política que jale más votos.

Para el caso, tiene a Ivonne Aracelly Ortega Pacheco, una mujer en plenitud, inteligente, capaz y con una notable carrera pública, pues ha sido diputada local y federal, así como senadora de la República, alcaldesa de Dzemul y, entre 2007 y 2012, gobernadora de Yucatán, donde entregó buenas cuentas. Dispone, en suma, de capacidad política comprobada y de reconocida aptitud administrativa. Frente a la abanderada de Morena, compite con ventaja en lo referente a experiencia, en tanto que su carisma no desmerece ante el de Xóchitl Gálvez, si bien se caracteriza por un estilo mucho más mesurado, pero no menos eficaz. Antes del destape de Samuel García, Ivonne Ortega dijo que no buscaría la candidatura presidencial, pero, en las actuales circunstancias, tendría que aceptar. Eso daría vida al triste panorama electoral.

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