Por Arturo Huerta González
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 25 de julio de 2024.- Ante la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia de EUA, México debe ya dejar de apostar en el crecimiento de exportaciones a través del nearshoring, pues Donald Trump ha dicho que “no permitirá que se construyan plantas masivas de fabricación de automóviles en México, de China u otros países, desde donde se enviarían sus productos a EUA». En su discurso el jueves 18 de julio del 2024 en el cierre de la Convención Republicana, aseguró que “Estados Unidos recuperará la industria automotriz y la manufactura”, señalando que “China y México se han llevado 68 por ciento de nuestra industria automotriz, pero la vamos a recuperar”. Dijo que establecería un arancel de hasta 200 por ciento para evitar que los vehículos lleguen a EUA y que si las empresas “quieren vendernos un producto tendrán que construirlo en Estados Unidos”. Tales posiciones reducirán significativamente las exportaciones que desde México se realizan hacia tal país y en consecuencia no vendrá el monto de inversión extranjera del nearshoring que el gobierno y empresarios nacionales esperan. Ello evidencia que no se puede seguir esperando que factores externos impulsen la dinámica económica nacional, sino que los tomadores de decisiones en el país deben instrumentar políticas económicas para alcanzar una dinámica endógena, menos dependiente de las decisiones que otros países tomen, y menos vulnerable del acontecer internacional.
Donald Trump ha dicho que cerrará la frontera con México el primer día de su presidencia, lo que implicará no solo menor crecimiento de exportaciones, sino sobre todo frenar la migración ilegal. Hay que señalar que la migración de mexicanos hacia EUA por décadas ha significado una válvula de escape frene al desempleo, subempleo y pobreza presente en México, en la búsqueda de mejores condiciones de trabajo y de vida en EUA, que se ha traducido en gran envío de remesas que han significado gran entrada de divisas que han ayudado a los familiares de los migrantes, así como al país en su conjunto, pues contribuyen a financiar el déficit externo de la economía nacional. Al cerrar EUA la frontera a los migrantes ilegales implicará mayor desempleo y subempleo en el país que conllevará mayor desigualdad del ingreso y delincuencia.
El gobierno de Donald Trump replanteará el T-MEC para sacar mejores ventajas para ellos y de no lograrlo, hasta puede cancelar el acuerdo comercial. Recordemos como utilizó el tratado comercial para chantajear a México de que pondría aranceles a sus importaciones provenientes de nuestro país hasta el 25%, si el gobierno no frenaba la migración de centroamericanos hacia EUA y el gobierno cedió para evitar los aranceles. México debe defender su autonomía y soberanía en la toma de decisiones y no doblegarse a las presiones que recibirá de Donald Trump si llega al gobierno.
El gobierno mexicano no debe defender el T-MEC, como lo ha venido haciendo, pues ello no se ha traducido en mayor desarrollo industrial, en mayor crecimiento económico, en mayores empleos formales bien remunerados, no ha reducido el déficit externo y la dependencia de la entrada de capitales. Los que se han favorecido del T-MEC han sido sobre todo las empresas transnacionales exportadoras, las cuales trabajan con altos componentes importados y bajo valor agregado nacional.
Una vez que el gobierno mexicano cambie su política económica y ponga como objetivo el crecimiento hacia el mercado interno y la generación de empleo formal bien remunerado, estará impulsando una dinámica más sostenida, menos vulnerables y equitativa. Para ello debe retomar el manejo soberano de la política monetaria, fiscal, comercial, como lo hizo desde los años cuarenta hasta 1981, donde crecimos al 6.4% promedio anual. Ello le permitiría establecer ahora política industrial, agrícola y de empleo. El desarrollo productivo requiere de bajas tasas de interés, subsidios e incremento del gasto público, así como establecer aranceles a las importaciones y trabajar con tipo de cambio competitivo a favor de la producción industrial y agrícola y del empleo. Para ello se debe cambiar el objetivo del banco central e introducir el de crecimiento económico al de baja inflación, para disminuir la tasa de interés para impulsar la inversión productiva. Se debe dejar de lado la austeridad fiscal para que el gobierno gaste lo necesario a favor del desarrollo industrial y agrícola y la generación de empleo. Así se avanzaría en el auto abasto y en la sustitución de importaciones, como en la reducción del déficit externo y de los requerimientos de entrada de capitales, lo que impulsaría una dinámica económica sostenida sin inflación y menos dependiente del exterior. Muchos países ya están instrumentando política industrial y están protegiendo sus mercados internos. EUA lo ha venido haciendo y con el gobierno de Donald Trump eso se va a impulsar en mayor medida, por lo que México debe responder igual y no seguir apostando al libre comercio como ha venido aconteciendo desde los años ochenta del siglo pasado, que nos ha llevado a menor crecimiento, a mayor economía informal, desigualdad y a una delincuencia creciente. De continuar con más de lo mismo el país seguirá desfigurándose, perdiendo soberanía en el manejo de su política económica, sin capacidad de responder a los desafíos nacionales.