Periodistas Unidos. 02 de abril de 2022.- Muchos años atrás, poco más de una década, había tenido el sueño de concebir a una niña, tal vez para ofrecerle lo que yo no tuve, tal vez porque me resultaba muy bonito imaginarme niña a su lado y sentir que la pasaríamos bien, soñé durante años su rostro, soñé e imaginé durante años cómo sería ella y cómo sería yo en el papel de mamá, hice de lado el sueño sin dejar de soñarlo durante 12 años.
Cuando tenía 5 meses de embarazo, Pedro apostaba a que sería niño, yo también quería que fuera niño, estando ahí me aterraba la vulnerabilidad de tener una hija, en el mundo en el que vivimos es un peligro mayor ser mujer, es un riesgo latente, no cesa, incrementa, es devastador. Cuando nos dieron la noticia de que venía al mundo una niña, yo lloraba de dicha pero también de miedo, en ese momento salieron ramas de fortaleza, mi carácter se acentuó y mis ideales cambiaron, mejoraron, mis causas se inclinaron más en varios temas, entre ellos, el feminismo.
Hoy vivo mi maternidad en plenitud, sin miedo y con arrojo, desde antes de que naciera Sol Venus, le abrí una cuenta en Instagram y desde que nació la comparto en mis redes sociales, desde que nació la convertí en una bebé pública, sin su consentimiento hago lo que quiero con su imagen. Me considero una mamá primeriza con un chingo de errores pero también una mamá consciente, me considero una mamá CERO perfecta, sin intención de serlo, me muestro humanamente la que soy ante ella, soy yo en luz y sombra, cuando la cago sé pedirle perdón, desde el vientre sé dirigirme a ella, aprendí a comunicarme, aprendí a contarle la verdad a su medida. Quiero que mi hija crezca en un mundo honesto, y tal vez sea un error pero es mi decisión. Jamás fracturaría su inocencia, sus ilusiones o su capacidad de imaginar o soñar, por el contrario, con cuidado, procurando la honestidad quiero que viva plena en un mundo sincero, con toda la capacidad de vivir en libertad cuando ella lo decida.
Más de una persona me hacía comentarios con respecto a su cuenta de Instagram, más de una persona me hacía comentarios de las fotos que subía, yo solo respondía que “es decisión personal”, hoy sí quiero compartir algunos de los motivos por los cuales Sol Venus sale hasta en la sopa de letras de mis redes sociales. En algún momento, hace ya muchos años atrás cuando había muchísimo menos alcance en la vida digital, Paco Taibo en una conversación nos dijo, “la mejor manera de cuidarse es haciendo ruido, hacerse vistas, que vean con quién se van, que vean que traen puesto, que vean a qué hora salen y a qué hora llegan, que vean y escuchen, mientras más visibles más seguras.” Esto me introdujo en una filosofía de vida, me marcó para siempre, hoy podemos compartir la ubicación en tiempo real y aun así seguimos desapareciendo. Reflexionando eso que comentaba Paco, pensé, si saben qué llevo puesto, sabrán decir cómo vestía la última vez que me vieron, si ven con quién voy, sabrán a quién preguntarle qué pasó, más profundo aún, las personas que se ven son más difíciles de desaparecer, las personas que se escuchan son más difíciles de desaparecer, los malos le temen más a una persona con reflectores que a una persona que no se ve. No digo que no suceda, no generalizo, sólo comento probabilidades.
Yo decidí compartir algunas fotos, parte de mi vida, en lo que escribo, en lo que fotografío, por seguridad y por el gusto de compartir, en mi genuina ilusión veo a mi hija protegida por el ojo, por todas y todos ustedes que me leen, por todas y todos ustedes quién la ven, es un arma de doble filo, prefiero correr el riesgo apostando a que hay cientos de miles que protegen a mi hija más de los enfermos que pudieran existir con la intención de hacerle daño. Prefiero a mi hija haciendo ruido a tenerla oculta, discreta, desconocida, bajo perfil, prefiero que la de la tienda la salude con un grito de calle a calle, prefiero que en el mercado le regalen fruta y le griten por su nombre, prefiero que las chicas del banco que frecuento la saluden como si fueran mis vecinas, prefiero que mi barrio me diga que ya supieron que nos fuimos de vacaciones por que lo publiqué en el Facebook, prefiero que los del súper me digan ahí viene la niña de los huevos sorpresa, prefiero eso, prefiero a mi hija pública, vista, oída, prefiero que esté en los algoritmos de sus redes sociales, no pasará, no pasará decreto y construyo una muralla de protección contigo y con ella y con él, no desaparecerá, por que sé que si la ves extraviada me la devolverás, porque sé que si la ves en brazos ajenos no la dejarás ir, porque sé que su grito o el mío se oirá como un aullido en dónde se dejarán venir lobos y lobas en nuestro auxilio.
Desde el vientre voy apoyando a Sol Venus en su desarrollo como espíritu feminista, pero sobre todo humanista, desde ahora creamos reglas de seguridad, desde ahora forjamos el respeto, con lo que se puede vamos construyendo un sitio seguro para nosotras y las que nos rodean, desde ahora buscamos la manera de ser presencias que cobijen, que aporten, que construyan, desde ya buscamos ser un sitio seguro, desde ya le damos en los huevos al patriarcado y al machismo, desde ya vamos caminando con cuidado pero libres, tejemos comunidad de adentro hacía afuera. Somos visibles en defensa propia, y porque creemos que por más inseguro y violento que esté nuestro país y el mundo, no vamos a dejar sembrar la alegría. No dejaremos de aferrarnos en construir un mundo colorido en dónde quepamos todas y todos. Hoy siembro lo que cosecharé mañana, sé que mi retoño no dejará de luchar por un mundo consciente, por un mundo que construya en amor el porvenir, y yo no dejaré de inculcar en ella los valores que creó la pueden salvar.
El feminismo es la causa de mi vida porque sé que si logramos la igualdad, equidad, seguridad, justicia, si logramos calles y rincones seguros, si logramos derrumbar al patriarcado, mi hija y las niñas que vienen, vivirán un mundo diferente, libre y justo. Vivirán calles seguras, vivirán en hogares sin violencia y nadie más que ellas decidirán sobre su cuerpo. Sé que si los hombres de hoy desaprenden, se reeducan y contagian eso y si se comprometen a educar a los niños que se convertirán en hombres mañana, estoy segura, este mundo será por fin un sitio seguro, será un mundo en dónde podamos vivir, merecemos vivir, merecemos ganar esta lucha cueste lo que cueste y no es contra ellos, es junto a ellos, ellos tendrán que despertar y mirarnos con respeto, ellos tendrán que despertar y amarse a si mismos para poder amarnos a nosotras como sus madres, hermanas, compañeras e hijas.
Es decisión personal exponer, compartir, los rostros de nuestras hijas, con respeto a las que lo hacemos tanto como a las que no lo hacen. No significa que no podamos caminar juntas, perfiles altos o bajos siempre de la mano, hacer ruido eso si, eso siempre, que la digna rebeldía no deje de oírse, que la necesaria lucha no cese, que la unidad florezca en todas sus formas y que logremos complicidad aun a pesar de nuestras diferencias, aún a pesar de nuestras historias, de nuestras limitaciones y de nuestros egos, ojalá un día despertemos con ese amor propio y que se expanda para poder amarnos entre nosotras como hermanas, que los impedimentos sean nulos, que podamos protegernos entre nosotras como hábito, sin ninguna razón, sólo cómo parte de nuestra nueva y necesaria educación.
Sembremos en nuestras hijas el compañerismo, erradiquemos la competencia y todas esas trampas clasistas, todo ese veneno lleno de estereotipos, todo ese pasado de rivalidad, todo eso de lo que hoy nos lamentamos, todo eso que no nos ha dejado florecer como sociedad, pero sobre todo como tribu de mujeres, con urgencia necesitamos un mundo dónde podamos vernos sin miedos, resentimientos, inseguridades, vernos sin ese gusano “tengo más, valgo más, soy más bonita”, trampas que hoy en día son mortales y no nos permiten mantenernos vivas, son esos alicientes que ayudan a que no progresemos, alimenta la eliminación y conduce al desarraigo. Somos más que simples útiles, fuimos, somos y seremos, la vida dadora en todas sus formas.
Ruido, siempre ruido, no dejemos de hacer ruido, visibles en defensa propia, conocidas en nuestra comunidad y en nuestras redes, porque redes tejen, sigamos tejiendo.
¡Nos quiero vivas, unidas, libres y locas!.
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