Por Humberto Musacchio
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 08 de octubre de 2024.- Primera mexicana con maestría de la Universidad de Harvard, Ifigenia Martínez (CDMX, 1925-2024) llegó en 1967 a la dirección de la Escuela Nacional de Economía, pese a la resistencia de los estudiantes de izquierda, que propusieron y apoyaron la candidatura de José Luis Ceceña. Para permitirle el acceso a la dirección, tuvo que prometer una reforma de planes y programas de estudio mediante una comisión paritaria de estudiantes y profesores. La maestra, como le decíamos los estudiantes; la señora, como la llamaban en público otros profesores, o la Pilli, nombre que le daban los más cercanos a sus afectos, como David Ibarra y Gustavo Romero Kolbeck, aceptó debatir frontalmente con profesores y estudiantes de todas las corrientes, aunque más de una vez el radicalismo del momento llevó las cosas a la ofensa y la vimos llorar agredida. Por fortuna se llegó a un acuerdo que permitió realizar importantes cambios en el plantel, aunque se nos pasó la mano con la inclusión de varios cursos de marxismo, un seminario de cuatro semestres sobre El Capital y otras materias con una fuerte carga izquierdizante, materias necesarias para contar con una amplia visión social, pero entonces poco útiles para conseguir empleo.
HEROÍNA DEL MOVIMIENTO DE 68
Durante el movimiento estudiantil de 1968, el 18 de septiembre, al ocurrir la violenta ocupación de la Ciudad Universitaria por el Ejército, sin respeto alguno por la dignidad de su investidura académica, Ifigenia Martínez fue subida a un camión militar que la condujo con otros detenidos a la Procuraduría, como si se tratara de delincuentes. Sin embargo, ella siguió en el PRI hasta 1987, cuando con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo encabezó la gran escisión que sería el principio del hoy cercano final del expartidazo. Ocupó relevantes cargos en el Poder Ejecutivo federal, fue cuatro veces diputada federal y dos veces senadora. Apenas, el martes pasado le tocó imponer la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, con lo que cerró una vida de grandes logros e importantes rupturas. Será imposible olvidar a la guapa mujer que entusiasmaba a los jóvenes de aquellos días con su inteligencia, sus minifaldas y su tierna coquetería.
EL HIMNO NACIONAL OLVIDADO
Con la muy lamentable ausencia de las autoridades federales, en un acto presidido por el rector de la UNAM, el doctor Leonardo Lomelí Vanegas, se conmemoró el bicentenario de la Constitución de 1824, que se discutió y aprobó precisamente en el exTemplo de San Pedro y San Pablo, que fue sede del primer Congreso Constituyente y hoy es el Museo de las Constituciones. Para cerrar el acto, se interpretó la Marcha Nacional Zaragoza, de Aniceto Ortega, que en la República Restaurada sustituyó al himno belicista del español Jaime Nunó y el conservador Francisco González Bocanegra, canto que celebraba a Iturbide y Santa Anna y que fue rescatado por Porfirio Díaz, quien lo impuso como Himno Nacional. La letra de la citada Marcha Zaragoza estuvo perdida durante 167 años, hasta que el incansable Samuel Máynez y María Ortega Robles, nieta de don Aniceto, la encontraron en la Biblioteca Nacional y se pudo interpretar antier con las excelentes voces de la soprano Diana Álvarez, la mezzosoprano Paola Gutiérrez, el tenor Rogelio Marín y el barítono Pablo Aranday.
FERIA DEL LIBRO DE ITESM
Crecen en público y en éxito la mayoría de las ferias del libro, como lo demostró este año la Feria Internacional del Libro Monterrey 2024, organizada por el Tecnológico de esa ciudad. Con buena asistencia a las presentaciones de libros y a las conferencias y mesas redondas, lo más estimulante fue la multitud que se movía con dificultad en los atestados pasillos. Pese a lo anterior, el Inegi sigue reportando las mismas cifras de lectura que hace varios años. Parece necesario que ajuste su metodología.