Naomi Osaka: «Los deportes nunca han sido apolíticos»

Foto: William West/ AFP

Por Jesús Yáñez Orozco

  • Y, mientras sigan siendo jugados por seres humanos, “nunca lo serán”, afirma la tenista afrojaponesa sobre el antirracismo
  • En un artículo escrito por ella, en The New York Times, reconoce la influencia que recibió del basquetbolista LeBron James
  • Sobre todo luego de que un presentador de noticias dijo al jugador de la NBA: “cállate y dribla”
  • “En el verano me destrozó el corazón”, reflexiona, atestiguar las injusticias policiales contra Floyd, Taylor y Blake
  • Fue nombrada deportista femenina del 2020

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 30 de diciembre de 2020.- Férrea luchadora antirracista, Naomi Osaka, afrojaponesa, una de las mejores tenistas del mundo, a sus 23 años, está convencida que “los deportes nunca han sido apolíticos” y, mientras sigan siendo jugados por seres humanos, advierte, “nunca lo serán”. Cuando aún era niña, inspirada en el basquetbolista LeBron James y su “feroz valentía”, desde 2012, reconoce que a los atletas falta aún mucho camino que recorrer para erradicar la discriminación racial hacia la comunidad afrodescendiente en el mundo, Estados Unidos en particular.

En un reflexivo artículo de 920 palabras para The New York Times –como que hay cosas más transcendentes en la vida que el deporte profesional–, la tenista nipona, de padre haitiano y madre japonesa expresa su solidaridad a la comunidad afrodescendiente, elogia a los atletas que tienen una actitud solidaria dentro y fuera de las canchas. Entre ellos Mohamed Ali, Megan Rapione, Colin Kaepernick…

Y que, por su discurso, Naomi denota una mujer virtuosa: sensible, sencilla, culta; con sentido común. Además de apasionada por la lectura. Que se trasluce por el orden que tiene su pensamiento con una pátina de hondura filosófica. Paradoja, además, cómo una mujer luminaria del deporte blanco sale en defensa de la comunidad afrodescendiente.

Emite su crítica asaeteada por lo que un presentador de noticias le aconsejó, en tres lapidarias palabras, a LeBron James, después que el basquetbolista habló sobre racismo, política y las dificultades de ser una estrella negra en Estados Unidos, en entrevista con ESPN, en 2018:

“Cállate y dribla”.

Debido la presión, tanto de los seguidores como de los jugadores, equipos de cuatro de las principales ligas deportivas profesionales de Estados Unidos cancelaron juegos y prácticas en protesta contra el racismo y la brutalidad policial que caracterizó 2020. Y que se convirtió en un parteaguas en el mundo.

Incluso el presidente Donald Trump encendió a la opinión pública. En septiembre de 2017 llamó “hijos de puta” a los jugadores que secundaron a Colin Kaepernick, quarterback de los 49´s de San Francisco. Hincándose durante el himno nacional, previo a los juegos de la NFL, protestaba de manera pacífica por la rabiosa violencia policiaca contra la comunidad afrodescendiente.

Previo a la publicación de su artículo en NYT, agencias noticiosas elogiaron que tras la reanudación del tenis luego de estar obligada a parar actividades por la pandemia del coronavirus, Osaka no sólo conquistó su tercer título de Grand Slam, al ganar el Abierto de Estados Unidos, sino también se alzó para hablar sobre la injusticia racial y la brutalidad de las fuerzas del orden.

Destacan que, en 2020, tanto por su activismo fuera de las canchas como por sus logros dentro de éstas, Osaka fue elegida la Deportista Femenina del Año por The Associated Press.

“Fue difícil estar aislada de mi familia durante largos periodos del año, pero eso no es nada comparado con otros”, escribió la jugadora en una entrevista por email.

Y reconoció:

“Fue triste ver y leer las noticias de gente sufriendo por el Covid-19, y los efectos económicos y sociales padecidos por tantos que perdían sus empleos y la salud mental. Fue un año muy difícil para muchas personas.”

Después de atestiguar las injusticias policiales contra George Floyd, Breonna Taylor y Jacob Blake, “por nombrar sólo algunas”, reconoció, “me destrozó el corazón”.

Sin embargo, se sintió “orgullosa” por su victoria en el Abierto de Estados Unidos, pero “más” por contribuir a que la gente “discutiera sobre problemas reales”, al margen del deporte.

Osaka recibió 18 de los 35 votos al primer lugar y un total de 71 puntos para superar a la Jugadora Más Valiosa de la final de la WNBA, Breanna Stewart, y a la futbolista Sarah Fuller, estrella de la Universidad Vanderbilt, segunda y tercera, respectivamente.

Billie Jean King, quien ganó 12 títulos de Grand Slam en sencillos y por décadas pionera activista, elogió a Osaka por posicionarse “a sí misma como líder no sólo en el tenis de mujeres, sino en el deporte en general y una fuerza de cambio en nuestra sociedad.

“Su éxito cumplió la difícil tarea de alcanzar la excelencia en su desempeño deportivo y usar esa plataforma para brillar fuera de los deportes en un escenario mucho mayor”, argumentó Kim.

Y elogió:

“Ella avivó una conversación sobre justicia social, resultados que son más grandes que el tenis, más grandes que el deporte. Y al hacerlo elevó la vara para todos aquellos que desean equilibrar los dones y talentos para marcar una diferencia en nuestro mundo.”

Fue durante un torneo de preparación para el Abierto de EU en Nueva York, el 26 de agosto pasado, que Osaka, cuyo padre es haitiano y su madre japonesa, declaró que no jugaría su semifinal. Sumándose así a figuras de la NBA y de otros deportes en una protesta por la muerte a tiros de Blake a manos de la policía. A raíz de su decisión, ese torneo se detuvo completamente por un día.

Osaka y NYT

Por todo lo anterior el influyente diario estadounidense neoyorquino le pidió que escribiera sobre su experiencia.

Y que publica en su edición de hoy.

Describe que la faceta de activista de LeBron captó su atención por primera vez en 2012. Él y sus compañeros del Miami Heat, recuerda, publicaron fotos en las que llevaban hoodies (sudaderas con capucha) para protestar por el asesinato de Trayvon Martin, un adolescente negro desarmado que llevaba puesta una sudadera parecida cuando George Zimmerman, un vigilante vecinal voluntario en Florida, le disparó fatalmente.

En 2014, puntualiza, un hombre negro llamado Eric Garner murió en Staten Island después de que unos oficiales de policía lo sujetaron con fuerza del cuello durante un arresto, una maniobra que en ese momento ya estaba prohibida para la policía y que, desde entonces, se ha vuelto ilegal en el estado de Nueva York.

Poco tiempo después, durante un calentamiento previo a un juego, LeBron utilizó una camiseta con las palabras “No puedo respirar”, lo último que dijo Garner antes de morir y que fue captado en video mientras los oficiales lo estrangulaban.

El resto de la liga siguió su ejemplo, pero James fue el foco de atención.

“Si adelantamos el tiempo rápidamente a este verano, podemos ver que James continúa siendo el centro de atención.

“LeBron tiene la voz más fuerte y la plataforma más grande, y las está usando para protestar contra el racismo sistémico, la desigualdad y la brutalidad policial, todo mientras su carrera continúa floreciendo en medio de manifestaciones sin precedentes, una pandemia que está cambiando al mundo y heridas profundamente personales, incluida la muerte de nuestro amigo mutuo Kobe Bryant.”

Elogia la “valentía feroz” de LeBron en su firme apoyo a la comunidad negra.

“Es inquebrantable, directo y apasionado”, reconoce.

“En la cancha o con un micrófono, es imparable y también es una inspiración. Es una persona dedicada a su profesión, pero de igual manera le dedica tiempo a su comunidad, al tiempo que continúa luchando contra una larga historia de silenciamiento de los atletas que dicen lo que piensan”, subraya.

Narra que los músicos componen y cantan todo el tiempo sobre movimientos sociales, activismo e igualdad. Los actores expresan sus opiniones y con frecuencia respaldan personalmente a candidatos políticos, organizando eventos y fiestas para recaudar fondos.

 

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Afirma que de los ejecutivos de empresas, escritores y artistas prácticamente se espera que opinen sobre los últimos acontecimientos y defiendan de manera pública sus puntos de vista.

Sin embargo, compara, “los deportistas por lo regular somos objeto de críticas por expresar nuestras opiniones.”

Y pregunta:

«¿La gente nos ve solo como cuerpos, como personas que podemos lograr lo que es físicamente imposible para casi todos los demás y que entretenemos a los aficionados superando incluso nuestros límites? ¿Se preguntan si ese conjunto de músculos, huesos, sangre y sudor también puede tener una opinión? ¿Deberían ser los deportes solo deportes y la política solo política?»

Responde:

“A menudo ese es el mensaje. Batea, encesta. Cállate y dribla.”

Pero cualquiera que sea el argumento, enfatiza, “siempre se ignora un hecho fundamental: cuando no estamos jugando, vivimos en el mismo país que el resto de la gente.”

Y, explica, “como muchos atletas pueden confirmar en estos días, eso significa que estamos sometidos a las mismas injusticias y desigualdades que han llevado al asesinato de personas que se ven exactamente como nosotros, pero que no disfrutan de las mismas protecciones que nos proporcionan la fama, ciertos accesos y los sistemas de apoyo.”

Invita:

» Solo pregúntenle al jugador de la NBA Sterling Brown, a quien la policía le disparó con una pistola paralizante, o a mi colega tenista James Blake, a quien empujaron contra el piso y esposaron durante 15 minutos unos oficiales de policía tras encontrarlo parado afuera de un hotel en la ciudad de Nueva York (los oficiales dijeron que había sido un caso de identidad equivocada).»

“El que seamos deportistas no significa que no nos afecte lo que pasa en Estados Unidos, y tampoco nos obliga a quedarnos callados”, resume.

Y filosofa:

“Los deportes nunca han sido apolíticos y, mientras sigan siendo jugados por seres humanos, nunca lo serán”.

Hace un recuento de deportistas que lucharon contra el racismo en Estados Unidos desde los años 60:

«Durante décadas, Muhammad Ali fue la voz de la justicia, incluso después de haber sido condenado a cinco años de prisión por negarse a ser reclutado debido a sus creencias religiosas.

«En Ciudad de México, en los Juegos Olímpicos de 1968, Tommie Smith y John Carlos fueron abucheados en el podio cuando levantaron los puños, cubiertos con guantes negros, y luego se enfrentaron a una ola de críticas, tanto del público como de los medios, cuando regresaron a Estados Unidos.

«Colin Kaepernick puso en riesgo su carrera cuando se arrodilló durante el himno nacional antes de un partido de la NFL y es posible que no juegue nunca más en esa liga debido a eso.

«Megan Rapinoe ha sido una figura incondicional del movimiento LGTBQ y de la lucha por los sueldos equitativos, aun cuando eso significó enfrentarse al presidente de Estados Unidos y negarse a visitar la Casa Blanca.

«Venus Williams ha hecho más de lo que la mayoría de la gente sabe para continuar con el legado de Billie Jean King en la pelea por la igualdad en el tenis femenil.

«Coco Gauff, siendo tan joven, es muy activa en línea y ha hablado públicamente y con gran pasión en apoyo del movimiento Black Lives Matter.»

Por eso, reconoce:

“… a pesar de todos esos avances, todavía siento que los atletas tenemos mucho que recorrer.”

Hoy en día, reflexiona, “dada la cobertura televisiva que recibimos y nuestra relevancia en las redes sociales, los deportistas contamos con plataformas que son más grandes y visibles que nunca antes.”

Asegura que, desde su perspectiva, “eso también significa que tenemos una mayor responsabilidad de decir lo que pensamos.»

Y remata con sorna:

“No voy a callarme y driblar.”

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