Ni con Fox podrán en 21

Foto: Andrea Murcia / Cuartoscuro

Por Gregorio Ortega

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 08 de octubre de 2019.- Los actuales propietarios del destino de las prerrogativas económicas de Acción Nacional metieron la pata; decidieron convocar a Vicente Fox Quesada como imán político, ético y moral, para derrotar a MORENA en 2021, recuperar la Cámara de Diputados y algunas gubernaturas.

¿Olvidaron el mal sabor de boca dejado por las tropelías de los nenes Bribiesca, o los abusos de la señora Marta Sahagún, la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, el descrédito de la primera alternancia y la decisión de dejar el modelo político intocado, por no tener ni idea de cómo hacer la reforma del Estado, o sólo por flojera o corrupción?

El sexenio del cambio, del caudillo de nueva cuenta elegido por el PAN, se resume en la famosa frase pronunciada en la sala de prensa de Los Pinos: ¿Y yo por qué?

Si la oposición quedó en estado vegetativo, por no emitir su acta de defunción, el camino de su resurrección no es trayendo cadáveres al escenario nacional. Considero que la ruta de la derecha en México es otra.

Lo primero que han de hacer es reconciliarse entre ellos, exponer a la militancia y a los mexicanos, los errores en los que incurrieron; también ofrecer a los electores un programa que redefina el proyecto de nación, incluida la reforma del Estado y el cambio de modelo político. De no hacerlo así, únicamente abonarán en la aceptación de la 4T.

Doy vueltas a la hipótesis de que, desde hace muchos años, los mexicanos están gobernados por una tanatocracia oculta en las sombras. Además de las muertes violentas debidas a la presencia nacional del crimen organizado, se contiene, se cancela, se mata toda iniciativa que aspire a consolidar un nuevo proyecto de nación, que nada tenga que ver con la cancelación del programa de la Revolución mexicana, pero si con el rescate de los valores que permitan una equilibrada evaluación al papel jugado por los guerrilleros de los movimientos armados durante las décadas de los 60 y 70. ¿Fueron héroes, o villanos? Quizá la lectura de la épica obra de Fritz Glockner despeje las dudas.

Si realmente desean regresar a conquistar la voluntad ciudadana, deben buscar sangre política fresca, no revolver entre los cajones de la gerontocracia política que mangonea en el país.

Podrían, el menos, ver hacia las oficinas de la Coparmex y meditar en la convocatoria hecha por Gustavo A. de Hoyos Walther, cuya personalidad y carisma lo acerca a una evocación del Maquío.

@OrtegaGregorio

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