Ni perdón ni olvido: justicia

Foto: Rogelio Morales / Cuartoscuro

Por Jorge Meléndez Preciado

               Periodistas Unidos. Ciudad de México. 18 de junio de 2019.- En la cuadragésima séptima  conmemoración de la matanza del 10 de junio, la subsecretaría de Gobernación a cargo de Alejandro Encinas, organizó un acto para reunir a infinidad de ciudadanos que han sido agredidos por el Estado durante los gobiernos pasados (el PRIAN) y prometer castigo a los responsables de atrocidades, abrir los archivos de la multitud de crímenes policiacos y reparar el daño infringido a víctimas y familiares.

               Varios cientos de ciudadanos, burócratas y periodistas asistieron al encuentro, realizado en Morelia número 8, donde estuvo la Dirección Federal de Seguridad (DFS), mismo  sitio en el cual  operó  después la siniestra Brigada Blanca, de la cual fueron dirigentes:  Miguel Nassar Haro, Fernando Gutiérrez Baños, Luis de la Barreda y hasta José Antonio Zorrilla Pérez. El edificio ahora es un centro de investigación de aquellos nefastos acontecimientos y será un lugar para indagar muchas de las cuestiones no tan conocidas.

               El acto inició con el documental: La herencia más dolorosa, donde  se mostraron momentos de las represiones de 1968 y 1971 (el Halconazo), además de un relato de la llamada Guerra Sucia, acontecimiento que trajo  más asesinados, secuestrados y desaparecidos que en los países que sufrieron las terribles dictaduras militares, tanto en el Cono Sur como en Centroamérica. La supuesta pacífica nación mexicana en el horror desde entonces.

               En el corto hay una presencia muy acentuada de José Reveles- quien también fue el maestro de ceremonias-, ya que ha sido uno de los periodistas que han denunciado con mayor insistencia y tino las agresiones a los opositores de  regímenes anteriores. Es indispensable que dicha filmación se difunda ampliamente en los medios públicos actuales.

Hicieron uso de la palabra varios funcionarios, entre ellos la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y obviamente el subsecretario encargado de estos asuntos de protección en derechos humanos, Alejandro Encinas, militante de izquierda hace años. Y estuvieron personajes como la jefa del gobierno CdMx, Claudia Sheinbaum.

Para Martha Alicia Camacho, quien vio desaparecer a su pareja y no hay hasta ahora ninguna aclaración al respecto, no obstante que ha documentado el levantón, los cinco anteriores encargados de dar resultados no lo han hecho, entre ellos quien recientemente renunció a Gobernación alegando que se le limitaron los recursos, Jaime Rochín, funcionario que  nunca cumplió sus promesas. También señaló que ni la CNDH ni  la desaparecida Femospp efectuaron su labor.

La sustancial y precisa intervención de Alberto Hijar Serrano- un funcionario lo nombró como  Hijár-,  integrante de las Fuerzas de Liberación Nacional de Monterrey, quien fue recluido en dicho lugar junto con 11 compañeros y que salvaron la vida,  mostró el espíritu indoblegable de aquellos combatientes.

Señaló que las tácticas de la Brigada Blanca fueron adoptadas de un cuerpo de alta especialización en seguridad nacional de los Estados Unidos, lo que muestra claramente la dependencia de las autoridades mexicanas a las yanquis.

Hizo un relato histórico desde el alzamiento de Yanga, los guerrilleros como Guadalupe Victoria, “reconocido como el primer Presidente de México con todo y su nombre clandestino”; quienes participaron contra las intervenciones francesa y yanqui;  los que se incorporaron a las divisiones del Norte y el Ejército Libertador del Sur;  obviamente los magonistas y las comunidades que se han levantado en armas contra la represión del Estado despótico. Todos ellos, afirmó Alberto, han mostrado los nuevos caminos.

Pidió no parar en la investigación, la documentación, la difusión, la movilización de la memoria histórica.

Rememoró el también crítico de arte, a uno de los presentes, Mario Cartagena, El Guaymas, a quien le amputaron una pierna por tortura y desatención en el Hospital Militar, lo cual trajo una ovación abierta y sin protocolos. También mencionó a Eduardo Treviño, asesinado el 10 de junio de 1971 y dijo que una prepa popular lleva su nombre,  y a Víctor Manuel Guajardo, secuestrado hace años.

Recordó que sigue pendiente hacer justicia  por  las matanzas de El Charco, Aguas Blancas, Tlatlaya, Apatzingan, Nochixtlán, el asesinato de Samir Flores (en este sexenio) y traer de regreso a Lucía Andrea Morett, sobreviviente del ataque yanqui en Sucumbíos, algo que debe llevar a cabo la secretaría de Relaciones Exteriores.

Terminó Hijar: “Ni perdón ni olvido. Castigo a los asesinos. Libertad y consulta de expedientes y archivos. Fin del fuero militar de hecho. La lucha sigue”.

Encinas recordó como en 2006 (él era jefe del Gobierno capitalino)  se abrió la nómina del Metro para dar a conocer dónde cobraban  Los Halcones, y  ahora lo harán con archivos  en el  lugar donde se realizó la ceremonia pero asimismo en Tlaxcoaque, el capo militar Número Uno y en Santa Lucía, entre otros.

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