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Foto: PAN

Por Jorge Meléndez Preciado

            Periodistas Unidos. Ciudad de México. 14 de noviembre de 2020.- El segundo partido más añejo de nuestra historia moderna, el PAN (16 de septiembre de 1939), fundado por el intelectual y financiero, Manuel Gómez Morín, que tenía entre uno de sus lemas básicos, “El bien común”, se ha convertido en un receptáculo de individuos de poca monta, legisladores filmados en bacanales, representantes populares que gestionan “moches para obtener prebendas y hasta de negociantes que esperan millonadas para hacer política o dedicarse a la dulce vida.

            Luego de la campaña de Luis H. Álvarez en 1986, a la gubernatura de Chihuahua, donde le hicieron fraude en el sexenio de Miguel de la Madrid, y la gran batalla que protagonizó Manuel de Jesús Clouthier, en 1988. a la presidencia de la República, todo fue para atrás.

            Tanto así que uno de sus supuestos teóricos y políticos, el señor Fernández de Cevallos, lo mismo abandonó durante dos meses su candidatura presidencial en 2004, para que ganará Ernesto Zedillo, que antes ya se le conocía al mal llamado “Jefe Diego” como “La Ardilla”, ya que no salía de Los Pinos durante el salinato.

            Después han venido las decepciones, tantas que en algunos estados el PAN llega al cuarto o quinto lugar en la votación. Y ahora, para no mostrar su debilidad, está a punto de aliarse en los siguientes comicios con la organización empresarial, Sí México, igual que el PRD y el PRI.

            Ello, por desgracia para las huestes albiazules, hará una reedición del proyecto peñista, el Pacto por México, aunque ahora comandado por una serie de personajes empresariales que continuamente han apoyado y hasta manipulado a esta agrupación que tuvo militantes ilustres: Maquío (Manuel de Jesús Clouthier), Felipe Calderón padre, Gerardo Medina Valdés, Bernardo Batis, José Ángel Conchello y Jesús González Schmall, entre muchos otros.

            El miércoles nos enteramos (periódico Reforma del mismo día) que el panista Rafael Caraveo recibió sobornos en la administración de Enrique Peña Nieto por varios millones de pesos. La mayoría proporcionados por cercanos a Emilio Lozoya. Algo que seguramente, y contra lo que ha querido ocultarse es parte de la operación de Odebrecht.

            Según Caraveo fueron 15 ocasiones, en las que, por órdenes de senador panista, José Luis Lavalle, recibió paquetes y/o maletas conteniendo billetes de quinientos pesos.

            Los lugares de las entregas eran en la calle de Montes Urales, donde Pemex tenía una oficina alterna, o cerca de las oficinas legislativas en las cuales trabajaba Rafael.

            Uno de lo que hicieron dichas entregas, fue José Velasco Herrera, jefe de ayudantes de Emilio Lozoya. Aunque como es algo común, el señor Velasco falleció de un paro cardiaco en 2013. Cualquier similitud con serie televisiva o novela policiaca, es mera coincidencia.

            Entre las campañas que se financiaron estuvieron una de Campeche. Y en una ocasión se le indicó al señor Caraveo que se le entregaban 13 millones de pesos. 

            En 2014, recuerda, el señor Rafael, acudió, junto con Guillermo Gutiérrez Badillo, a Montes Urales, secretario del entonces gobernador Francisco Domínguez- ex gobernador de Querétaro-  para que le entregarán más remesas en sendos maletines. Y en algunas ocasiones, estuvo presente Francisco Olascoaga, jefe administrativo de Pemex.

            Para el declarante, todo estaba, además, supervisado por el cerebro y operador principal de Enrique Peña Nieto, el hoy profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Luis Videgaray, creador y ejecutor del famoso Pacto por México.

            Antes de estas andanzas, Caraveo señala que José Luis Lavalle lo contrató para que administrara las empresas Karimis Textil y Appareal México. En 2009, lo incorporó a la secretaría de Desarrollo Social y en 2012 lo hizo secretario técnico de la Administración en el Senado.

            Ahora se encuentra en graves problemas, ya que la política se ha vuelto no una batalla de ideas, sino un juego de posiciones donde quien más gasta es el que tiene mayores oportunidades de triunfar.

            Una muestra que las próximas elecciones, no obstante, los miles de millones de pesos que aportemos de nuestros bolsillos, por medio del IFE, servirán de poco, ya que, por cada peso controlado por la autoridad electoral, habrá cinco más, cuando menos, que lleguen a las manos de los candidatos.

            Por eso tiene razón Anabel Hernández, colaboradora semanal de Aristegui Noticias, Pemex le ofrecía sus buques a los narcotraficantes para que los usaran en la transportación de droga. Eso muestra que los pequeños submarinos elaborados para el trasiego de estupefacientes es un juego de niños.

            Y por eso ahora a los partidos: PAN, PRD y PRI les dirán en Monterrey quiénes son sus candidatos, qué hacer y cómo los van a financiar sin que el IFE tenga posibilidades de supervisar el gasto electoral.

            ¿Alguien creerá que en México hay democracia?

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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