Por Humberto Musacchio
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 16 de agosto de 2024.- Las relaciones con Estados Unidos nunca han sido del todo satisfactorias y, ahora, cuando está por terminar el sexenio de AMLO, parecen estar enfangadas en más de un asunto, pero en el lodazal destaca el reciente secuestro de El Mayo Zambada y las versiones que hay alrededor del hecho.
Un buen día, Zambada, poderosísimo y siempre desconfiado, acepta mansamente acompañar a Joaquín Guzmán López, conocido como El Güero o El Chapito, hijo de El Chapo Guzmán, quizás el más relevante competidor suyo. El motivo del viaje era asistir el 25 de julio a una reunión con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y su adversario, Héctor Melesio Cuén Ojeda, junta en la que El Mayo y El Chapito fungirían como mediadores en el conflicto por el control de la Universidad “Autónoma” de Sinaloa, de la que Rocha y Cuén fueron rectores.
Pero el presunto narcoarbitraje no se produjo, pues dicen que Rocha Moya se marchó ese día a Estados Unidos, Cuén Ojeda fue asesinado y Zambada, según su propia versión, fue derribado, encapuchado y esposado, pese a que llevaba cuatro guardaespaldas, uno de los cuales era José Rosario Heras, comandante de la Policía Judicial del estado, quien desapareció ese mismo día, al igual que los otros pistoleros.
Sobre la muerte de Cuén hay dos versiones: una dice que fue liquidado en la reunión a la que convocaron a su jefe y, otra, difundida por las autoridades mediante un video, afirma que el homicidio fue cometido en una gasolinería “para robarle su camioneta”, pero el video no muestra los rostros de quienes iban a bordo del auto ni prueba nada relacionado con el caso.
Por su parte, El Mayo, una vez sometido, fue puesto en una avioneta Cessna que despegó de Rancho de Lazareto, de Culiacán, Sinaloa, y lo llevó a El Paso, Texas, o bien, fue trasladado a Hermosillo para pasarlo a un avión de mayor potencia para trasladarlo a Estados Unidos, donde Joaquín Guzmán se entregó a las autoridades y Zambada fue entregado a las mismas en calidad de bulto, todo, con base en la presunta carta de El Mayo y las declaraciones de Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México. El mismo día, Rocha Moya, quien acababa de regresar de unas vacaciones, extrañamente se tomó otro asueto y viajó a Los Ángeles con varios integrantes de su familia en un avión de la empresa Servicios Ejecutivos Aéreos Viz, prestado por el generoso dueño del Grupo SuKarne. Al día siguiente, el gobernador volvió a Sinaloa y declaró que había decidido el nuevo periplo porque todavía le faltaban “vacaciones por tomar” y que se fue porque “no estaba enterado” de la reunión de políticos y narcos: “Yo no sabía de esa reunión ni tenía por qué estar enterado”, dijo, como si el gobernador del estado fuera otra persona.
El político sinaloense agregó que no será citado a declarar porque “no es parte de ese momento” (el de la reunión y la emboscada) y dijo ignorar si la aeronave del secuestro salió de Culiacán. Sobre la participación de un comandante de la Judicial como guardaespaldas de El Mayo, expresó ante los periodistas que difícilmente se puede conocer lo que hacen los policías estatales y que a él nadie se lo había informado, para coronar su declaración de ineptitud en forma cantinflesca: “Se ha dicho mucho que allá, que acá, que no cabía, que sí cabía”.
También a modo de homenaje a Mario Moreno, el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, declaró sobre el forzado viaje de El Mayo: “No fue un avión de Estados Unidos, no fue un piloto de Estados Unidos, no fueron nuestros agentes, de (sic) nuestra gente en México”. Y sobre el piloto, agregó: “No es empleado de Estados Unidos ni ciudadano de ese país”. Pues sí, mi chato, pues de lo desconocido, pos ora sí que quién sabe si alguien sabe, pues el pobrecito gobierno gringo no tiene dinero para alquilar un avión y pagarle a su piloto.
Lo más lamentable es que el caso se abordó en la mañanera ¡dos semanas después de ocurrido!, ante lo cual el Presidente y la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, reconocieron desconocer los hechos y no haber sido informados. Y, todo, mientras en el reparto de materia excrementicia se mencionaban las diez o 12 visitas que ha hecho el mandatario mexicano a Badiraguato, capital planetaria del narcotráfico.
Como que se requiere aclarar el asunto.