Periodistas Unidos. Ciudad de México. 04 de enero de 2022.- En 2023 continuará la misma tónica económica que hemos tenido en estos años recientes, de altas tasas de interés y austeridad fiscal, que acentúan los problemas estructurales de rezagos productivos que aumentan precios y el déficit de comercio exterior, lo que lleva a la economía a un estancamiento con inflación prolongado y no transitorio.
Continuarán creciendo los requerimientos de entrada de capitales que se dificultarán ante el alza de la tasa de interés externa y la vulnerabilidad de los mercados de capital y de divisas, lo que llevará a que la tasa de interés interna siga creciendo. Ello aumentará la insolvencia y desestabilizará al sector bancario-financiero, así como el mercado de capitales y el tipo de cambio nacional. Además, el aumento de la tasa de interés incrementa el costo de la deuda y el déficit público, el cual también aumentará por la menor recaudación tributaria derivada de la caída de la actividad económica. Ante la insistencia del gobierno de evitar déficit fiscal, continuará con los recortes presupuestales que contraerán más la actividad económica, además de incrementar el desempleo, la pobreza y la desigualdad del ingreso y la riqueza. Los problemas de migración hacia Estados Unidos seguirán latentes y el gobierno se verá obligado a instrumentar políticas para apoyar a los que se quedaron sin percibir ingresos para evitar mayor delincuencia y el descontento social que de ello se deriva, lo que comprometerá su austeridad fiscal y las calificaciones que recibe por parte de las calificadoras internacionales que tanto le preocupan al gobierno.
A pesar de los flujos de inversión extranjera directa que el país recibe y recibirá para aprovechar el litio, como las ventajas de ser vecino de la principal economía del mundo, ello no revertirá la tendencia decreciente de la economía nacional. Quien gana de ello son las empresas transnacionales no el país, ni los trabajadores. A pesar de que el gobierno ha declarado que el litio, como el petróleo y la electricidad deben ser para la nación, se verá obligado a aceptar mayor participación de la inversión extranjera en tales sectores ante la necesidad de divisas para encarar las presiones sobre el sector externo, el pago de la deuda externa y para mantener la estabilidad del tipo de cambio.
El conflicto Rusia-Ucrania seguirá presente con los problemas de abasto de insumos estratégicos y de alimentos para el resto del mundo, manteniendo los altos precios de estos productos. El Covid -19 seguirá también generando problemas a la población y podrá plantear nuevos confinamientos en algunos países repercutiendo en detrimento de la dinámica económica. Habrá desaceleración de la economía mundial derivada de las políticas antiinflacionarias de alzas de la tasa de interés y recortes presupuestales que contraerán el comercio mundial, lo que afectará las exportaciones del país.
La problemática económica actual de estancamiento con inflación y la desaceleración económica mundial que se avecina, cuestionan la política predominante de alta tasa de interés y austeridad fiscal, debido a que están acentuando los problemas de oferta (escasez de productos y baja productividad) que están detrás de la inflación y del bajo crecimiento económico y por la insolvencia que enfrentan las familias y empresas. No hay voluntad política por parte de las autoridades del país de evitar tal situación. Continúan con una política que favorece al sector financiero, a pesar de los impactos negativos que ocasiona para el resto de la economía, que terminarán actuando contra el propio capital favorecido por dicha política económica. La reducción del ingreso de empresas e individuos incrementa la incapacidad de pago de la deuda de tales sectores y conduce a una crisis de deuda y a la inestabilidad bancaria. El contexto inflacionario predominante dificultará flexibilizar la política monetaria y fiscal para hacer frente a la desaceleración económica. Mientras no cambie la política económica de alzas de la tasa de interés y los recortes presupuestales, seguiremos de mal en peor.
La reducción de la inflación en el 2023 será diferenciada entre los países. Bajará más en Estados Unidos y en aquellos pocos países que tienen mayores márgenes de maniobra para encararla, a diferencia del resto que continúa con políticas económicas de alta tasa de interés y recortes presupuestales que contraen la producción y continúan con la escasez de productos que incrementan precios. Ello llevará a que sus bancos centrales continúen con alzas de la tasa de interés, lo que frena su actividad económica e incrementa la insolvencia. Seguirán acentuándose las diferencias de crecimiento y desigualdad entre los países, quedándose rezagados la mayoría de las economías respecto a las más exitosas. Se agudizará a su vez el descontento político en muchos países, como en el nuestro, contra los gobiernos que no atienden las necesidades y demandas de la población.