Por Arturo Huerta González
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 17 de julio de 2024.- A fines de junio 2024 se presentó la Declaración de la Comisión Independiente para la Igualdad con Justicia Fiscal, por parte de economistas llamados independientes, cuyo objetivo es “promover las reformas necesarias para que el Estado mexicano tenga un sistema fiscal justo, equitativo y eficiente, que sea un motor para la prosperidad compartida y el desarrollo sostenible…y que la recaudación tributaria y de otros ingresos recurrentes sean suficiente para lograr los objetivos de un desarrollo”. Dicho documento se pronuncia por un sistema fiscal justo “que sea motor para la prosperidad compartida y el desarrollo sostenible”. Ello lo ubican “en un contexto donde las finanzas púbicas mantengan un equilibrio y eviten el endeudamiento excesivo”. En principio, su propuesta se inscribe dentro del planteamiento neoliberal de equilibrio fiscal y no endeudamiento, lo que implica que la política fiscal no podrá actuar en forma contra-cíclica y que sea motor de crecimiento, ni podrá estimular la creación de empleo, ni fortalecer a las micro y pequeñas empresas como proponen, por lo que seguiremos en el contexto de cuasi estancamiento en el cual ha estado la economía nacional en las últimas décadas desde que dicha política viene predominando.
Señalan que “los recursos fiscales del gobierno no son suficientes para que el Estado mexicano cumpla con sus crecientes obligaciones”. Al respecto hay que señalar que un gobierno soberano tiene el control del dinero y el gobierno mexicano lo tiene a pesar de la autonomía del banco central. No tiene límites financieros, puede gastar lo que quiera en todo aquello que se produzca en su moneda. Los límites del gasto están en función de la capacidad productiva existente en la economía, y no más allá de ello poque generaría inflación y déficit de comercio exterior. Un gobierno soberano no requiere de ingresos tributarios para gastar, simplemente gasta en su moneda. Los impuestos no pueden aumentarse en contexto de no crecimiento económico, pues más se contraería la demanda y la actividad económica. En dado caso hay que gravar al sector bancario-financiero y a los que más tienen para reducir la desigualdad de la riqueza existente.
El gasto es el que genera el ingreso. Al gastar más el gobierno, incrementa el ingreso nacional y por ende la recaudación tributaria y así estaría financiando el gasto que impulsó el crecimiento económico. El gobierno al gastar crea dinero, el cual es necesario para impulsar el proceso productivo y la generación de empleo. Esto invalida lo que el documento afirma que “el espacio fiscal se ha reducido de manera alarmante en los últimos años”. El espacio fiscal para ellos está determinado por la disposición de ingresos. Sin embargo, el espacio fiscal no lo determinan los ingresos públicos, sino la disponibilidad de recursos con que cuenta la economía, por lo que su gasto debe encaminarse hacia aquellos sectores que tengan capacidad ociosa, como a incrementar capacidad productiva que satisfaga la demanda generada por el mayor gasto público.
El documento señala que hay que “asegurar la solidez y sostenibilidad de las finanzas públicas”. Cabe decir que la solidez y la sostenibilidad de las finanzas públicas no lo da el equilibrio fiscal, ni la baja relación de endeudamiento, sino hay que evaluar la política fiscal en torno a su impacto en la actividad económica y en el empleo. El equilibrio fiscal ha contraído la actividad económica, el ingreso nacional, ha incrementado la informalidad, el subempleo, lo que mantiene baja recaudación tributaria y obliga a aumentar el gasto social para paliar los problemas de miseria generados por dicha política, lo cual presiona sobre las finanzas públicas, impidiendo el equilibrio fiscal y la baja relación de endeudamiento, por lo que no se logra la solidez buscada de las finanzas públicas.
La solidez y sostenibilidad de las finanzas públicas se logra cuando se encamina a alcanzar el pleno empleo sin causar inflación y déficit de comercio exterior, lo que incrementaría el ingreso nacional y la recaudación tributaria que evitaría caer en creciente endeudamiento.
El documento tenuemente habla de “una coordinación con la política monetaria, especialmente por medio de las políticas de gasto público”. No especifican que tipo de coordinación. Se requiere que la política monetaria acompañe el gasto público. Que el banco central compre deuda pública a baja tasa de interés directamente al gobierno, para que éste gaste lo suficiente para el cumplimiento de los propósitos nacionales, sin generar inflación, ni déficit de comercio exterior, pero ese planteamiento no pasa por los economistas neoliberales firmantes de dicho documento.
Otro pronunciamiento del documento es el de “eliminar las fragmentaciones e inequidades en los sistemas de pensiones contributivas actuales, reformar estos sistemas para asegurar su sustentabilidad fiscal y lograr que no absorban el espacio fiscal requerido para lograr los objetivos prioritarios del gasto social”. Es un tema importante. En noviembre de 2018 se presentó una Iniciativa de Ley en el Congreso respecto a poner un tope a todas las jubilaciones en el país, para no tener jubilados de primera, que descapitalizan y sobre endeudan a Pemex y la CFE y al gobierno y otras instituciones y dicha Iniciativa ni siquiera pasó a Comisiones y sobre ese tema se tiene que tomar decisiones.
El documento no se pronuncia por crecer hacia el mercado interno, debido a que para ello el gobierno tendría que trabajar con gasto público deficitario y como ellos se oponen al déficit, están por que siga el principio neoliberal de equilibrio fiscal, por lo que se manifiestan por resaltar el “potencial” que ofrece el nearshoring. No proponen instrumentar política industrial y agrícola para impulsar la sustitución de importaciones para generar efectos multiplicadores internos, reducir el déficit externo y los requerimientos de entrada de capitales. Siguen apostando en el crecimiento hacia fuera que no ha impulsado el crecimiento del país, y menos lo hará en el contexto de desaceleración del comercio mundial, el cual en el primer trimestre de este año solo creció al 1%.
Se pronuncian contra la deuda debido a que la “tienen que pagar las siguientes generaciones” De nuevo es el enfoque convencional de que la deuda es mala porque endeudada a las próximas generaciones. No toman en cuenta el impacto sobre el crecimiento económico que genera el mayor gasto público derivado de la mayor deuda, lo que incrementaría el ingreso de empresas e individuos, por lo que el pago de la deuda no sería una carga para ninguno, pues verían incrementado el ingreso, lo que no hubiera acontecido de no haberse endeudado el gobierno para gastar más.