Primero de mayo y las nuevas batallas de trabajadores
Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 04 de mayo de 2022.- Hace 136 años la masacre en Chicago (Estados Unidos) contra los trabajadores, corroboró los sabido por todos aquellos que antes y hoy sabían que no era el capital la forma de salir de la pobreza, sino más bien acentuarla como ahora en tiempos neoliberales e internéticos.
En México, desde 1913 se realizan manifestaciones para conmemorar dicha gesta que reivindica a los hacedores de riqueza, los que llevan a cabo el trabajo, y el artículo 123 ha planteado una serie de condiciones que no se cumplen, ya que el salario, por ejemplo, nunca ha sido para darle las condiciones necesarias a las familias de una auténtica supervivencia, una morada digna y posibilidades de recreación y cultura.
Hemos visto a través de décadas muy variadas manifestaciones, desde las borregunas de la CTM, la que lanzó una bomba molotov en el sexenio de Miguel de la Madrid hasta las muy agresivas de los núcleos magisteriales.
Las reclamaciones son por una vida digna en todos sentidos para quienes edifican todo, incluyendo las nuevas tecnologías. Pero siempre las demandas han quedo sin resolver, ni siquiera en este sexenio, donde el salario mínimo ha subido como nunca: 22 por ciento este año y 82 por ciento en la presente administración, algo sin igual.
Pero muestro país tenía las remuneraciones más bajas de Latinoamérica, aunque no se mencionaba.
Además, en México se laboran más horas y hay menos jornadas de descanso para sus trabajadores (El Universal, 1 de mayo). No se diga que muchos de los obreros hacen de tres a cuatro horas en transportes para ir y regresar de casa. ¡El desgaste y la precarización al máximo!
En una nueva administración han existido pocos avances y muchas reiteraciones. La vieja y caciquil CTM ha perdido sus contratos de trabajo en la General Motors de Silao, Guanajuato; y la Nissan, en Aguascalientes, por ejemplo. Pero el mafioso sindicato de Pemex sigue en manos de Ricardo Aldana, quien utilizó millones de pesos de dicha institución para la campaña de Francisco Labastida Ochoa, del PRI, en el año 2000.
Por cierto, en un acto en la petrolera estatal: abuchearon, tanto a Adán Augusto, secretario de Gobernación, como a Octavio Romero, de la empresa citada, aunque Pemex obtuvo utilidades, por primera vez en años, de 122 mil millones de pesos.
La marcha al Zócalo este año fue variopinta, ya que resultó muy parca, con reclamos de personajes como el antiquísimo líder del Sindicato Telefonista, Francisco Hernández Juárez, quien afirmó que ellos votaron por el cambio en 2018, pero esto no ha traído mejoramientos en las acciones sociales, ni diálogo con el gobierno actual. Algo en lo que coincidieron los maestros de la CNTE, quienes concluyeron con un baile.
Hubo asimismo, la participación de los jóvenes, del colectivo Tenemos que hablar, quien planteó audazmente: un Sindicato Nacional de Medios de Difusión. Y sentenció: “La explotación laboral mata periodistas”.
Hay que señalar: de 1980 a 2007, el número de obreros aumentó de mil 900 millones a tres mil 100 millones. Pero ello no ha elevado su calidad, fuerza y decisión en los asuntos principales mundiales. Desgraciadamente no ha sido una clase para sí como lo planteaba Carlos Marx, con el fin de lograr su emancipación y la transformación del mundo.
México es uno de los países donde el sindicalismo organizado es muy raquítico, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La toma de nota y los contratos anticipados, entre otras cuestiones, lo han impedido.
El IMSS plantea que hay 21 millones afiliados a la mencionada institución. Pero 31. 6 millones están en la informalidad. Y el caso de las mujeres ha empeorado en el trabajo, en muchísimos sentidos, al decir de ejecutivas de trasnacionales.
Debemos anotar que el 84 por ciento de los que laboran, prefieren realizar sus actividades de manera híbrida; o sea, más en casa que asistir a sus establecimientos.
Es cierto, no podríamos decir que los trabajadores van desapareciendo, ni que la gran película de Elio Petri (1971): La clase obrera va al paraíso, donde se plantea que todos está perdido, es lo actual, aunque si se necesitan nuevas formas de agrupación, organización y darle sentido a la batalla de los trabajadores.
Que las nuevas tecnologías han mellado la cohesión y fuerza de los trabajadores, ya los planteaba, Günter Wallraff en: Con los perdedores del mejor mundo, donde censura a los nuevos oficios de repartidores de diferentes compañías, que necesitan organizarse y defenderse, a quienes ahora ya les cobran un impuesto.
No incluía, el periodista alemán, a los manejadores que ponen todos y sus compañías una simple señal digital. Ni tampoco a los neoesclavos que trabajan en trasnacionales atados a un cinturón electrónico y en ochos horas tiene 30 minutos para ir al baño y alimentarse, a riesgo de que no hacerlo así les descuenten su salario diario.
La situación del trabajo es diversa y complicada. Estudiarla, intentar organizarla y darle un cauce para que tenga la fuerza para el cambio mundial, es una necesidad de todos.
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